lunes, 10 de julio de 2017

Y DEJANDO LAS REDES

La historia es una fehaciente demostración de que cuando falta el testimonio de evangelización, la actividad del evangelizador es “campana que resuena”, “bronce que tañe”.


Objetivo: Id y predicad


Comenzamos siempre con lo más importante diciendo:

Te pido Señor tu presencia y ayuda, 
iniciando esta lectura y 
atención en el nombre del Padre, 
del Hijo y del Espíritu Santo.


Ejercicio de Silencio Interior: 

Por favor en soledad, dispongámonos a silenciar nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro corazón, con los ojos cerrados y haciendo ejercicios de respiración lenta por 4 – 5 minutos.


Canto 42 del Libro: Cantoral del Tallerista
PUEBLO DE REYES

Pueblo de reyes, asamblea santa,
pueblo sacerdotal, pueblo de Dios.
Bendice a tu Señor.

Te cantamos, oh hijo amado del Padre,
te alabamos, eterna palabra salida de Dios.
Te cantamos, oh hijo de la Virgen María,
te alabamos, oh Cristo nuestro hermano,
nuestro salvador.

Te cantamos a Ti, esplendor de la gloria,
te alabamos, estrella radiante que anuncias el dia.
Te cantamos, oh luz que iluminas
nuestras sombras,
te alabamos, antorcha de la nueva Jerusalén.

Te cantamos, Pastor que nos conduce al Reino,
te alabamos, reúne a tus ovejas en un redil.
Te cantamos, oh Cristo manantial de la gracia,
te alabamos, oh fuente de agua viva que apaga
nuestra sed.


Canto 17 del Libro: Cantoral del Tallerista
ES HERMOSO VER

Es hermoso ver bajar de la montaña
los pies del mensajero de la Paz.

El Señor eligió a sus discípulos:
los mandó de dos en dos.

Los mandó a las ciudades
y lugares donde iba a ir El.

“La cosecha es abundante”,
les dijo el Señor al partir.

Pídanle al dueño del campo
que envíe más obreros a su mies.

Al entrar a una casa saluden
anunciando la paz.


Canto 5 del Libro: Cantoral del Tallerista
ANTES QUE TE FORMARAS

Antes que te formaras
dentro del vientre de tu madre,
antes que tú nacieras
te conocía y te consagré:
para ser mi profeta en las naciones
yo mate escogí: irás donde te envíe
lo que te mande proclamarás.

No temas a arriesgarte
porque contigo yo estaré;
no temas a anunciarme
porque en tu boca yo hablaré.

Te encargo hoy mi pueblo
para arrancar y derribar:
para edificar, destruirás y plantarás.

Tengo que gritar
tengo que arriesgar.
¡Ay de mí si no lo hago!
¿Cómo escapar de Ti,
cómo no hablar
si tu voz me quema dentro?
Tengo que andar
tengo que luchar.
¡Ay de í si no lo hago!
¿Cómo escapar de Ti,
cómo no hablar
si tu voz me quema dentro?

Deja a tus hermanos,
deja a tu padre y a tu madre,
abandona tu casa
porque la tierra gritando está.
Nada traerás contigo
porque a tu lado yo estaré,
es hora de luchar
porque mi pueblo sufriendo está.

No es para mi una gloria
la buena nueva ir a anunciar,
sino un deber sagrado
que ha encadenado mi voluntad.
Debo gastar mi vida
en el anuncio de la verdad,
gastarme y desgastarme
por los que sufren oscuridad.

Tengo que gritar
tengo que arriesgar.
¡Ay de mí si no lo hago!
¿Cómo escapar de Ti,
cómo no hablar
si tu voz me quema dentro?
Tengo que andar
tengo que luchar.
¡Ay de í si no lo hago!
¿Cómo escapar de Ti,
cómo no hablar
si tu voz me quema dentro?


Oración  56 del Libro Encuentro: Manual de Oración
PALABRA Y FUEGO

Padre, fuente de luz y calor, envíanos tu palabra viva, 
y haz que la aceptemos sin miedo y aceptemos ser 
abrazados por ella.

Venga tu palabra, Señor, y, una vez encendido 
en nuestros corazones tu fuego inextinguible, 
nosotros mismos seremos portadores 
de ese fuego unos para otros

Tómanos, Señor, en palabras cálidas y luminosas, 
capaces de incendiar el mundo, a fin de que cada hombre 
pueda sentirse cercado por las llamas infinitas de tu Amor. 
Amén.


Oración 53 del Libro Encuentro: Manual de Oración
GENEROSIDAD

Señor, enséñame a ser generoso, 
a dar sin calcular, 
a devolver bien por mal, 
a servir sin esperar recompensa, 
a acercarme al que menos me agrada, 
a hacer el bien al que nada puede retribuirme, 
a amar siempre gratuitamente, 
a trabajar sin preocuparme del reposo.

Y, al no tener otra cosa que dar, 
a donarme en todo y cada vez más 
a aquel que necesita de mí 
esperando sólo de Ti 
la recompensa.

O mejor: esperando que Tú Mismo 
seas mi recompensa. 
Amén.



PALABRA DE DIOS

La palabra de Dios es luz que ilumina, pan que alimenta, fuego que da calor, camino que guía, es vida eterna. El texto Bíblico es tomado esta semana del libro de Lucas

Abramos nuestros ojos, nuestras mentes y sobre todo nuestros corazones, con la ayuda de Dios, y acojamos estas palabras (anotando en nuestro cuaderno espiritual aquellas palabras que más me hablen especialmente a mí):

Primera lectura
Lucas 5 (1-11)

(1) En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.
(2) Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.
(3) Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
(4) Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes».
(5) Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes».
(6) Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.
(7) Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
(8) Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador».
(9) El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido;
(10) y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres».
(11) Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.


Segunda lectura
Lucas 4 (42-44)

(42) Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.
(43) Pero él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado».
(44) Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.


MODALIDAD DE ORACIÓN

Oración comunitaria, denominada también compartida, se llama al hecho de reunirse un grupo de personas para orar con estas características: 
a) espontáneamente; 
b) en voz alta; 
c) ante los demás; 
d) lo hacen, no simultánea, sino alternadamente. 

Para que la Oración Comunitaria (o Compartida) sea verdaderamente eficaz y convincente debe cumplir con las siguientes condiciones: 

1. Se supone que los orantes comunitarios han debido cultivar anteriormente la relación personal, con el Señor. 
De otra manera, la Oración Comunitaria se torna en una actividad artificial y vacía. 

2. Se debe evitar, a ser posible, el “jaculatorismo”; frases cortas, estereotipadas, formales, dichas de memoria. 
Por el contrario, se ha de orar de forma verdaderamente espontánea, de dentro a dentro, como si en este momento no estuviéramos en el mundo más que El y yo, con gran naturalidad e intimidad. 

3. Para esto, los orantes deben estar convencidos y recordarse a sí mismos que son portadores de grandes riquezas interiores, más ri-quezas de lo que ellos mismos imaginan, y que el Espíritu Santo habita en ellos, y se expresa a través de su boca; por eso deben hablar con gran soltura y libertad. 

4. Es de desear que no hay entre los orantes cortocircuitos emocionales. Porque si entre dos personas o grupos hay una desavenencia fuerte, notoria y pública, ese conflicto bloquea la espontaneidad del grupo. Los muros que separan al hermano del hermano, separan también al hermano de Dios. 

5. Es imprescindible también que haya sinceridad o veracidad; es decir, que el orante, al expresarse en voz alta, no sea motivado por sentimientos de vanidad, de decir cosas originales o brillantes. Debe en todo momento rectificar la intención, y expresarse como si el orante estuviera solo ante Dios. 

6. Pero la condición esencial es que sea una oración verdaderamente compartida: cuando un integrante del grupo está hablando con el Señor, yo no tengo que ser un oyente o un observador sino que (se supone) que yo asumo, las palabras que están saliendo de la boca de mi hermano, y con esas mismas palabras yo me dirijo a mi Dios. Y cuando yo hablo en voz alta, se supone que mis hermanos toman mis palabras, y con esas mismas palabras se dirigen a Dios. Y así, todo el tiempo oran todos con todos. Y aquí está el secreto de la grandeza y riqueza de la oración comunitaria: que el Espíritu Santo se derrama a través de personalidades e historias tan variadas y diferentes; y por eso pueden resultar una oración muy enriquecedora. 

Variante: 
Oración Comunitaria con apoyo en los Salmos 

Se trata de tener delante de los ojos un salmo determinado; el grupo orante lo reza primero en común. Luego, en silencio; tratar de rezarlo privadamente, a ser posible, con la Lectura Rezada. 


Después de unos minutos, uno cualquiera de los asistentes ora en voz alta (siempre teniendo el salmo abierto en la mano} haciendo — en forma de oración— una especie de paráfrasis o comentario del versículo que más le haya llamado la atención. Después, otro hace lo mismo. Y así sucesivamente todos los que desean intervenir. Acaban con un canto.


Oración 49 del Libro Encuentro: Manual de Oración
ORACION PARA LA ACCION

Señor, danos la sabiduría
que juzga desde arriba y ve a los lejos.
Danos el espíritu que omite
lo insignificante en favor de lo esencial.
Enseñamos a serenarnos
frente a la lucha y los obstáculos,
y a proseguir en la fe, sin agitación,
el camino por Ti trazado.
Danos una actividad serena que abarque 
con una visión unitaria la totalidad.

Ayúdanos a aceptar la crítica 
y la contradicción.
Haz que sepamos evitar 
el desorden y la dispersión.
Que amemos todas las cosas 
juntamente contigo.
Oh Dios, fuente de ser, únenos a Ti
y a todo lo que converge
hacia la alegría y la eternidad. 
Amén.


Libro Encuentro: Manual de Oración, pág. 103
Salmo 16

TU ERES MI SEÑOR,
NINGUN BIEN TENGO SIN TI 
TU ERES MI SEÑOR,
NO HAY FELICIDAD FUERA DE TI.

El Señor es la porción de mi herencia. 
Tú eres quien guarda mi suerte; 
cayeron mis cordeles en parajes amenos 
y me encanta mi heredad.

Bendigo al Señor que me aconseja, 
aun de noche me instruye.
Tengo siempre a Yavé ante mis ojos 
¡pues con El no vacilo.

Por eso mi corazón se alegra, 
en Ti descansa seguro.
Me enseñarás el camino de la vida, 
a tu derecha, delicias por siempre.


Oración Comunitaria apoyado en el salmo 16

“El Señor es la porción de mi herencia.”
Gracias Señor mío, Dios mío por todos los dones y virtudes que me haz concedido al recibirlos como parte de mi herencia y permite que pueda desde ahora en adelante tener la capacidad necesaria para poder transmitirlos a los demás, anunciando y proponiendo tu palabra.

“Bendigo al Señor que me aconseja, aún de noche me instruye.”
Bendito y alabado seas tu Señor, que no dejas de guiarme, instruirme y orientarme en cada uno de mis actos, decisiones y procedimientos de la vida diaria para seguir recorriendo tus huellas por el camino de la fe.


Para ver el video en Youtube (regalos40), hacer clic en: Y dejando las redesEl mensaje que escucharemos ahora en la voz del Padre Ignacio Larrañaga, es un mensaje maravilloso sobre el encuentro con Dios, donde escucharemos las siguientes ideas principales:

- Mercadeo de ideas y valores
- Misioneros y enviados del Señor
- “Ay de mi, si no evangelizo”
- No conquistadores, sino servidores
- No doctores, sino testigos
- Los que vieron y oyeron


Y dejando las redes.

Vivimos en una sociedad especial caracterizada por el secularismo, quiere decir se prescinde por completo de Dios y en general de principios religiosos a la hora de legislar y organizar la sociedad. Un mundo aceleradamente secularizado, por otra parte en esta sociedad prevalece
no solo el sistema de mercado libre, sino también su filosofía, me explico entre nosotros no solo corren libremente las mercancías y capitales, sino también las ideas. Por tal razón, esta sociedad se caracteriza también por un enorme pluralismo cultural, por el cual entre nosotros funciona sin contrapeso la ley de la oferta y de la demanda en medio de una feroz competencia. Consecuencia; el que mas ofrece y grita, se impone.

Nos hallamos aturdidos por la propaganda masiva y enervantes no solo de las iglesias evangélicas y de las mil variedades de sectas de inspiración oriental, sino también de ideologías políticas y multitud de filosofías. Recordemos que tan solo unos años atrás el Marxismo predominaba sin contrapeso en nuestras universidades. Todas estas religiones y corrientes ideológicas sostienen sus convicciones contra viento y marea con un proselitismo verdaderamente agresivo y altísimos presupuestos económicos y todos ellos ofrecen al parecer muy convencidos, la salvación a cuanto se pone adelante, afirmando que se trata de la solución de todos los males. En medio de esta atmósfera alborotada y frenética, nosotros no podemos quedar con la boca cerrada y cohibidos. En la edad media en que la sociedad prevalecía una sola cultura, la cristiana, los sacerdotes se quedaban quietos en la sacristía, esperando que la gente llegaran al templo y llegaban todos, porque no podían optar por otras alternativas, no tenían donde escoger porque no había otra cultura.

Acostumbrados a esos hábitos del pasado, tenemos el peligro de continuar por la fuerza de la inercia en una especie de pasividad mientras ellos desatan una tempestad de proselitismo y si las cosas fueran a este ritmo, nosotros en la pasividad y ellos en el activismo, a la vuelta de una décadas, ellos podrían prevalecer fácilmente sobre nosotros. Si atendemos a las estadísticas actuales, quedamos completamente espantados al comprobar el terrible trasvasamiento que se esta produciendo insensantemente de nuestra iglesia a las iglesias evangélicas. Las cifras asustan, no podemos permanecer quietos y mudos.

A Ustedes que están terminando el taller de oración y vida, a Ustedes que han presenciado las maravillas del amor y se han transformados en amigos y discípulos del Señor, a Ustedes les corresponde ahora y esta dirigido aquel mandato terminante de Jesús “vayan, vayan por el mundo entero y anuncien el evangelio a toda la creación. Al hacerse discípulos del Señor, hoy son constituidos misioneros o enviados del Señor, de hoy en adelante allá donde Ustedes se hagan presente, su deber es implantar el reino de Dios con su presencia, su conducta, su palabra y su acción.
Desde hoy son misioneros del Señor, este carácter de misioneros, les viene a Ustedes desde muy lejos, desde su inserción en el misterio trinitario, me explico. El padre no es padre, sino paternidad, es decir, un proceso nunca acabado de engendrar. El hijo no es hijo, sino filiación, es decir, un proceso nunca acabado de ser engendrado. Los dos se proyectan mutuamente y nace la intimidad que seria el nombre propio del espíritu santo, intimidad personificada o sustantivada. Las tres santas personas vivían desde la eternidad y hasta la eternidad en una misteriosa comunicación en que cada persona recibir todo y lo daba todo. Todo le era propio y todo era común en un infinito e inefable dialogo.

En un momento indeterminado del tiempo y de la historia, las tres santas personas en su inmensa misericordia y amor, decidieron enviar al verbo, la segunda persona al seno de la humanidad caída a fin de que con su vida, muerte y resurrección realizara la salvación, es decir, la reconciliación de los hombres con Dios. Jesús, pues es el primer enviado, el primer misionero, el primer evangelizador. Jesús a su vez, envió a los apóstoles a fin de que pusieron en marcha y llevaran a cabo hasta su consumación, la salvación operada por Él y los apóstoles a su vez, edificaron la iglesia, para que ella anunciara y prolongara la salvación de Jesús hasta el fin de los tiempos y hasta el ultimo rincón de la tierra. De manera que la iglesia no existe en el mundo y en el tiempo por si misma, ni para si misma, sino en orden a su misión, la de ser portadora, defensora y operadora de aquella salvación. Ahora bien, todos Ustedes son miembros vivos y parte integrante de la iglesia y si la iglesia por naturaleza y esencia es misionera, todos sus miembros los son de la misma manera, por consiguiente, todos Ustedes son misioneros.

Concluyamos pues, que pertenecer a la iglesia no es un privilegio sino un compromiso, puede suceder que esta palabra “misionero”, suene a sus oídos como a cosa extraña. Para la mayoría de los Cristianos, la palabra misionero esta vestida de una aureola romántica y al escucharla, imaginan a un fraile con habito y sandalias, catequizando a los indigenas en la selva tropical, tal como estamos repitiendo misionero, significa enviado, enviado para anunciar y comunicar la salvación de Jesucristo, a veces sin abrir la boca, por el simple testimonio de su vida, en la oficina de un banco, en el mostrador de un comercio o en la cátedra de una universidad, son pues, enviados y este envío lo están recibiendo del mismo Jesús, una vez que meditando en su palabra, se han hecho discípulos suyo y tratando con el en la oración, se han hecho sus amigos. Así pues, la participación de Ustedes en la actividad apostólica y misionera de la iglesia no es un acto de generosidad excepcional por el que Ustedes arriman el hombro y comparten las obligaciones y tareas de la autoridad eclesiástica, no.
Ahora, que el numero de sacerdotes, disminuye en la iglesia y las obligaciones y compromisos de ellos van en aumento y ellos no pueden llegar a todo, Ustedes con su colaboración, tratan de ayudarlos en sus urgencias, no, no es esta la razón y la explicación de este servicio apostólico, sino otra, la siguiente.

Por la vinculación de su bautismo, por ser miembros vivos del cuerpo de Cristo, Ustedes participan directamente de la misión sacerdotal profética y  regia del mismísimo Jesucristo y en ultima instancia del mandato misionero que Cristo recibió del padre y que a su vez, transmitió a los apóstoles.

Tomen pues, consciencia de su identidad y de su misión, Ustedes no son criaturas que han sido arrojadas a la vida, sin rumbo ni destino, Ustedes no son un caso fortuito de las combinaciones ciegas y fatales de la biología, un espermatozoide se unió a un ovulo, todo funcionó normalmente y el resultado, el resultado es Usted. No, no es ese el caso, así como decimos que Jesús es el hijo amado del Padre, enviado a este mundo, las mismas palabras, poniéndolas en minúsculas, podemos aplicarlas a Ustedes. 
Ustedes son los hijos amados, enviados por el Padre a este mundo, para que a semejanza de Jesús, colaboren para llevar a cabo el plan de salvación proyectada por el Padre. Tomen pues, consciencia de esto, es en la riqueza insondables del misterio intratrinitario donde se hunden las raíces de su misión apostólica. 

Hay en el capitulo IV de Lucas, una sucesiva y dramática cadenas de acontecimientos: Jesús expulsó demonios, limpió leprosos, sanó toda clase de enfermos, esparció a los cuatros vientos las felices noticias, su fama se extendió por todas partes, agrega Lucas que un día al amanecer no se hizo presente Jesús en el poblado, sino que se retiró a un lugar desértico, la gente lo buscó por todas partes y por fin lo encontraron y le pedían insistentemente que no los abandonara. Jesús les respondió: es necesario que también yo anuncie el reino de Dios en otras ciudades, pues para eso he sido enviado. También Jesús podría repetir las palabras de Pablo “ay de mi, si no evangelizo”, es un imperativo categórico que igual que los profetas, Jesús lo dirige a si mismo, "tengo que", tengo que marchar a otras ciudades, tengo que gritar, tengo que arriesgar, ay de mi, sino lo hago, para eso he sido enviado, es mi destino, la razón de mi existencia.

Me acuerdo de tantos guías de talleres de oración y vida que recorren distancias considerables, largas horas de autobús para impartir un taller y lo hacen con tanta alegría, no se conforman con dar un taller cerca de su casa, en su propia parroquia, no, igual que Jesus, parecen decir tengo que ir a otros barrios, tengo que ir a otros pueblos, tengo que ir a otras ciudades, es un mandato que he recibido del Señor, llevo un fuego en las entrañas que no me deja en paz, parece ser que el concepto de misionero presupone pues, como desplazamiento geográfico caminar de un lado para otro para implantar el reino de Dios y muchos guías lo hacen con tanto gozo.

Reino de Dios, es una expresión aramea, bastante ambigua por cierto, promover el reino de Dios, significa concretamente implantar al Dios viviente y personal en cada corazón, lo cual se lleva a cabo mediante el trato personal de la oración y de esta manera como el amor y el bien son irradiantes y difusivos, va instalándose el reino en el corazón de la historia, haciendo del mundo un altar de fe y de adoración, para que la humanidad llegue lentamente a actuar y comportarse según la mente y la voluntad de Dios. 

Volvemos al texto de Lucas 4, después de hacer una aparición deslumbrante por todas las comarcas, Jesús se presentó un día en la aldea donde se había criado “Nazareth”. Llego el día sábado, acudió a la sinagoga y en el momento oportuno se levanto para hacer la lectura, le dieron el rollo del profeta Isaias y leyó: “Me ungió para evangelizar a los pobres”. 
El verbo ungir tiene un largo significado en las páginas de la biblia desde que Samuel siguiendo los ritos de los imperios del oriente medio para consagrar a sus reyes, Samuel ungió a Raúl como rey de Israel derramando sobre su cabeza un cuerno de aceite, el verbo ungir fue tomando un significado cada vez mas amplio y de gran transcendencia. El ungido era un consagrado, un destinado para gobernar un pueblo, o un imperio hasta que el ungido por antonomasia seria el mesias. 
El texto de Isaias podría traducirse de esta manera; “Jesús es el mesias de los pobres”, venido a este mundo para evangelizar a los pobres, para notificarles que el Padre los ama preferentemente, que cualquiera sea su situación moral o personal, tienen sobre si la predilección divina, que los mejores cuidados y desvelos son para ellos, que el padre los espera no con tribunal sino con una fiesta inolvidable. 
Los pobres son pues, los primeros destinatarios del mensaje de Jesús y Jesús mismo se hizo presente entre ellos de manera preferente para hacerles sentir la ternura y la predilección del Padre. Jesús pues, es el primero y el mas grande evangelizador. 

Ustedes los talleristas se han reunido durante 15 semanas en torno a Jesús para vivir su presencia y su palabra, constituidos de esta manera en amigos y discípulos suyo, ahora el mismo les va a invitar a seguir edificando el reino del amor, tomen cuidadosamente nota de esto, el carácter misionero y evangelizador de ustedes les proviene de su entrega vital al Señor Jesús, y es por medio de esa relación estrecha e intima con Cristo Jesús que su compromiso misionero queda vitalmente vinculado a la vida trinitaria. Ustedes deben poder repetir de alguna manera, las palabras de Jesús “salí del Padre y vine al mundo”. Al volver del monte todas las mañanas donde había pasado toda la noche en oración y presentarse a las muchedumbres, Jesús podía afirmar: “acabo de salir del Padre y vengo a ustedes”, para poder tener autoridad moral y categoría de testigos, ustedes deben poder repetir también: “he estado con el Padre, salí del Padre y vengo a anunciarles lo que he visto y oido”.

Dejando a parte las particulares circunstancias históricas, los llamados discursos de la misión que están en los capítulos 9 y 10 de Lucas, le darán a ustedes el verdadero estilo de su misión; no son conquistadores, sino servidores, no imponiendo sino ofreciendo la salvación, no polemizando sino anunciando con alegría, no como doctores sino como humildes rapsodas. 

En la sociedad medieval en que no había Reyes sino señores Feudales, en esa sociedad, los rapsodas eran cantantes populares que iban de aldea en aldea anunciando a las gentes que existía su señor feudal y que era muy importante, así serán ustedes, humildes rapsodas del Señor con simplicidad y sin pretensiones, no como teólogos sino como testigos. 
Este es el distintivo que dejo Jesús para sus discípulos, ustedes serán mis testigos hasta los confines de la tierra, solo los que presenciaron algo pueden testificar. Solo ellos tienen autoridad moral para poder afirmar: “yo y solo yo estaba allí cuando sucedió aquello, yo lo vi con mis propios ojos, por consiguiente mi testimonio ofrece veracidad y garantías. Testigos del Señor los que han visto y oido, los que han estado con el Señor.

El mundo moderno esta cansado de las palabras, primero de los políticos y después de los eclesiásticos. El mundo se resiste a creer en las palabras cuando estas no van acompañadas por el testimonio de una vida. El pueblo sabe distinguir muy bien y desde lejos a un testigo de un charlatán. El pueblo no sabe hacer radiografías y psicoanálisis pero adivina certeramente lo que hay detrás de cada persona, la gente dice “este tiene algo”, “aquel no tiene mas que palabras vacías”. 
Los verdaderos testigos son aquellos que hablan sin hablar, tienen aquel no se que, aquel perfume que huele a lo divino y que los transforma en resonadores o sensibilizados de aquel que por naturaleza y esencia es el gran silencioso, el gran invisible.
Sin necesidad de hablar mucho, son como signos de interrogación por ser signos de admiración, el pueblo al verlos actuar en la vida acaba preguntándose; pero ¿Quién es este?, ¿Porque actúa así?, ¿Porque se le ve tan feliz?, ¿Porque actúa con tanta libertad, tanta seguridad, tan sin miedo? y obligan al pueblo a concluir: es un prodigio viviente, es un caso inexplicable que no entra en los parámetros psicológicos y obligan a concluir que Jesús vive y sigue operando prodigios, de otra manera no se podría explicar este caso y sin abrir la boca están gritando ante el mundo que Jesucristo vive, son testigos de Dios, porque remiten a Dios sin necesidad de palabras.

Pero si los testigos hablan, yo no se que tienen, transmiten fuego, espíritu y vida, sus palabras llevan cualquier cosa como fuerza y convicción sin pretensiones alguna, sin acudir a palabras y argumentos altisonantes, el pueblo queda deslumbrado por un algo evidente a primera vista. Estos son los que han visto y oido algo, estos son los que saben de Dios, no porque lo han aprendido en los libros o en las aulas, sino que lo han aprendido de rodillas en el silencio y en la soledad, en el trato personal y por eso tienen aquel conocimiento que supera todo conocimiento y que emana de la experiencia. 

Una cosa es la palabra Dios y otra cosa es Dios mismo. En nuestra cabeza tenemos la idea de que el fuego quema, pero otra cosa es saber que el fuego quema porque hemos metido la mano en el fuego, la experiencia de que el fuego quema. 
Sabemos que el agua apaga la sed, pero otra cosa es la experiencia de saciar la sed con un vaso de agua fresca en una tarde de verano. Sabemos que tal sinfonía es sublime, pero otra cosa es estremecerse hasta las lagrimas al escucharla.
Sabemos que Dios existe que es amor, pero otra cosa es conmoverse hasta el delirio al experimentar su presencia arrebatadora con aquella emoción que siempre deja la proximidad de la persona amada. Dios no es una idea, no es una abstracción mental, Dios es una persona y a una persona se la conoce, tratándola y este trato personal confiere aquel conocimiento experimental que supera todo conocimiento. Esa experiencia es el ver y oír a alguien, confiera a su vez, la categoría de testigo y los testigos de Jesucristo no transmiten principalmente doctrina, ideas, teorías sino una vida, un mensaje que contiene y entrega la salvación.

La historia es una fehaciente demostración de que cuando falta el testimonio de evangelización, la actividad del evangelizador es “campana que resuena”, “bronce que tañe”. De su intimidad con el Señor Dios, el tallerista apóstol extraerá el resultado de su misión, la transparencia de la palabra, la iniciativa y la oportunidad. Ya lo dijo el maestro: “yo soy la vid y ustedes las ramas”. Si la rama esta adherida a la vid, habrá uva sabrosa, fruto fecundo. Si la rama esta separada de la vid, ya saben los frutos: esterilidad, vacío, tristeza, muerte, del grado pues de la union vital del evangelizador con el primer evangelizador dependerá la fecundidad y la credibilidad, también yo retransmito para ustedes en este momento la orden que el Señor Jesús entregó a los que convivieron con El: “y ahora salgan, salgan al mundo y anuncien las felices noticias a todas las criaturas”


Oración 59 del Libro Encuentro: Manual de Oración
PARA SERVIR

Oh Cristo, para poder servirte mejor 
dame un noble corazón.
Un corazón fuerte
para aspirar por los altos ideales
y no por opciones mediocres.

Un corazón generoso en el trabajo, 
viendo en él no una imposición 
sino una misión que me confías.

Un corazón grande en el sufrimiento, 
siendo valiente soldado ante mi propio cruz 
y sensible cireneo para la cruz de los demás.

Un corazón grande para con el mundo, 
siendo comprensivo con sus fragilidades 
pero inmune a sus máximas y seducciones.

Un corazón grande con los hombres, 
leal y atento para con todos 
pero especialmente servicial y dedicado 
a los pequeños y humildes.

Un corazón nunca centrado sobre mí, 
siempre apoyado en ti, 
feliz de servirte y servir a mis hermanos, 
¡Oh, mi Señor!
todos los días de mi vida. 
Amén.


Oración 50 del Libro Encuentro: Manual de Oración
ESTAS CON NOSOTROS

Estás con nosotros todos los días 
hasta el fin del mundo.

Estás con nosotros, Omnipotencia divina, 
con nuestra fragilidad.

Estás con nosotros, amor infinito, 
que nos acompañas en todos nuestros pasos.

Estás con nosotros, protección soberana 
y garantía de éxito en las tentaciones.

Estás con nosotros, energía que sostiene 
nuestra vacilante generosidad.

Estás con nosotros, 
en nuestras luchas y fracasos, 
en nuestras dificultades y pruebas.

Estás con nosotros 
en nuestras decepciones y ansiedades 
para devolvernos el coraje.

Estás con nosotros en las tristezas 
para comunicarnos el entusiasmo 
de tu alegría.

Estás con nosotros 
en la soledad como compañero que nunca falla.

Estás con nosotros 
en nuestra misión apostólica 
para guiarnos y sostenernos.

Estás con nosotros 
para conducirnos al Padre 
por el camino de la sabiduría 
y de la eternidad. 
Amén.



Bendición (Números 6, 24- 26):

El Señor nos bendiga y nos guarde
Ilumine su rostro sobre nosotros,
Y se apiade de nosotros.
Nos muestre su rostro y nos conceda la Paz.


En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.






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