lunes, 10 de julio de 2017

POBRES Y HUMILDES

Jesús es el pobre de Nazaret, el pobre y humilde, comenzó por renunciar a todas las ventajas de ser Dios, se sometió a todas las desventajas de ser hombre, tan igual a todos, que en Nazaret nadie supo que era hijo de Dios, no hizo alarde de nada, antes al contrario, escondió celosamente su categoría y poder.


Objetivo: Dame tu corazón pobre y humilde


Comenzamos siempre con lo más importante diciendo:

Te pido Señor tu presencia y ayuda, 
iniciando esta lectura y 
atención en el nombre del Padre, 
del Hijo y del Espíritu Santo.


Ejercicio de Silencio Interior: 

Por favor en soledad, dispongámonos a silenciar nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro corazón, con los ojos cerrados y haciendo ejercicios de respiración lenta por 4 – 5 minutos.


Canto 37  del Libro: Cantoral del Tallerista
OH SEÑOR, ENVÍA TU ESPÍRITU
(Salmo 104)

Oh Señor, envía tu Espíritu
que renueve la faz de la tierra.

Oh Señor, que mi alma te bendiga;
oh Dios, tú eres grande,
vestido de esplendor y belleza.

Sobre el agua construyes tus moradas,
oh Dios, en las alturas
y en alas de viento tú caminas.

Es el viento quien lleva tus mensajes,
oh Dios, por los espacios;
y tiene un esclavo en el fuego.

Asentaste la tierra firmemente,
oh Dios, en sus cimientos,
y no temblará por los siglos.

La cubriste del manto del abismo,
oh Dios, y allá en las cumbres
tu voz congregó a las aguas.

Les fijaste durísimas fronteras,
oh Dios, nunca más podrán
extenderse por la tierra.

Y las fuentes, Señor, por ti brotaron,
oh Dios, en las montañas
y en medio de valles se deslizan.

Junto a ellas las aves de los cielos,
oh Dios, van a morar
y alzan su canto tras las ramas.

Con los frutos que vienen de la tierra,
oh Dios, nos alimentas;
Tú haces germinar el pan nuestro.

Para darnos el ritmo de los tiempos,
oh Dios, nació la luna,
y el sol que conoce su ocaso.

Extendiste las sombras por la tierra,
oh Dios, y fue de noche,
la hora de las fieras de la selva.

Los leones que rugen tras su presa,
oh Dios, en las tinieblas
reclaman de ti su alimento.

Sale el sol, todos ellos se retiran,
oh Dios, a sus refugios;
y empiezan los hombres sus tareas.



Oración 39 del Libro Encuentro: Manual de Oración
CONVERSIÓN TOTAL

Sé que algo me estás pidiendo, Señor Jesús. 
Tantas puertas abiertas de un solo golpe.

El panorama de mi vida ante mis ojos: 
no como en un sueño.

Sé que algo esperas de mí, Señor, 
y aquí estoy,
al pie de la muralla: todo está abierto, 
sólo hay un camino libre, 
abierto al infinito, el absoluto.

Pero yo no he cambiado, a pesar de todo. 
Tendré que tomar contacto 
contigo, Señor; buscaré tu compañía, 
aún por largo tiempo.

Para morir, pero entonces enteramente.

Como esos heridos que sufren, Señor: 
te pido que acabes conmigo.

Estoy cansado de no ser tuyo, de no ser Tú.


PALABRA DE DIOS

La palabra de Dios es luz que ilumina, pan que alimenta, fuego que da calor, camino que guía, es vida eterna. El texto Bíblico es tomado esta semana del libro de Mateo.

Abramos nuestros ojos, nuestras mentes y sobre todo nuestros corazones, con la ayuda de Dios, y acojamos estas palabras (anotando en nuestro cuaderno aquellas palabras que más me hablen especialmente a mí):

Mateo 25 (31-40)

(31) Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con El, entonces se sentará en el trono de su gloria; 
(32) y serán reunidas delante de El todas las naciones; y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. 
(33) Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. 
(34) Entonces el Rey dirá a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 
(35) “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; 
(36) estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí." 
(37) Entonces los justos le responderán, diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber? 
(38) “¿Y cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo, y te vestimos? 
(39) “¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?" 
(40) Respondiendo el Rey, les dirá: "En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis."

Palabra del Señor


Reflexión personal:
¿Qué me dice a mi este texto que acabo de leer?
(a cada persona nos dice diferentes cosas)

A mí me dice que se trata del Juicio final y como sucede en una obra de teatro, debo comprender tres (3) actos:  

El primer acto se trata de la Abertura del Juicio Final - Mateo 25 (31-33): 
El Hijo del Hombre reúne a su alrededor a las naciones del mundo y separa a las personas como el pastor separa a las ovejas a la derecha y a los cabritos a la izquierda. El pastor sabe discernir, El apenas separa; porque es la persona misma la que se salva o se condena por la manera como ha actuado y como se ha portado en relación con los hermanos míos más pequeños y los excluidos. 

El segundo acto es la sentencia para los que fueron ubicados a la derecha del Juez - Mateo 25 (34-36):
Son llamados “¡Benditos de mi Padre!”, esto es, reciben la bendición que Dios prometió a Abrahán y a su descendencia. 
El motivo de la sentencia es la frase: “Porque tuve hambre y sed, era extranjero, estaba desnudo, enfermo y preso, y ustedes me acogieron y ayudaron”. 
Y por el modo de hablar "mi Padre" e "Hijo del Hombre", supongo que el Juez es Jesús mismo.

El tercer acto es el esclarecimiento y respuesta del Juez - Mateo 25 (37-40): 
Los que acogen a los excluidos son llamados “justos” y ellos, no sabían cuándo fue que acogieron a Jesús necesitado, hasta que El responde: "¡Toda vez que lo hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis!”

¿Quiénes son los "hermanos míos más pequeños"? 
Se refieren a los discípulos, a los miembros más abandonados de la sociedad, a los despreciados que no tienen a dónde ir y que no son bien recibidos. 

Cabe entonces, hacer una evaluación de nuestras actos como si el Juicio final fuera hoy, y preguntarnos cada uno de nosotros:
¿Yo estaría del lado de las ovejas o del lado de los cabritos?


Canto 32 del Libro: Cantoral del Tallerista
MADRE DE LOS POBRES

Madre de los pobres,
los humildes y sencillos,
de los tristes y los niños
que confían siempre en Dios.

Tú, la más pobre, que por nada ambicionaste,
tú, perseguida, vas huyendo de Belén.
Tú, que un pesebre ofreciste al rey del cielo,
toda tu riqueza fue tenerlo sólo a El.

Tú, que has vivido el dolor y la pobreza,
tú, que has sufrido en la noche sin hogar,
tú, que eres madre de los pobres y olvidados,
eres el consuelo del que reza en su llorar.



Oración 42 del Libro Encuentro: Manual de Oración
DELANTE DE TU ROSTRO, SEÑOR

Te he buscado. Señor, en la medida de mis capacidades 
y el poder que Tú me diste, empañándome en comprender con mi inteligencia lo que creía por la fe; y disputé y me fatigué en demasía.

Señor y Dios mío, mi única esperanza, óyeme para que no sucumba al desaliento y deje de buscarle; ansié siempre tu rostro con ardor. Dame fuerzas para la búsqueda. Tú que permitiste que te encontrara, y me has dado esperanza de un conocimiento más perfecto. Ante Ti está mi firmeza y mi debilidad; sana ésta, conserva aquélla. Ante Ti está mi ciencia y mi ignorancia; si me abres, recibe al que entra, y si me cierras la puerta, abre al que insiste en llamar.

Haz que me acuerde de Ti, te comprenda y te ame. Acrecienta en mí estos dones hasta mi entrega completa. 

Amén.


MODALIDAD DE ORACIÓN
Orar con los Salmos

Salmo 84

(1) ¡Cuán preciosas son tus moradas, oh Señor de los ejércitos! 
(2) Anhela mi alma, y aun desea con ansias los atrios del Señor; mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo. 
(3) Aun el ave ha hallado casa, y la golondrina nido para sí donde poner sus polluelos: ¡tus altares, oh Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío! 
(4) ¡Cuán bienaventurados son los que moran en tu casa! Continuamente te alaban. (Selah)
(5) ¡Cuán bienaventurado es el hombre cuyo poder está en ti, en cuyo corazón están los caminos a Sion ! 
(6) Pasando por el valle árido lo convierten en manantial, también las lluvias tempranas lo cubren de bendiciones. 
(7) Van de poder en poder, cada uno de ellos comparece ante Dios en Sion.
(8) ¡Oh Señor, Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob! (Selah) 
(9) Mira, oh Dios, escudo nuestro, y contempla el rostro de tu ungido. 
(10) Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios que morar en las tiendas de impiedad. 
(11) Porque sol y escudo es el Señor Dios; gracia y gloria da el Señor; nada bueno niega a los que andan en integridad. 
(12) Oh Señor de los ejércitos, ¡cuán bienaventurado es el hombre que en ti confía!

Orar con el Salmo 84:

“(3) Aun el ave ha hallado casa, y la golondrina nido para sí donde poner sus polluelos: ¡tus altares, oh Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío!”.

  • Para encontrar una casa para vivir.
  • Para recibir bienes materiales.

“(6) Pasando por el valle árido lo convierten en manantial, también las lluvias tempranas lo cubren de bendiciones. (7) Van de poder en poder, cada uno de ellos comparece ante Dios en Sion.”

  • Al partir a una peregrinación, para viajar.
  • Al salir para cumplir una promesa  


“(10) Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios que morar en las tiendas de impiedad.”

  • Al tomar decisiones, elegir o clasificar 


Salmo 103

(1) Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. 
(2) Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. 
(3) El es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades; 
(4) el que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión; 
(5) el que colma de bienes tus años, para que tu juventud se renueve como el águila.
(6) El Señor hace justicia, y juicios a favor de todos los oprimidos. 
(7) A Moisés dio a conocer sus caminos, y a los hijos de Israel sus obras. 
(8) Compasivo y clemente es el Señor, lento para la ira y grande en misericordia. 
(9) No contenderá con nosotros para siempre, ni para siempre guardará su enojo . 
(10) No nos ha tratado según nuestros pecados, ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades. 
(11) Porque como están de altos los cielos sobre la tierra, así es de grande su misericordia para los que le temen. 
(12) Como está de lejos el oriente del occidente, así alejó de nosotros nuestras transgresiones. 
(13) Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el Señor de los que le temen. 
(14) Porque El sabe de qué estamos hechos, se acuerda de que somos sólo polvo.
(15) El hombre, como la hierba son sus días; como la flor del campo, así florece; 
(16) cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser, y su lugar ya no la reconoce. 
(17) Mas la misericordia del Señor es desde la eternidad hasta la eternidad, para los que le temen, y su justicia para los hijos de los hijos, 
(18) para los que guardan su pacto y se acuerdan de sus preceptos para cumplirlos.
(19) El Señor ha establecido su trono en los cielos, y su reino domina sobre todo. 
(20) Bendecid al Señor, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su mandato, obedeciendo la voz de su palabra. 
(21) Bendecid al Señor, vosotros todos sus ejércitos, que le servís haciendo su voluntad. 
(22) Bendecid al Señor, vosotras todas sus obras, en todos los lugares de su dominio. Bendice, alma mía, al Señor.

Orar con el Salmo 103 (palabras de confianza):

“(3) El es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades; (4) el que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión; (5) el que colma de bienes tus años, para que tu juventud se renueve como el águila.”

  • Desarrolla la paciencia.
  • Mantiene el espíritu joven.
  • Aproxima a un ángel protector.
  • Facilita la curación del alma y del cuerpo.
  • Facilita la armonía entre padres e hijos.


Oración 59 del Libro Encuentro: Manual de Oración
PARA SERVIR

Oh Cristo, para poder servirte mejor 
dame un noble corazón.
Un corazón fuerte
para aspirar por los altos ideales
y no por opciones mediocres.

Un corazón generoso en el trabajo, 
viendo en él no una imposición 
sino una misión que me confías.

Un corazón grande en el sufrimiento, 
siendo valiente soldado ante mi propio cruz 
y sensible cireneo para la cruz de los demás.

Un corazón grande para con el mundo, 
siendo comprensivo con sus fragilidades 
pero inmune a sus máximas y seducciones.

Un corazón grande con los hombres, 
leal y atento para con todos 
pero especialmente servicial y dedicado 
a los pequeños y humildes.

Un corazón nunca centrado sobre mí, 
siempre apoyado en ti, 
feliz de servirte y servir a mis hermanos, 
¡Oh, mi Señor!
todos los días de mi vida. 

Amén.


Oración 19 del Libro Encuentro: Manual de Oración
PLEGARIA PARA LA NOCHE

Padre mío, ahora que las voces se silenciaron y los clamores se apagaron, aquí al pie de la cama mi alma se eleva hasta a Ti para decirte: creo en Ti, espero en Ti, te amo con todas mis fuerzas. Gloria a Ti, Señor.

Deposito en tus manos la fatiga y la lucha, las alegrías y desencantos de este día que quedó atrás.

Si los nervios me traicionaron, si los impulsos egoístas me dominaron, si di entrada al rencor o a la tristeza, ¡perdón, Señor! Ten piedad de mí.

Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas, si me dejé llevar por la impaciencia, sí fui espina para alguien, ¡perdón, Señor! No quiero esta noche entregarme al sueño sin sentir sobre mi alma la seguridad de tu misericordia, tu dulce misericordia enteramente gratuita, Señor.

Te doy gracias, Padre mío, porque has sido la sombra fresca que me ha cobijado durante todo este día. Te doy gracias porque —invisible, cariñoso, envolvente— me has cuidado como una madre, a lo largo de estas horas.

Señor, a mi derredor ya todo es silencio y calma. Envía el ángel de la Paz a esta casa. Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu, suelta mis tensiones, inunda mi ser de silencio y serenidad.

Vela sobre mí, Padre querido, mientras me entrego confiado al sueño, como un niño que duerme feliz en tus brazos.

En tu nombre, Señor, descansaré tranquilo. 

Así sea.


Oración 41 del Libro Encuentro: Manual de Oración
LA GRACIA DE LA HUMILDAD

Señor Jesús, manso y humilde.

Desde el polvo me sube y me domina esta sed insaciable de estima, esta apremiante necesidad de que todos me quieran. Mi corazón está amasado de delirios imposibles.

Necesito redención. Misericordia, Dios mío.

No acierto a perdonar, 
el rencor me quema,
las críticas me lastiman, 
los fracasos me hunden, 
las rivalidades me asustan.

Mi corazón es soberbio. Dame la gracia de la humildad, mi Señor manso y humilde de corazón.

No sé de dónde me vienen estos locos deseos de imponer mi voluntad, eliminar al rival, dar curso a la venganza. Hago lo que no quiero. Ten piedad, Señor, y dame la gracia de la humildad.

Gruesas cadenas amarran mi corazón: este corazón echa raíces, sujeta y apropia cuanto soy y hago, y cuanto me rodea. Y de esas apropiaciones me nace tanto susto y tanto miedo. ¡Infeliz de mí, propietario de mí mismo! y ¿quién romperá mis cadenas? Tu gracia, mi Señor pobre y humilde. Dame la gracia de la humildad.

La gracia de perdonar de corazón. La gracia de aceptar la crítica y la contradicción, o, al menos, de dudar de mí mismo cuando me corrijan.

Dame la gracia de hacer tranquilamente la autocrítica.

La gracia de mantenerme sereno en los desprecios, olvidos e indiferencias; de sentirme verdaderamente feliz en el anonimato ; de no fomentar autosatisfacciones en los sentimientos, palabras y hechos.

Abre, Señor, espacios libres dentro de mí para que los puedas ocupar Tú y mis hermanos.

En fin, mi Señor Jesucristo; dame la gracia de ir adquiriendo paulatinamente un corazón desprendido y vacío como el tuyo; un corazón manso, paciente y benigno. Cristo Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. 

Así sea.



Video: Pobres y humildesEl mensaje que escucharemos ahora en la voz del Padre Ignacio Larrañaga, es un mensaje maravilloso sobre el encuentro con Dios, donde escucharemos las siguientes ideas principales:


Pobre y humilde
Comencemos diciendo que en este día vamos a ingresar en el santo Santorum del evangelio, en el corazón mismo de las Bienaventuranzas que están situadas allá en la cumbre de la montaña. Tenemos una palabra para resumir el sermón de la montaña; humildad. De la humildad nace el amor. 
Si fuéramos a resumir todo el evangelio lo haríamos con estas palabras: humildad y amor. Cuando decimos el adjetivo humilde, se presupone evangélicamente hablando, que siempre va acompañado del adjetivo pobre, pobre y humilde, pero aquí simplificaremos hablando de humildad . El humilde no se avergüenza de si, ni se entristece. No conoce complejos de culpa, ni mendiga autocompasión. No se perturba, ni se encoleriza y devuelve bien por mal, no se busca a si mismo, sino que vive vuelto a los demás, es capaz de perdonar y le cierra las puertas al rencor.

Un día y otro, el humilde aparece ante todas las miradas, vestido de dulzura y paciencia, mansedumbre y fortaleza, suavidad y vigor, madurez y serenidad. Habita permanentemente en la morada de la Paz y las aguas de sus lagos interiores nunca son agitadas por las olas de los intereses, ansiedades, pasiones y temores. Las cuerdas de su corazón cantan como melodías favoritas, los verbos desaparecer, desinstalarse, desapropiarse, desinterésezarse. Al humilde le encanta vivir retirado en la región del silencio y del anonimato, el humilde respeta todo, venera todo, no hay entre sus muros actitudes posesivas ni agresivas, no juzga, no presupone, nunca invade el santuario de las intenciones y su estilo es de alta cortesía. Día y noche se dedica el humilde a cavar sucesivas profundidades en el vacío de si mismo, a apagar las llamas de las autosatisfacciones, a cortar las mil cabezas de la vanidad y por eso, siempre duerme en el lecho de la serenidad.

Solo los humildes son libres, solo los humildes son felices, para el humilde no existe el ridículo, nunca el temor llama a su puerta, le tiene sin cuidado las opiniones ajenas, nunca la tristeza asoma a su ventana, para él vivir, es como soñar. Nada desde dentro, desde afuera, logra perturbar la paz del humilde y mira el mundo con los ojos limpios.

Desprendido de si y sus cosas, el humilde se lanza de cabeza en el seno profundo de la libertad, por eso, vaciado de si mismo, el humilde llega a vivir libre de todo temor en la estabilidad emocional de quienes está mas allá de todo cambio.

Solo los pobres y humildes son libres, solo los pobres y humildes son felices.

¿Quien es Jesús? es el pobre de Nazaret, el pobre y humilde, comenzó por renunciar a todas las ventajas de ser Dios, se sometió a todas las desventajas de ser hombre, tan igual a todos, que en Nazaret nadie supo que era hijo de Dios, no hizo alarde de nada, antes al contrario, escondió celosamente su categoría y poder. En su porte exterior fue igual que cualquier vecino de Nazaret, viviendo entre chismes de un vecindario, de una aldea tan insignificante que ni siquiera aparece ese nombre en las paginas del Antiguo Testamento, así vivió sus 30 años en Nazaret, preocupado como los demás de solucionar las pequeñas necesidades cotidianas, sin aureola de santidad, sin hacer exhibiciones, sin distinguirse por nada, sin realizar gestos heroicos, sin elevarse un palo por encima de los demás paisanos, simplemente como alguien que no es noticia para nadie, un cualquiera, un pobre y humilde de corazón.

De tal manera fue uno de tantos en la vulgaridad de una aldea, que sus vecinos no podían creer cuando un día se enteraron que Jesús hacia prodigios y hablaba maravillas allá en Cafarnaun. Asombrados comentaban entre si, pero no es este, el hijo del carpintero, donde ha aprendido este tanta sabiduría, y agrega el evangelio que sus paisanos no creían en él, porque en Nazaret había sido uno de tantos sin ninguna distinción. Trabajó con sus manos la madera y el hierro y ese trabajo no necesariamente lo realizó en el taller de su propiedad, probablemente se iba por los pueblos vecinos atendiendo las necesidades de cada momento, como arreglar una ventana, reforzar una puerta, afirmar una pared, alternando con tejedores, carpinteros, albañiles. Fue un trabajador manual que sabe los problemas del pueblo humilde y el pueblo con sus problemas le confirió una personalidad peculiar, un hombre de pueblo, un hombre pobre y humilde.

Humildemente se sometió a Satanás dejando tentar 


Bendición (Números 6, 24- 26):

El Señor nos bendiga y nos guarde
Ilumine su rostro sobre nosotros,
Y se apiade de nosotros.
Nos muestre su rostro y nos conceda la Paz.


En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.





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