martes, 4 de abril de 2017

ENCUENTRO

Viviremos un encuentro personal con Dios, cuando él nos toque a la puerta le abrimos y además disfrutaremos de su presencia en la oración, y cada uno experimentará de forma diferente esto. Ya que Él no se repite para nadie, es diferente con cada uno.


Durante la semana se dio un repaso a todo lo que se ha vivido hasta el momento, ya que estamos a la mitad, y el resto de sesiones son de crecimiento espiritual, poniendo la figura de Jesús como eje principal de nuestra vida. Además las modalidades de oración son más profundas y están en la búsqueda de la presencia de Dios, de una forma más “tangible” en nuestra persona, en la medida en que hayamos hecho la oración diaria de las sesiones previas, y nos hayamos ejercitado en las modalidades y en lectura de la Biblia.

Si considera que no ha hecho “bien” los ejercicios de las semanas previas y si ha dedicado realmente pocos días para orar, probablemente le resulte mejor repetir las semanas anteriores para poder tener un corazón con amor, con fe, y además con el perdón a usted mismo y los hermanos, ya que de esa forma Dios obrará en mejor manera en su corazón. Aunque en este proceso no hay reglas, no hay “instrucciones”, y si Dios quiere presentarse a su vida en la semana 1 o en la semana 10, él lo hará! Y será maravilloso!

Recuerde que algunos obreros trabajaron desde la mañana, y otros llegaron al final de la tarde, pero el pago de Dios fue el mismo para todos (Mateo 20). 

Si avanzamos mucho o poco en este camino, no importa porque nuestro padre bueno siempre pagará con la vida eterna, no hay medidas en esto. Dios valora su amor y su esfuerzo, si llega en su juventud a Él o si llega en su vejez no importa. Lo que importa es que llegue. Sin creerse más o menos por llegar temprano o tarde Dios le ama y estará esperándole siempre.

Consejo espiritual: 

Pídale a Dios que lo escoja, ya que él es Dios y hace como Él quiere, tiene misericordia de quien tiene misericordia y muchos son los llamados, pero pocos los escogidos!. Entonces pídale que lo escoja (si así lo desea).

Oración 9 del Libro Encuentro: Manual de Oración 
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; 
don, en tus dones espléndido; 
luz que penetras las almas; 
fuente del mayor consuelo. 

Ven, dulce huésped del alma, 
descanso de nuestro esfuerzo, 
tregua en el duro trabajo, 
brisa en las horas de fuego, 
gozo que enjuga las lágrimas 
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, 
divina luz, y enriquécenos. 
Mira el vacío del hombre 
si tú le faltas por dentro; 
mira el poder del pecado 
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, 
sana el corazón enfermo, y
lava las manchas, 
infunde calor de vida en el hielo, 
doma el espíritu indómito, 
guía al que tuerce el sendero. 

Reparte tus siete dones 
según la fe de tus siervos. 
Por tu bondad y tu gracia 
dale al esfuerzo su mérito; 
salva al que busca salvarse 
y danos tu gozo eterno. 

Amén. 


Objetivo: La búsqueda de Dios cara a cara

Comenzamos siempre con lo más importante diciendo:

Te pido Señor tu presencia y ayuda, 
iniciando esta lectura y 
atención en el nombre del Padre, 
del Hijo y del Espíritu Santo.


Ejercicio de Silencio Interior

El arte de sentir

Dispongámonos a silenciar nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro corazón, con los ojos cerrados y haciendo ejercicios de respiración lenta por 2 minutos.

Este ejercicio es igualmente válido para la relajación, para la concentración y también para superar la dispersión, el nerviosismo, la fatiga o la angustia. El día en que te encuentres en cualquiera de esos estados deja de pensar, deja de inquietarte y dedícate al deporte de sentir, de percibir, no de pensar.

- Ojos: 
Colócate delante de una planta doméstica, concéntrate en ella con calma y paz. Seguramente te va a evocar recuerdos, pensamientos. Nada de pensar. Mírala, acaríciala con la mirada, siéntete acariciado por su verdor. Mantente abierto a la planta, entregado a la agradable sensación de su color. Y todo esto sin ninguna ansiedad, con toda naturalidad.

Ponte delante de un paisaje con idéntica actitud. Recíbelo todo en tu interior con agrado y gratitud: el silencio de una noche estrellada, el cielo azul, la variedad de las nubes, la frescura matinal, el rumor de la brisa, la ondulación de las colinas, la perspectiva de los horizontes, esa flor, aquella planta... Recíbelo todo en tu interior: no en confuso tropel sino individualmente, con la atención tranquila, pasiva, sin prisa alguna, sin esfuerzo, sin pensar en nada, agradecido y feliz.

Ponte delante del mar, vacíate de todo recuerdo, imagen o pensamiento y, en tus horizontes interiores, casi infinitos, recibe el mar casi infinito. Llénate de su inmensidad, siéntete profundo como el mar, azul como el mar, admirado, descansado, vacío y lleno como el mar.

- Oídos: 
Ahora, cierra los ojos, capta todos los ruidos del mundo sin esfuerzo, sin reflexión. Los ruidos lejanos, los próximos, los suaves, los fuertes, la flauta del mirlo, los gritos de los niños, el ladrido de los perros, el canto de los gallos, el tictac del reloj... Siéntelos todos con el alma abierta, tranquilamente, sin pensar quien los emite, sin permitir que ninguno de ellos se te prenda. Si los ruidos son estridentes o desagradables, no te pongas a la defensiva, recíbelos cariñosamente, ámalos, déjalos entrar y acógelos con un espíritu agradecido. Verás que son tus amigos.

- Tacto: 
Deslígate de la vista y del oído como si estuvieras ciego y sordo. Palpa suavemente, durante unos minutos, tus vestidos u otros objetos. Percibe que son suaves, ásperos, fríos, tibios... No pienses de que objeto se trata, simplemente dedícate a percibir la sensación. Hazlo concentrado, con agrado, sereno, vacío, receptivo, sin pensar, sólo sintiendo.

- Olfato: 
Desconecta de los restantes sentidos y dedícate a sentir los diferentes perfumes de las plantas y de cada uno de los objetos detenidamente. Todo esto hay que hacerlo sin esfuerzo, sin crisparse.


Esta semana, buscaremos la presencia de Dios:

- Suponemos que estamos en un proceso de purificación, donde hemos sentado las condiciones para avanzar hacia la intimidad con el Señor.

- Nos disponemos a lanzarnos al mar de Dios, para cultivar el trato de amistad con Aquel que sabemos que nos ama! En una relación directa Tú-yo.

- “Si alguien me abre la puerta, entraré; y cenaré con él y él conmigo; una cena que recrea y enamora”

- Mientras más vacíos estemos con silencio interior, más puro y profundo será el encuentro con Él.

- Un encuentro es un momento donde se juntan dos interioridades en el silencio, en la fe, en el amor.


Utilizando la modalidad de oración: Lectura rezada, asumamos como nuestras y con mucha devoción las siguientes palabras de la oración.

Oración 7 del Libro Encuentro: Manual de Oración 
TU ROSTRO BUSCO, SEÑOR

Deja por un momento tus preocupaciones habituales, hombre insignificante; entra por un instante dentro de ti mismo, alejándote del tumulto de tus pensamientos confusos 
y las preocupaciones inquietantes que te oprimen. 
Descansa en Dios por un momento, descansa sólo un instante en El. 

Entra en lo más profundo de tu alma; aleja de ti todo, excepto a Dios y lo que te pueda ayudar a encontrarlo. 
Cierra la puerta de tu habitación, y búscalo en el silencio. 
Di a Dios con todas tus fuerzas, díselo al Señor . 
“Busco tu rostro. Tu rostro busco, Señor”. 

Y ahora, Señor y Dios mío, enséñame cómo y en dónde tengo que buscarte, en dónde y cómo te alcanzaré. 
Si no estás en mí, Señor, si estás ausente, ¿en dónde te encontraré? 
Si estás en todas partes, ¿por qué no te haces aquí presente? 
Es cierto que habitas en una luz inaccesible, pero ¿en dónde está esa luz inaccesible? 
¿Cómo me acercaré a ella? ¿Quién me guiará y 
me introducirá en esa luz para que en ella te contemple? 
¿En qué huellas, en qué signos te reconoceré? 
Nunca te vi, Señor y Dios mío, no conozco tu rostro. 

Dios Altísimo, ¿qué hará este desterrado lejos de Ti? 
¿Qué hará este servidor, sediento de tu amor, que vaga lejos de Ti? 
Desea verte, y tu Rostro está muy distante de él. 
Desea reunirse contigo, y tu morada es inaccesible. 
Arde en deseos de encontrarte, e ignora dónde moras. 
No suspira, sino por ti, y nunca vio tu Rostro. 

Señor, Tú eres mi Dios. 
Tú eres mi Señor, pero no te conozco. 
Tú me creaste y me redimiste. 
Tú me diste cuanto tengo, pero aún no te conozco. 
Fui creado para verte, 
y aún no pude alcanzar el fin para el que fui creado. 

Y Tú, Señor, ¿hasta cuándo nos olvidarás, 
hasta cuándo esconderás tu rostro? 
¿Cuándo mirarás hacia nosotros? 
¿Cuándo nos escucharás? 
¿Cuándo iluminarás nuestros ojos y nos mostrarás tu Rostro? 
¿Cuándo responderás a nuestros deseos? 

Señor, escúchanos, ilumínanos, revélate a nosotros. 
Atiende a nuestros deseos, y seremos felices. 
Sin ti, todo es fastidio y tristeza. 
Compadécete de nuestros trabajos 
y de los esfuerzos que hacemos para llegar a Ti, 
ya que sin Ti nada podemos.

Enséñame a buscarte, muéstrame tu Rostro, 
porque si Tú no me lo enseñas no te podré encontrar. 
No te podré encontrar si Tú no te haces presente. 
Te buscaré deseándote, te desearé buscándote. 
Amándote te encontraré. Encontrándote, te amaré. 
Amén. 


Canto 36 del Libro: Cantoral del Tallerista
OH DIOS, TU MERECES UN HIMNO EN SIÓN
(Salmo 65)

Oh Dios, Tú mereces un himno en Sión,
Oh Dios, Tú mereces un himno en Sión,

Tú que afianzas los montes con tu fuerza
ceñido de poder.
Tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.

Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales.

Rezuman los pastos del páramo
y las colinas se orlan de alegría,
las praderas se cubren de rebaños
y los valles se visten de mieses
que aclaman y cantan.



PALABRA DE DIOS

La palabra de Dios es luz que ilumina, pan que alimenta, fuego que da calor, camino que guía, es vida eterna. El texto Bíblico es tomado esta semana del evangelio de Juan

- Lo que van a escuchar es un discurso de Jesús en el Cenáculo en la última noche, lleno de intimidad. Y nosotros queremos entrar en una gran intimidad también.

- En la parábola de la viña, Jesús acaba diciendo: sin mí no podéis hacer nada;

- Se habla de la relación íntima entre Jesús y el Padre, del amor, de la alegría.

Abramos nuestros ojos, nuestras mentes y sobre todo nuestros corazones, con la ayuda de Dios, y acojamos estas palabras (anotando en nuestro cuaderno espiritual aquellas palabras que más me hablen especialmente a mí):

Juan 15 (1 - 17)
La vid verdadera

(1) »Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. 
(2) Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más. 
(3) Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. 
(4) Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí.
(5) »Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. 
(6) El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego.
(7) »Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará.
(8) En esto se muestra la gloria de mi Padre, en que den mucho fruto y lleguen así a ser verdaderos discípulos míos.
(9) Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el amor que les tengo. 
(10) Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
(11) »Les hablo así para que se alegren conmigo y su alegría sea completa. 
(12) Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros como yo los he amado a ustedes. 
(13) El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos. 
(14) Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.
(15) Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. 
(16) Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. 
(17) Esto, pues, es lo que les mando: Que se amen unos a otros.


Reflexión personal:
¿Qué me dice a mi este texto que acabo de leer?
(a cada persona nos dice diferentes cosas)

A mí me dice:

Que Dios no nos da un catálogo de frutos ni hace una lista de buenas obras. La expresión dar fruto aquí comprende toda la actividad interior y exterior del discípulo. El fruto está en permanecer unido al maestro como el sarmiento a la vid. Así  este texto rompe los conceptos clásicos de relación entre un maestro y su discípulo. La unión del sarmiento con la vid no es una mera intercomunicación de amistad; quiere expresa la dimensión de comunión existencial que Jesús vive con el Padre para que los discípulos comprendan  la de ellos mismos con Jesús y que “fuera de mi no podéis hacer nada” seremos sarmientos secos destinados al fuego si no permanecemos unidos a El.

También la poda es un proceso de transformación que conlleva riesgo y dificultad. Debo permanecer en él, para que mi alegría sea completa!. En esta situación de intimidad, de amistad, de amor hasta el extremo que Jesús vivía en la última cena, nos recuerda que todo lo que pidamos al Padre, él nos lo concederá. En este contexto de relación  con Jesús siempre seremos escuchados.

La vid y los sarmientos son la misma cosa, poseen la misma “genética”: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Lo que hace que la vid y los sarmientos sean la misma cosa es la savia, porque juntos damos fruto. Aquí está la “potencialidad” de vivir lo mismo que Jesús vivió, la invitación constante de Jesús, una y otra vez.


MODALIDAD DE ORACIÓN

Para ver el video en Youtube (Kefas - Hombres en Cristo), en la voz del Padre Ignacio Larrañaga, hacer clic en "ORACIÓN DE ELEVACIÓN"

La Oración de elevación es realmente de adoración: Tu Dios mio y yo, a solas los dos. Antes se llamaba Oración de “salida y quietud” porque en ella el alma, apoyada en una oración, se eleva a Dios y de alguna manera sale, y queda unida y quieta en Dios.

En este ejercicio después de una preparación, haremos un silenciamiento (muy importante para esta modalidad) y se pronuncia mentalmente o en voz suave una frase por ejemplo “Tú eres descanso” y habrá un silencio por un minuto. Durante ese minuto no hay que entender la frase, ni meditar en ella, sino que estaremos en ADORACION y no debe haber actividad analítica, como quien escucha una resonancia, estando la atención inmóvil, compenetrada posesivamente, identificada adhesivamente con la sustancia de la frase, que es Dios mismo.

Apoyado en la frase, el yo sale hacia el TU, Al asumir y vivenciar el significado de la frase, ésta toma tu atención, la transporta y deposita en un TU. Hay, pues, un movimiento o salida. Y así, todo yo queda en todo TU. Queda fijo, inmóvil. Hay, pues, también una quietud. Quiero decir: no debe haber movimiento mental. Es decir, no debes preocuparte de entender lo que la frase dice. En todo entender hay un ir y venir. Nosotros, ahora, estamos en adoración. No debe haber, pues, actividad analítica.

Al contrario; la mente, impulsada por la frase; se lanza hacia un TU, quieta y adherida, admirativamente, contempladora posesivamente, amorosamente. Por ejemplo, si dice: “Tú eres la Eternidad Inmutable”, no debes preocuparte de entender o analizar cómo y por qué Dioses eterno, sino mirarlo y admirarlo estáticamente como eterno.

Después de silenciar todo el ser, haz presente en la fe a Aquel en quien existimos, nos movemos y somos. Comienza a pronunciar las frases en voz suave. Trata de vivir lo que la frase dice hasta que tu alma quede impregnada de la sustancia de la frase.

Enseguida habrá otra frase, “Dios mío, mi alma tiene sed de ti”. Un minuto de silencio. Durante ese minuto el alma se identificará enteramente con el significado de la expresión, sintiendo vivamente que mi alma se muere de sed por Dios! Mi alma llena de anhelo, se eleva hacia Ti! Deseando unirse y poseerte Dios mío.

En cada frase busca sentir la sustancia de Dios mismo, se tendrá un minuto de silencio después de cada frase, y se debe dejar que el alma se inunde de las resonancias de la frase, poniendo siempre las fuerzas en el TU.

Al final, salir del ejercicio suave y lentamente

CONSEJOS:

El silencio mental es vital para este ejercicio y para la oración, se busca el encuentro! No completar el ejercicio en sí mismo!, es decir : igual que cuando tenemos una foto de nuestro amado o amada para recordarlos, y su presencia en nuestra vida, pero en el momento que vemos al amado, la foto ya no tiene importancia, de igual manera busquemos que las frases nos conecten a Dios, para sentirlo a él, busquemos el encuentro! Es decir que si en la primer o segunda frase encontré su presencia, probablemente mi oído continúe oyendo las frases, pero ya no escucho, porque estoy en su presencia! O quizás lo logre hasta las últimas frases, o quizás no lo logre la primera vez que me ejercite en esta modalidad, sino hasta una cuarta o quinta vez!.

PRACTICA DE LA ORACION:

Con los ojos cerrados escuchar el audio sobre silenciamiento en la voz del Padre Ignacio Larrañaga en Youtube (Carlos Manuel Del Rosario Del Rosario) al hacer clic en "SILENCIAMIENTO MENTAL"

El enemigo es la dispersión, que se da cuando las emociones te dominan, la ansiedad te oprime, la frustración te amarga, los proyectos te inquietan. Sentimientos y resentimientos, vivamente fijados desintegran tu unidad interior. Te sientes como un amasijo incoherente de pedazos de ti mismo que tiran en diferentes direcciones. Tú, por dividido , te sientes vencido, y por desintegrado, derrotado, incapaz de ser señor de ti mismo, desasosegado, y como dice el pueblo, infeliz.

En este estado de cosas, acudes a la oración. Dios queda ahogado entre las olas de recuerdos, miedos, anhelos y proyectos. Hay que comenzar pues, por calmar esas olas, silenciar los ruidos, controlar la dispersión y ser señor de ti mismo. De esta manera serás capáz de centrar tu atención en el Señor, en completa quietud. Pues orar, significa precisamente, sujetar la atención y mantenerla centrada en un Tú. 

El silenciamiento se hace en tres niveles:
(1) El mundo exterior
(2) El mundo corporal
(3) El mundo mental

(1) MUNDO EXTERIOR

Un conjunto de fenómenos, sucesos y cosas, se aferra a tu atención, perturba tu quietud interior, te excita y te disocia. Silenciar significa sustraer la atención a todo lo que bulle, de manera que quedes ajeno a todo, como si nada existiera. Piensa que los pájaros seguirán cantando, los motores zumbando y los niños gritando. 

Despega la atención de todo eso, como si todo lo oyeras y nada escucharas. Para ello, no te esfuerces en rechazar o expulsar de ti esos ruidos, simplemente suspende por un momento la actividad mental y deja de pensar, trata pues de desligarte, de alienarte, de ausentarte de todo lo externo, de manera que lo circundante, no te atrape.

(2) MUNDO CORPORAL

Aquí el silencio se llama relax y el verbo que se utiliza es soltar. El cerebro produce corrientes neuroeléctricas que se acumulan e instalan en diferentes partes del cuerpo. Éstas producen tensiones y agarrotamientos musculares, que consumen y queman, inútilmente energías, lo cual origina fatiga depresiva . 

La palabra clave, repito, es soltar todo lo que está atado, agarrado, en nuestro caso agarrotado. Sentirás la sensación de que tienes los nervios atados y los músculos contraídos.

Silenciar significa relajarse y relajarse significa soltar los nervios y músculos. Toma, pues, una posición cómoda: cuerpo, erecto, respira tranquilo como un señor que recorre sus territorios, imponiendo paz. 

Quieto, concentrado y sereno. Comienza por relajar la cabeza. Suelta los músculos de la frente, hasta que quede relajada, limpia, sin arrugas, afloja los párpados y los ojos hasta sentirlos flojos, casi insensibles. Suelta la mandíbula, sin apretar los dientes. Deja caer los hombros, sin encogerlos hacia arriba. Sueltas los brazos, hasta que los sientas pesados, como vacíos, como muertos. Haz lo mismo con el pecho y el vientre, con las piernas y los pies. Suelta todo: nervios y músculos.

Experimenta ahora esta sensación viva y global: "en todo mi organismo reina una gran calma". Un silencio total, siéntelo.
Enseguida ve soltando los nervios interiores, aflojándolos, relajándolos. Hazlo con cerebro, con la garganta, con el corazón, con el vientre (sobre todo con la boca del estómago), y, por último con los intestinos. Para terminar, experimenta vivamente una sensación profunda y simultánea: en todo mi ser, reina un silencio total. Siéntelo.

(3) MUNDO MENTAL

El mundo mental es una masa confusa, en la que es difícil distinguir lo que es pensamiento y lo que es emoción. Todo está entremezclado: recuerdos, imágenes, proyectos, presentimentos, criterios, anhelos, obsesiones, ansiedades. Todo tiene que quedar silenciado, también aquí deberás usar el verbo soltar o desprender. Percibirás que los recuerdos y deseos, se te prenden. Suéltalos. Déjalos. Los recuerdos alegres, tristes, indiferentes; suéltalo todo de un golpe, como cuando alguien apaga la luz de una habitación y sobreviene la oscuridad. Haz un vacío total. Detén el motor de la mente. Que quede todo en silencio.

Distingue entre tu ser y tu conciencia, como si fuera una luz que brilla en una inmensa oscuridad. Tu conciencia (es decir, tú) se da cuenta de que todo está en silencio.
En el pasado  no hay nada, todo está en silencio.
En el futuro no hay nada, todo está en silencio.
Fuera de ti, no hay nada.
Fuera de este momento, no hay nada.
Dentro de ti, tampoco hay nada.
Solo existes tú mismo, darte cuenta de ti mismo y de lo que te rodea.
Te das cuenta de que todo tu cuerpo está en silencio.
Tu cerebro está parado; tu mente apagada.
Experiméntalo todo así: tú eres tú mismo, el que percibe eres tú; lo percibido eres tú. 
Eres uno y único, diferente de todos; eres tú solo y sólo una vez (soledad, unidad, mismidad).
La noche yace sosegada, la música callada, la soledad sonora.

Se dan todas las condiciones para la “cena que recrea y enamora”. Jesús advierte: ahora te darás cuenta de que el Padre está contigo. Aquella soledad última está ocupada por el padre. El ya estaba allí antes, pero la polvareda de los ruidos, impedía percibir su presencia, ocultaba su rostro.


Cuando termine salga suave y lentamente de la presencia.



Canto 52 del Libro: Cantoral del Tallerista
TU ERES EL BIEN

Tú eres el Bien, todo Bien,
Sumo Bien,
Señor Dios, vivo y verdadero.

Tú eres fuerte, Tú eres grande, 
Tú eres Dios Altísimo,
Tú eres santo, Señor Dios único
que haces maravillas.

Tú eres humildad. Tú eres paciencia,
Tú eres seguridad,
Tú eres caridad y amor, Tú eres sabiduría.
Tú eres nuestra vida eterna,
grande y admirable Señor.


Hacer clic en "ENCUENTRO", para ver el video (4 partes) en Youtube (Regalos 40) y escuchar el mensaje maravilloso en la voz del Padre Ignacio Larrañaga, sobre el encuentro con Dios, con las siguientes ideas principales:

1. A solas contigo
2. Un pueblo de adoradores en espíritu y en verdad
3. La noche sosegada
4. Cierra los ojos y verás
5. Has silencio y escucharás
6. Estás conmigo

Encuentro.
San Juan de la Cruz, habla así: "Descubre tu presencia y maténme tu vista y tu hermosura y mira que la dolencia de amor no se cura, sino con la presencia y la figura".

Lo que dicen estos versos, eso es lo que queremos conseguir con la explicación y práctica que damos a continuación. Ustedes están aquí porque no pueden vivir sin Dios, porque buscan ardientemente el rostro del Señor, quieren encontrarse verdaderamente con el Señor, a Ustedes también los ha arrastrado aquí, aquel ardiente anhelo inesperado innumerables veces por los hombres de Dios y que se expresa con aquel grito: "muéstrame tu rostro".

Rostro de Dios, es una expresión bíblica que significa la presencia viva del Señor, significa la persona misma del Señor, tu mismo y esa presencia se hace palpable en la fe y en el amor cuando la intimidad se hace mas profunda e intensa. Esa presencia aunque siempre a oscuras se hace mas viva, o sea en la fe y el amor, en el encuentro con El, los rasgos de Dios se perciben no mas claros, sino mas vivos. La claridad no se refiere a las formas que Dios no las tiene, sino a la densidad y seguridad de su presencia.

Podría yo estar en una noche oscura con una persona a la intemperie, no nos vemos, no nos tocamos, estamos en silencio mirando las estrellas, pero yo siento vivamente su presencia, yo se que El está aquí. Uno puede apagar la sed en las aguas frescas del torrente, pero el origen de esas aguas está allá arriba en el glaciar de las nieves eternas.

De nuevo San Juan de la Cruz: " No quieras enviarme de hoy ya mas mensajero, que no saben decirme lo que quiero".

Mas allá de los vestigios, dones y gracias, el alma ansia no las aguas, sino el manantial mismo, aquel encuentro que es relación directa, yo-Tu, una comunicación de presencia a presencia, pero una vez mas una presencia entre penumbras igual que cuando el sol se derrama a través de una espesa enramada. Es el sol pero no es el sol, es un sol tamizado, derramado a través de una espesura como si fueran destellos del sol. Nosotros utilizaremos la misma palabra que utilizaba Jesús: "Adorar". 

La oración de intercesión se ruega por los enfermos, por los misioneros, los dolientes, entra todo el mundo.

En la oración de alabanza se alaba por el sol, la luna, las estrellas, en fin por todas las criaturas, entra todo el mundo.

En la adoración, desaparece todo el mundo y solo quedamos tu y yo. Y si no quedamos a solas tu y yo, no habrá encuentro. . . .  


Canto 45 del Libro: Cantoral del Tallerista
SEÑOR, BUSCAMOS TU ROSTRO

Señor, buscamos tu rostro,
en la noche de nuestra fe.
Señor, muéstranos tus estrellas aquí,
en todos los ojos sin luz.

Señor, buscamos tu rostro,
en cada ausencia de Ti;
Señor, grítanos tu presencia allí,
donde se oculta el amor.

Señor, buscamos tu rostro,
estamos sedientos de Tí;
vivir o morir, ya no importa, Señor,
si estamos unidos a Tí.


Para un encuentro que recrea y que enamora (que transfigura), San Juan de la Cruz dice que es necesario:

"Una noche sosegada (calma)
La música callada (silencio exterior)
La soledad sonora (silencio interior)"


Bendición (Números 6, 24- 26):

El Señor nos bendiga y nos guarde
Ilumine su rostro sobre nosotros,
Y se apiade de nosotros.
Nos muestre su rostro y nos conceda la Paz.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.


Hacer clic en cada uno, para leer otros temas complementarios:


PRÁCTICA SEMANAL - ENCUENTRO
ADORAR Y CONTEMPLAR: INTRODUCCIÓN
EL ENCUENTRO
UNA MUJER JUNTO AL BROCAL DEL POZO
EN LA SINAGOGA