sábado, 10 de abril de 2010

EL HOMBRE VIEJO Y SABIO


EL HOMBRE VIEJO
Un hombre viejo, muy bien vestido, quien cuidaba mucho su apariencia, se está cambiando a una casa de ancianos.
Su esposa de 70 años murió recién y él se vio obligado a dejar su hogar.
Después de esperar varias horas en la recepción, gentilmente sonríe cuando le dicen que su cuarto está listo.
Conforme caminaba lentamente al elevador, usando su bastón, yo le describo su cuarto, incluyendo la hoja de papel que sirve como cortina en la ventana.
Me gusta mucho, dijo con el entusiasmo de un niño de 8 años que ha recibido una nueva mascota.
Señor, usted aún no ha visto su cuarto, espere un momento, ya casi llegamos. Eso no tiene nada que ver, contesta.
La felicidad yo la elijo por adelantado. Si me gusta o no el cuarto, no depende del mobiliario o la decoración, sino de cómo yo decido verlo.
Ya está decidido en mi mente que me gusta mi cuarto, es una decisión que tomo cada mañana cuando me levanto.
Yo puedo escoger: Puedo pasar mi día en cama enumerando todas las dificultades que tengo con las partes de mi cuerpo que no funcionan bien, o puedo levantarme y dar gracias al cielo por aquellas partes que todavía trabajan bien.
Cada día es un regalo y mientras yo pueda abrir mis ojos, me enfocaré en el nuevo día y todos los recuerdos felices que he construido durante mi vida.
La vejez es como una cuenta bancaria: Tú retiras al final lo que has depositado durante toda tu vida.
Así que mi consejo para ti es que deposites toda la felicidad que tengas en tu cuenta bancaria de recuerdos.
Gracias a ti por llenar mi cuenta con recuerdos felices, los cuales yo todavía sigo llenando.



EL HOMBRE SABIO
Se cuenta que en el siglo pasado, un turista fue a una ciudad, con la finalidad de visitar a un famoso sabio,
el turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros, las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y una silla.
¿Dónde están sus muebles? preguntó el turista.
Y el sabio, rápidamente, también preguntó: Y dónde están los suyos...?¿Los míos?, se sorprendió el turista. Pero si yo estoy aquí solamente de paso.
Yo también... concluyó el sabio.
"La vida en la tierra es solamente temporal... sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices".

El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables, personas incomparables y recuerda :
- No importa qué modelo de auto usabas; lo importante es a cuánta gente llevaste.
- No importa los metros cuadrados de tu casa; lo importante es a cuánta gente recibiste en ella.
- No importa la marca de la ropa en tu armario; lo importante es a cuántos ayudaste a vestirse.
- No importa cuan alto era tu sueldo; lo importante es si vendiste tu conciencia para obtenerlo.
- No importa cuál era tu título; lo importante es si hiciste tu trabajo con lo mejor de ti.
- No importa cuántos amigos tenías; lo importante es cuánta gente te consideraba su amigo.
- No importa en qué vecindario vivías; lo importante es cómo tratabas a tus vecinos.
- No importa el color de tu piel; lo importante es la pureza de tu interior.