jueves, 23 de marzo de 2017

JESÚS EN LA FRATERNIDAD DE LOS DOCE

Dejarse amar

Jesús salta al combate del espíritu después de experimentar el amor del Padre. En el crecimiento evolutivo de sus experiencias humanas y también divinas (Le 2, 52), Jesús,
siendo un joven de veinte o veinticinco años, fue experimentando progresivamente que Dios no es, sobre todo, el Inaccesible o el Innominado, aquel con quien había tratado desde las rodillas de su Madre.

LA REDENCIÓN DE LOS IMPULSOS

Las dificultades

Desde las profundidades del inconsciente, afloran a la superficie del hombre, las energías no redimidas, hijas de la "carne": orgullo, vanidad, envidia, odio, resentimientos, rencor, venganza, deseo de poseer personas o cosas, egoísmo y arrogancia, miedo, timidez, angustia, agresividad.

AMAR ES DIALOGAR

Basta abrir los ojos y observar los comportamientos comunitarios de un grupo, y pronto llegaremos a la conclusión de que gran parte de las desinteligencias, entre los hermanos, derivan de la falta de diálogo.

AMAR ES ASUMIR AL HERMANO DIFICIL

Perseverancia para no tirar por la borda al segundo o tercer fracaso. No se debe pretender quemar etapas, precipitando los acontecimientos, y dejándose llevar por la impaciencia. 

CONCLUSIÓN

SUBE CONMIGO

Tú qué esperas y que, en tu espera, a veces te sientes como una tenue neblina, anclada en el fondo oscuro del tiempo, no desfallezcas. Pues desde el fondo mismo del Tiempo, como un puño enorme, avanza, inexorable, a tu encuentro, la Esperanza. (Anónimo).