Y ahora que ya recibo dinero como pago del trabajo que desempeño, se hace necesario ocupar el resto del tiempo libre en otra actividad, porque la idea es trabajar, trabajar y trabajar como única forma de atesorar una cantidad de dinero y poder regresar a mi tierra natal para disfrutar del esfuerzo físico en un periodo de tiempo no superior a los cinco años: “me repetía una y otra vez cada día”.
Llego el momento soñado y ahora no solo tenia un trabajo de tiempo completo (40 horas), sino que ademas, acumulaba 20 horas extras por cada semana que pasaba en un mismo lugar de trabajo y así van pasando los días hasta que una noche mientras esperaba que las fuerzas de mi cuerpo se agotaran de cansancio hasta quedar dormido para recuperar energías con un profundo sueño, llega de visita, un conocido muy allegado para informar que están necesitando una persona para trabajar medio tiempo en horario nocturno en un restaurante cercano, propuesta que de forma inmediata, dejo en consideración para ir al día siguiente y aplicar personalmente por la posición, ya que las condiciones me favorecen, pues esta cerca de mi casa y puedo desplazarme caminando. Muy fácil resultaría obtener la nueva posición, porque durante la entrevista conté que ya tenia experiencia trabajando en cocinas ya que era empleado en el mas grande y famoso lugar del pueblo y eso le pareció un punto a mi favor, por lo cual, decidió contratarme en forma inmediata ya que esa noche, había faltado un empleado. Desde este momento, acumulaba otras 30 horas con mi nuevo trabajo para un gran total de 90 horas semanales de trabajo y “dar un paso adelante” en el cumplimiento del sueño americano, sin revisar o dar importancia alguna a las consecuencias que todo este desgaste físico ocasionaría en mi cuerpo y sobretodo por las cosas que no disfrutaría en el diario vivir.
La rutina de las extensas jornadas de trabajo, no dan tregua y los pocos días de descanso, eran demasiado cortos para que el cuerpo recuperara todas las energías gastadas, pero la motivación por un mejor futuro provocaba vacíos en la memoria y día tras día la vida se iba diluyendo entre trabajo y trabajo y como ave de rapiña que desde las alturas en pleno vuelo observa su presa, así mismo, mi instinto paisa del rebusque por conseguir dinero me da la oportunidad de ofrecer el poco tiempo disponible que tengo para hacer algunas tareas en el lugar del trabajo al momento de cerrar las puertas al público y de esta manera, obtener unas horas mas de trabajo en esta desesperada y loca carrera por alcanzar el sueño Americano. Mientras esperaba el cierre del establecimiento, usaba los espacios de tiempo recreando situaciones anheladas o proyectos a futuro y en varias ocasiones dejaba que las memorias de juventud grabadas en mi cerebro, desde mucho tiempo atrás, fueran el motor de ánimo y fortaleza para seguir trabajando.
Las contradicciones que vivía a diario, por momentos hacían creer que esto no era el sueño Americano del que tanto había escuchado, sino mas bien, como se mencionaba entre los migrantes; “la pesadilla Americana” y que el verdadero sueño se vivía en nuestros países de origen que a pesar de las condiciones y las necesidades apremiantes, estas eran cubiertas por los momentos de felicidad que vivíamos en compañía de nuestras familias. Hasta este momento, no comprendía muy claramente, como era posible que a pesar de tener trabajo y muchas horas acumuladas, el total de los ingresos no permitiera tener suficientes ahorros para los gastos improvistos y entre mas tiempo pasaba, mas trabajos extras se hacían necesario hasta convertirme en un dependiente del trabajo y en un consumidor impulsivo en una economía de consumo, donde día a día el gasto aumenta muchas veces sin una necesidad básica. El hambre y la poca calidad en la alimentación, se convertía en un punto débil para muchos de los migrantes en mi comunidad que desde ahora añadirían un elemento mas a su estilo de vida: la auto medicación para no incurrir en altos gastos médicos, lo cual, trajo como consecuencia para ellos, la desnutrición y muchas enfermedades que luego ocasionaron hasta la muerte en algunos de ellos. Recordaba constantemente la frase de orgullo y poderío que mas ligada estaba a este país, cuando se referían a la tierra de la libertad y de las oportunidades, pero la tristeza me invadía al conocer las verdaderas condiciones de miseria, abandono y pobreza en la que muchas personas vivían en ciertas zonas de la ciudad, donde la delincuencia, la prostitución, el tráfico y el consumo de drogas era lo predominante, lo principal y el pan de cada día, al contrario de las imágenes que mostraban en películas sobre los Estados Unidos de Norteamérica.
El tiempo avanza y las condiciones climáticas cambian en mejora de las oportunidades de trabajo “afuera” ya que se abren muchas ofertas con generosos pagos por las labores de verano, las cuales, tienen sacrificios y otras condiciones que deben ser soportadas si se elige esta opción de trabajo. Es así como logré hacer parte de los afamados trabajos de la construcción, de jardinería, de pintura y mantenimiento que aunque son de temporada de verano, quiero decir, no son permanentes, pero si hay que aprovechar las extensas jornadas de trabajo continua. A medida que hago nuevos contactos con personas en diferentes lugares de trabajo, adquiero experiencia en nuevos oficios (limpieza, cuidado de mascotas y rutas de periódico) para rellenar algunos espacios libres del día y generar dinero para gastos extras que se puedan presentar.
El reducido grupo de amistades del cual hago parte, hace que la convivencia social y la recreación sea casi nula, empezando a sentir tristeza por todas las celebraciones y días festivos que siempre son un motivo de festejo en mi tierra natal a diferencia de lo poco, lo simple y lo frío de las celebraciones que desde ahora hago parte en esta tierra de libertad, por lo cual, busco refugio en largas jornadas de trabajo y continuas noches de bohemia escuchando letras de canciones que alimentan el sentimiento de despecho y embriaga la nostalgia por todos los momentos ausentes. En estos momentos llega a mi memoria, una frase muy trillada (quiero decir: muy repetida) por las personas adultas de mi tierra natal: “Nada es eterno, ni para siempre” y la razón por la cual, la menciono, es porque ahora que ya tengo varios trabajos y en teoría contable, mis ingresos están en superávit, el sistema económico influenciado por una sociedad de consumo hace que el estilo de vida sea de apariencias, de renovación diaria y no tenga un sentido claro sobre el futuro porvenir.
Es época de navidad, una fiesta para afianzar nuestros valores de modo que la navidad sea lo que debe ser, una época dedicada al perdón generoso, por lo tanto dedico tiempo a aumentar la fe católica y a la meditación, sobre:
1. Reconciliación que aprenderemos de un Dios compasivo, vivir la navidad es cancelar los agravios si alguien nos ha ofendido, y es pedir perdón si hemos maltratado a los demás. Los seres humanos podemos hacernos daño con el odio o podemos ser felices en un amor que reconcilia y esa buena misión es para cada uno de nosotros: ser agentes de reconciliación y no de discordia, ser instrumento de paz y sembradores de hermandad.
2. Comprensión es la nota distintiva de todo verdadero amor, podemos decir que la encarnación de un Dios que se hace hombre puede leerse en clave de ese gran valor llamado comprensión. Con un amor comprensivo somos capaces de ver las razones de los demás y ser tolerantes con sus fallas, además podemos decir que: “Si la navidad nos torna comprensivos es una excelente navidad y feliz navidad es aprender a ponernos en el lugar de los demás”.
3. Respeto es uno de los valores morales más importantes del ser humano, pues es fundamental para lograr una armoniosa interacción social. Una de las premisas más importantes sobre el respeto es que para ser respetado es necesario saber o aprender a respetar, a comprender al otro, a valorar sus intereses y necesidades, en este caso, el respeto debe ser mutuo, y nacer de un sentimiento de reciprocidad. Ahora bien, el respeto también debe aprenderse, ya que respetar no significa estar de acuerdo en todos los ámbitos con otra persona, sino que se trata de no discriminar ni ofender a esa persona por su forma de vida y sus decisiones, siempre y cuando dichas decisiones no causen ningún daño, ni afecten a los demás. El respeto es fuente de armonía porque nos anima a valorar las diferencias, como lo hace un pintor con los colores o un músico con las notas o ritmos. Un amor respetuoso nos impide juzgar a los demás, manipularlos o querer moldearlos a nuestro tamaño.
4. La sinceridad de nuestro amor debe estar siempre iluminada por la verdad, de modo que esté también favorecido por la confianza. Si nos mostramos tal cual somos en la realidad, nos hace congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos. De esta manera, logramos el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades, pero también de nuestras limitaciones para que los demás nos quieran y acepten como somos. La Sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona, tenemos la obligación de decírselo, señalando las faltas en las que incurre y el daño que provoca, no solamente a las personas, sino a la buena convivencia que debe haber. Una cualidad sin la cual el amor no puede subsistir, ya que no hay amor donde hay mentira. Amar es andar en la verdad, sin máscaras, sin el peso de la hipocresía y con la fuerza de la integridad. Sólo en la verdad somos libres como lo anunció Jesucristo y sólo sobre la roca firme de la verdad puede sostenerse una relación en las crisis y los problemas. Con la sinceridad nos ganamos la confianza y con la confianza llegamos al entendimiento y la unidad. El amor nos enseña a no actuar como los egoístas y los soberbios que creen que su verdad es la Verdad.
5. El diálogo sereno que brota de un sincero amor y de un alma en paz es el mejor aguinaldo que nos podemos dar en Diciembre, aunque nosotros nos empecinamos en acercarnos siempre al triunfador, en prestar atención al que le van bien las cosas, al que tiene éxito. ¡Qué difícil es acordarse del que ha fracasado, del que las cosas le van mal, del que tiene necesidad. Un diálogo en el que a diario estemos “vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia”. Así evitamos que nuestras casas sean lugares vacíos de afecto en los que andamos dispersos como extraños bajo el mismo techo. Dios nos concede a todos el don de comunicarnos sin ofensas, sin juicios, sin altanerías, con respeto y empatía, lo que genera acogida y mutua aceptación.
6. La sencillez es difícil de definir, se la siente más que se la expresa, es un privilegio de los niños y virtud de las grandes almas, resultante de muchas virtudes. Ninguna forma de coacción puede conducir a la sencillez, al contrario, cuanto más reprimimos, sustituimos, sublimamos, espiritualizamos, menos sencillez existe, aunque exista cierta apariencia de sencillez externa. Navidad es una buena época para desterrar el orgullo y tomar conciencia de tantos males que acarrea la soberbia. Ninguna virtud nos acerca tanto a los demás como la sencillez y ningún defecto nos aleja tanto como la arrogancia. La sencillez es hermosa y, como la luna, irradia frescura, en contraste con el resplandor del sol. La sencillez es natural. Puede tener una apariencia corriente y carente de atractivo para aquellos cuya visión está acostumbrada a lo superficial, o a lo erudito. Sin embargo, para aquellos que poseen el discernimiento sutil de un artista, vislumbrar la sencillez es suficiente para reconocer la obra maestra. La sencillez combina la dulzura y la sabiduría. Es claridad en la mente e intelecto, ya que surge del alma. No la hemos de confundir con la inteligencia del que se sabe erudito y así lo hace saber a los demás. Este saber, muchas veces, es la causa de una raíz de soberbia, que la persona no es capaz de reconocer ni vencer.
7. La generosidad es la capacidad de dar con desinterés y no se trata de cosas materiales, es la virtud en la cual, el amor le gana la carrera al egoísmo, es en la entrega generosa de nosotros mismos donde se muestra la profundidad de un amor que no se agota en las palabras. Sabemos amar cuando sabemos compartir, sabemos amar cuando damos lo mejor de nosotros mismos en lugar de dar sólo cosas materiales. Tomemos pues, la mejor decisión: dar cariño, afecto, ternura y perdón; dar tiempo y dar alegría y esperanza, porque son los aguinaldos que más valen y no cuestan dinero. Demos amor, pero no interpretado como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, resultante y productor de una serie de actitudes, emociones y experiencias entre los seres humanos, sino como la virtud de dar y así decía San Juan de la Cruz: donde no hay amor pon amor, y sacarás amor.
8. La fe es un acto personal, es la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado, nadie puede creer solo, nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros. Una fe es firme cuando nace una relación amistosa con el Señor, es auténtica y está confirmada con las buenas obras, de modo que la religión no sea sólo de rezos, ritos y tradiciones. Necesitamos cultivar la fe con la Biblia, la oración y la práctica religiosa porque la fe es nuestro mejor apoyo en la crisis. Este creer no es el resultado de mi reflexión solitaria, no es el producto de mi pensamiento, sino que es el resultado de una relación, de un diálogo en el que hay un escuchar, un recibir, y un responder. La fe es la fuerza de la vida y sin ella andamos a la deriva, razón tenía Publio Siro, escritor latino de la Antigua Roma, nativo de Siria hecho esclavo y enviado a Italia, pero gracias a su talento se ganó el favor de su amo, que lo liberó y educó, cuando dijo: “el que ha perdido la fe, ya no tiene mas que perder”. ¡Qué bueno que cuidemos nuestra fe como se cuida un tesoro!
9. Es gracias al amor que soñamos con altos ideales y es gracias a la esperanza que los alcanzamos. El amor y la esperanza son las alas que nos elevan a la grandeza, a pesar de los obstáculos y los sinsabores, lo mejor es llevarlo a la oración, rezar con él despacio, fijándonos en cada matiz, en cada detalle, sin prisas. La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad. Si encendemos la llama de la esperanza y el fuego del amor, su luz radiante brillará en el nuevo año después de que se apaguen las luces de la Navidad.
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