martes, 21 de febrero de 2017

PRÁCTICA SEMANAL - DIOS DE LA TERNURA

La práctica tiene 3 partes, las primeras dos partes hágalas en su tiempo de oración (puede hacerlo en este orden sugerido, o cambiando, pero se sugiere hacer solo un texto de la Biblia (Dios hablándome a mi) y una oración a través de la Lectura Rezada cada día (yo hablándole a Dios), de esta forma comenzaremos a comunicarnos en dos vías.

I parte de la práctica semanal - Palabra de Dios

Meditar y analizar el texto bíblico señalado para cada día, con la ayuda de la pequeña pedagogía y el cuaderno espiritual, para anotar ahí las claridades y emociones que puedo sentir al texto.

Textos Bíblicos de la semana 1 (uno diario)

Día 1 de la práctica semanal - Palabra de Dios
Isaías 41 (8-20)
(No temas porque Yo estoy contigo)

(8) «Pero tú, Israel, mi siervo, tú, Jacob, a quien he escogido, simiente de Abraham, mi amigo:
(9) Te tomé de los confines de la tierra, te llamé de los rincones más remotos, y te dije: “Tú eres mi siervo”. Yo te escogí; no te rechacé.
(10) Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.
(11) »Todos los que se enardecen contra ti sin duda serán avergonzados y humillados; los que se te oponen serán como nada, como si no existieran.
(12) Aunque busques a tus enemigos, no los encontrarás. Los que te hacen la guerra serán como nada, como si no existieran.
(13) Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha;
yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”.
(14) No temas, gusano Jacob, pequeño Israel —afirma el Señor—, porque yo mismo te ayudaré; ¡el Santo de Israel es tu redentor!
(15) »Te convertiré en una trilladora nueva y afilada, de doble filo. Trillarás las montañas y las harás polvo; convertirás en paja las colinas.
(16) Las aventarás y se las llevará el viento; ¡un vendaval las dispersará!
Pero tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel.
(17) »Los pobres y los necesitados buscan agua, pero no la encuentran;
la sed les ha resecado la lengua. Pero yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
(18) Haré brotar ríos en las áridas cumbres, y manantiales entre los valles.
Transformaré el desierto en estanques de agua, y el sequedal en manantiales.
(19) Plantaré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos; en áridas tierras plantaré cipreses, junto con pinos y abetos,
(20) para que la gente vea y sepa, y considere y entienda, que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.



El Señor me dice a mi, a través de esta lectura y le dijo a Jacob: Te he escogido, te he tomado de la mano, no tengas miedo,  yo te ayudo. Es el momento apropiado para repetir con insistencia “yo te ayudo”, ya que sólo deseo dejarme conducir por ti, sin miedo, porque tú me ayudas. Ahora mismo, recuerdo que en muchas ocasiones, mi oración ha comenzado con un ayúdame, creo que me ha faltado algo importante: dejarme tomar de la mano, porque ha sido un ayúdame desde lejos, sin estar unido a ti de la mano. Porque el que va de la mano no cae si tropieza, se siente seguro, es un gesto entre Padres y el hijo. Es también expresión de amor, de protección, de seguridad en sí mismo, de cercanía. 

Los afligidos y los necesitados buscan agua, pero no la hay, su lengua está reseca de sed. Yo, el Señor, les responderé, Yo el Dios de Israel, no los abandonará. Sabiendo de antemano las necesidades básicas para sobrevivir las inclementes temperaturas y las pésimas condiciones de físicas del pueblo, El señor promete abrir ríos en las alturas desoladas, manantiales en medio de los valles, transformar el desierto en estanque de aguas y la tierra seca en manantiales, para que esa promesa se convierta en ayuda, en compañía y en protección como realmente lo hace un Padre.

Día 2 de la práctica semanal - Palabra de Dios
Oseas 2 (16-23)
(Te desposare conmigo para siempre)

(16) Sucederá en aquel día -declara el Señor- que me llamarás Ishí y no me llamarás más Baalí. 
(17) Porque quitaré de su boca los nombres de los Baales, y nunca más serán mencionados por sus nombres. 
(18) En aquel día haré también un pacto por ellos con las bestias del campo, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra; quitaré de la tierra el arco, la espada y la guerra, y haré que ellos duerman seguros. 
(19) Te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en misericordia y en compasión; 
(20) te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás al Señor.
(21) Y sucederá que en aquel día yo responderé--declara el Señor--, responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra, 
(22) y la tierra responderá al trigo, al mosto y al aceite, y ellos responderán a Jezreel. 
(23) La sembraré para mí en la tierra, y tendré compasión de la que no recibió compasión, y diré al que no era mi pueblo: Tú eres mi pueblo, y él dirá: Tú eres mi Dios.

Dios me dice a mi que lo más importante es establecer una relación personal con el Señor Jesucristo, y no susurrar tópicos sobre que Él es su Señor ni andar afirmando que está llevando a cabo grandes cosas para Él. Al final, todo se reduce a lo que Jesús le preguntó a Simón Pedro junto al Mar de Galilea: "¿Me amas?"

El matrimonio es más bien un estado en que gente muy imperfecta se hiere y humilla a menudo, pero encuentran la gracia para perdonarse el uno al otro, y permitir así que el poder redentor de Dios transforme su matrimonio.
El regalo de bodas de Dios para su pueblo, tanto en los días de Oseas como en los nuestros, es su misericordia. Aunque no tenemos mérito alguno, nos perdona y nos hace aceptos ante El.

Día 3 de la práctica semanal - Palabra de Dios
Josué 1 (1-9)
(El libro de la ley no se apartará de tu boca)

(1) Sucedió después de la muerte de Moisés, siervo del Señor, que el Señor habló a Josué, hijo de Nun, y ayudante de Moisés, diciendo: 
(2) Mi siervo Moisés ha muerto; ahora pues, levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. 
(3) Todo lugar que pise la planta de vuestro pie os he dado, tal como dije a Moisés. 
(4) Desde el desierto y este Líbano hasta el gran río, el río Eufrates, toda la tierra de los hititas hasta el mar Grande que está hacia la puesta del sol, será vuestro territorio. 
(5) Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Así como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. 
(6) Sé fuerte y valiente, porque tú darás a este pueblo posesión de la tierra que juré a sus padres que les daría. 
(7) Solamente sé fuerte y muy valiente; cuídate de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó; no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. 
(8) Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito. 
(9) ¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.

El Señor me dice a mi que debo entender el sentido de una orden.
Primera orden:
Josué y su pueblo tienen la responsabilidad de entrar y poseer. La expresión: “levántate y pasa este Jordán”, implica prisa, obediencia sin retraso. No puede haber dilatación en nuestra voluntad para hacer lo que Dios dice. Ellos no deberían claudicar entre dos pensamientos.

Segunda orden:
Tomar posesión de la tierra, como representante y jefe del pueblo, la promesa incluía no sólo a Josué sino a todos. Las frases: “estaré contigo”, “no te dejaré”, “ni te desampararé” son una misma promesa dicha en tres modos diferentes, debió de ser una tranquilidad para Josué saber que Dios estaba comprometido con su presencia diaria y constante, cada vez que lo necesitara y donde lo necesitara, siempre estaría ahí.

Tercera orden:
Sé fuerte y valiente, meditando en la ley de Dios. Porque el esfuerzo, el valor moral y el valor físico del hombre dependen de ello. No hay otro pan que sostenga y nutra más nuestra vida que el alimento de la palabra de Dios.

Día 4 de la práctica semanal - Palabra de Dios
Juan 14 (8-20)
(Todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré))

(8) Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. 
(9) Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? 
(10) ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras. 
(11) Creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas. 
(12) En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre.
(13) Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 
(14) Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
(15) Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. 
(16) Y yo rogaré al Padre, y El os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre; 
(17) es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros. 
(18) No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. 
(19) Un poco más de tiempo y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. 
(20) En ese día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. 

Dios me dice a mí que cuando Jesús estuvo aquí en esta tierra, hizo grandes obras y milagros. Estos apóstoles hicieron los mismos milagros. Sanaron a los enfermos y levantaron a los muertos. Con todo, Jesús dijo que aquellos que creyesen en Él harían mayores obras.

¿Qué significa pedir en el nombre de Cristo? orar con el respaldo de su persona significa colocarse en su lugar. Significa estar completamente identificados con Él, y unidos a Cristo. Significa que usted y yo imploramos los méritos de su bendito Hijo cuando nos hallamos ante Dios. No tenemos ningún mérito ni ninguna posición propia ante Dios. Él no oye mi oración porque yo soy quien soy. El no oye su oración porque usted es quien es. Él oye nuestras oraciones cuando se elevan en el nombre de Cristo, al fin de la oración, terminando con las palabras: "en el nombre de Jesús". Orar en Su nombre es presentar la oración en los méritos de Jesús y para su gloria.
¿Qué sucede cuando una persona querida está por partir? 
¿Tratamos de alargar los días? 
¿Nos prometemos que nunca nos olvidaremos, que el siempre permanecerá en nuestra mente y corazón?  
¿Buscamos gozar de cada momento como si fuera el último? 

Sin lugar a dudas las despedidas y las partidas, los desencuentros y las ausencias, nos producen dolor. No queremos que la persona querida se vaya, pues con su partida un pedazo de nosotros se va también. Seguramente conocemos ese sentimiento de desazón, ese dolor por lo que se va, en transiciones que se presentan en la vida, como cuando una hija que se va a estudiar a la universidad en una ciudad distante, un amigo se va a trabajar a otro país, los abuelos que vuelven a casa después de haber compartido todo un verano con los nietos, un noviazgo o matrimonio que se termina o como ocurre con la muerte, las despedidas también nos dejan un vacío, un espacio muy difícil de llenar. Pues cuando amamos, ponemos nuestro corazón en el otro y mientras más transitamos por la vida, pareciera que más pedazos de nosotros se escurrieran por la alcantarilla de la existencia.

Después de tantos vacíos, desilusiones, ausencias y tristezas, ¿cómo nos mantenemos enteros? ¿Cómo evitamos desintegrarnos como personas?  Tal vez busquemos arreglar nuestro corazón con pegatina, atar con hilos los pedazos que quedan. O tal vez busquemos sustitutos, estrategias para ahogar el dolor. Hasta que un día, casi sin darnos cuenta, nos inunda un miedo profundo de amar, de entrar en el mundo del otro. No queremos seguir perdiendo retazos, y por ello nos ponemos más duros, mas volcados hacia dentro, insensibles, desarrollamos callosidades del alma. Pero el amor también implica dejar partir, permitir que el vacío sea transformado en el espacio de lo nuevo.
¿Vale la pena amar? El texto tiene presente incertidumbres, inseguridad y el dolor que provoca una ausencia inminente. Jesús se está despidiendo, preparando a sus discípulos para lo que vendrá. Después de su partida y de su muerte, ¿podrán los discípulos salir de la cerrazón de la congoja, apostar sus vidas al destino de los otros, a amar como Jesús los amó?

Jesús no condena estas incertidumbres y tristezas, sino que las comprende y se solidariza con ellas. Y su respuesta es de tal radicalidad que nos hace replantear lo que significa vivir la vida desde la clave del amor. Las palabras de Jesús no son un consuelo fácil destinado a hacernos sentir bien, pues no nos promete una vida sin dolor, sino que nos dice que una vida sin amor no merece llamarse vida. Ceder ante la seguridad de una vida sin amor, sin riesgos, no nos trae la plenitud, menos aún seguridad, sino que nos deshumaniza y nos cercena de los medios por los cuales Dios llega y se manifiesta entre nosotros. El crea cosas nuevas desde la nada, inclusive desde el vacío y la total desazón.

Me dijo que las cosas que le pido me las dará, sobre todo si me mantengo en sus mandamientos, pero creo que no debo “obligarme” a cumplirlos, sino que es como una muestra de mi amor a Él el seguirlos o tratar de hacerlo, porque quiero agradarlo!
También me dijo que Jesús está en el Padre, y nosotros en Jesús porque es hombre también, y Él está en nosotros o se nos presentará si nos dejamos amar, y nos amara!


Día 5 de la práctica semanal - Palabra de Dios
Salmo 118 (16-21)
(Es una referencia a la resurrección del Señor) 

(16) La diestra del Señor es exaltada; la diestra del Señor hace proezas. (17) No moriré, sino que viviré, y contaré las obras del Señor. 
(18) El Señor me ha reprendido severamente, pero no me ha entregado a la muerte.
(19) Abridme las puertas de la justicia; entraré por ellas y daré gracias al Señor. 
(20) Esta es la puerta del Señor; los justos entrarán por ella. 
(21) Te daré gracias porque me has respondido, y has sido mi salvación.

El Señor me dice a mí que debo caer en cuenta de la inmensa misericordia que tiene Dios, cuando nos abre las puertas de la justicia. Cabe entonces preguntar; cual es la puerta del Señor? y la respuesta es corta y simple, como Jesucristo nos lo explicó cuando dijo: “Yo soy la puerta, el que por mi entre, será salvo”.
Hay momentos de nuestra vida, en que estamos como secos y en cambio hay otros momentos en que estamos llenos de la gracia del Espíritu Santo y somos como una fuente abundante de agua natural. 

Para la práctica personal de la lectura rezada con la oración Cara a Cara, elegí el siguiente fragmento:

“En este mundo que es tuyo,
en medio de las fatigas, 
del tumulto, de las luchas,
de la multitud agitada,
he de mantenerme delante de Ti,
cara a cara”.

La repito varias veces porque siento que me proporciona paz y esperanza frente a tanta prisa, tanta competencia socio-económica, tanta carencia de valores morales, que existe a mi alrededor y no podrán separarme de Ti.
Me ha dicho que fue Él quien me salvó la vida, mi vida humana y sobre todo mi vida espiritual.

Día 6 de la práctica semanal - Palabra de Dios
Gálatas 4 (1-7)
(Hijos antes y después de Jesucristo)

(1) Digo, pues: Mientras el heredero es menor de edad, en nada es diferente del siervo, aunque sea el dueño de todo, 
(2) sino que está bajo guardianes y tutores hasta la edad señalada por el padre. 
(3) Así también nosotros, mientras éramos niños, estábamos sujetos a servidumbre bajo las cosas elementales del mundo. 
(4) Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, 
(5) a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. 
(6) Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, clamando: ¡Abba! ¡Padre! 
(7) Por tanto, ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios.

El Señor me dice a mí, haciendo una comparación de un heredero menor de edad y nosotros antes de que conociéramos a Jesucristo, cuando un heredero, aunque puede ser el dueño de todas las propiedades que le deja su padre, no puede disponer de ellas mientras siga dependiendo de guardianes y tutores, porque seguirá siendo como un esclavo mas en esa familia. 

En el caso de nosotros, antes de conocer a Jesucristo, también éramos esclavos de las cosas del mundo, de las huestes espirituales y potestades que controlan el universo, sin poder disponer de la herencia de Dios nos tiene reservada para nosotros. Y cuando pasamos a ser hijos de Dios, El nos ha enviado el Espíritu de su hijo a nuestros corazones, para poder llamarlo Padre, Abba (querido papá).


Día 7 de la práctica semanal - Palabra de Dios
Isaías 43 (1-10)
(No temas porque Yo estoy contigo)

(1) Mas ahora, así dice el Señor tu Creador, oh Jacob, y el que te formó, oh Israel: No temas, porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre; mío eres tú. 
(2) Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará. 
(3) Porque yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador; he dado a Egipto por tu rescate, a Cus y a Seba en lugar tuyo. 
(4) Ya que eres precioso a mis ojos, digno de honra, y yo te amo, daré a otros hombres en lugar tuyo, y a otros pueblos por tu vida. 
(5) No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu descendencia, y del occidente te reuniré. 
(6) Diré al norte: "Entrégalos;" y al sur: "No los retengas." Trae a mis hijos desde lejos y a mis hijas desde los confines de la tierra, 
(7) a todo el que es llamado por mi nombre y a quien he creado para mi gloria, a quien he formado y a quien he hecho.
(8) Sacad al pueblo ciego, aunque tiene ojos, y a los sordos, aunque tienen oídos. 
(9) Todas las naciones a una se han reunido y se han congregado los pueblos. ¿Quién de ellos declarará esto y nos proclamará las cosas anteriores? Que presenten sus testigos y que se justifiquen, que oigan y digan: Es verdad. 
(10) Vosotros sois mis testigos--declara el Señor-- y mi siervo a quien he escogido, para que me conozcáis y creáis en mí, y entendáis que yo soy. Antes de mí no fue formado otro dios, ni después de mí lo habrá.

El señor me dice a mi sobre el origen de la vida y tomó como ejemplo a Jacob (significa deshonesto). Dios tomó el barro de la tierra, sopló en él, el espíritu de vida, formando un ser humano que se rebeló, pero ahora Dios nos hace hijos suyos por medio de nuestra fe en Jesucristo.

Dios se llama a si mismo el creador de Israel, porque Dios formó a Israel y después los redimió, (ofrenda del primer nacido y le pertenece al Señor, pagando un precio, como se muestra en la pascua con la sangre del cordero) ya que habían estado en esclavitud en Babilonia atrapados en tierra extranjera, sin grandeza o poder propio y ellos eran para Él, preciados, honrados y amados, de tal forma que dijo acompañarlos y no teman cuando cruzaran los ríos para que no anegaran o cuando pasaran por el fuego no los quemara. 

La palabra temor es una condición humana bastante normal, mas en este pueblo esclavizado por mas de medio siglo y sin esperanza de mejorar su condición de servidumbre.
Me dijo de muchas formas, que yo soy alguien de gran valor para Él, que me ama, que me escogió, que está conmigo.


II parte de la práctica semanal - Modalidad

Lectura rezada (variando entre estas oraciones y salmos). Inmediatamente después de leer el texto bíblico, acompañémoslo de nuestra respuesta utilizando estos salmos.

Nota: escribir cada día, Qué me dice Dios a mi en este texto.

Salmo 16
Fidelidad a Dios, sumo bien

(1) Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio.
(2) Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno».
(3) En cuanto a los santos que están en la tierra, son los gloriosos en quienes está toda mi delicia.
(4) Aumentarán los dolores de los que corren tras otros dioses. ¡Jamás derramaré sus sangrientas libaciones, ni con mis labios pronunciaré sus nombres!
(5) Tú, Señor, eres mi porción y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi suerte.
(6) Bellos lugares me han tocado en suerte; ¡preciosa herencia me ha correspondido!
(7) Bendeciré al Señor, que me aconseja; aun de noche me reprende mi conciencia.
(8) Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer.
(9) Por eso mi corazón se alegra, y se regocijan mis entrañas; todo mi ser se llena de confianza.
(10) No dejarás que mi vida termine en el sepulcro; no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.
(11) Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.


A mi me dijo en la lectura del Salmo 16:
Que no hay nada bueno para mi fuera de Él, mi Dios.
Eres mi porción de mi herencia y de mi copa, mi suerte.
Bendito seas Dios porque me aconsejas y aún de noche (dormido) me enseña mi conciencia.
A Ti Padre y buen Dios pongo delante de mis proyectos y por eso se alegra mi corazón y mi alma, confiando en ti. Contigo mi Dios tengo plenitud y delicias en mi vida.

Salmo 23
Canto al divino pastor

(1) El Señor es mi pastor, nada me falta;
(2) en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce;
(3) me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre.
(4) Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.
(5) Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos.
Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar.
(6) La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre.



A mi me dijo en la lectura del Salmo 23:
Tú (Dios) es mi Pastor (quien cuida) nada me faltará. A lugares hermosos me llevarás, confortarás mi alma siempre y me guiarás por caminos de justicia porque me amas… No temeré, porque estarás conmigo, y siempre veré tu vara y tu callado como señales, que me infundirán aliento y confianza permanentemente sobre todos los peligros.


Salmo 63
Sed de Dios en la sequedad

(1) Salmo de David. Cuando estaba en el desierto de Judá.
(2) Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente, mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta.
(3) Te he visto en el santuario y he contemplado tu poder y tu gloria.
(4) Tu amor es mejor que la vida; por eso mis labios te alabarán.
(5) Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré.
(6) Mi alma quedará satisfecha como de un suculento banquete, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
(7) En mi lecho me acuerdo de ti; pienso en ti toda la noche.
(8) A la sombra de tus alas cantaré, porque tú eres mi ayuda.
(9) Mi alma se aferra a ti; tu mano derecha me sostiene.
(10) Los que buscan mi muerte serán destruidos; bajarán a las profundidades de la tierra.
(11) Serán entregados a la espada y acabarán devorados por los chacales.
(12) El rey se regocijará en Dios; todos los que invocan a Dios lo alabarán, pero los mentirosos serán silenciados.


Oración 38 del Libro Encuentro - Manual de oración:  
DECISIÓN

Oh Cristo. 
He entrado en el recinto de la oscuridad, 
y las tinieblas me duelen, 
me hieren, 
me lastiman. 
Siento falta de Ti. 
Sé que Tú estás en mí. 
Pero estás callado, 
quieto, 
esperando mi decisión. 

Tú sabes... 
yo no puedo vivir sin Ti. 
La vida, sin Ti, 
es vacía, 
sin sentido, 
sin colores. 
Es angustia. 

Oh Cristo, 
no te quedes callado. 
¡Sálvame! 


Oración 65 del Libro Encuentro - Manual de oración: 
CARA A CARA

Día tras día, Señor de mi vida, 
quede delante de Ti, 
cara a cara. 
De manos juntas, quedaré delante de Ti, 
Señor de todos los mundos, cara a cara. 

En este mundo que es tuyo, 
en medio de las fatigas, 
del tumulto, de las luchas, 
de la multitud agitada, 
he de mantenerme delante de Ti, 
cara a cara.

Y, cuando mi tarea en este mundo 
estuviera acabada, 
oh Rey de Reyes, solo y en silencio, 
permaneceré delante de Ti, cara a cara. 

Amén.


Y un día cualquiera de la semana, también puede utilizar el Padre Nuestro adaptándolo con sus propias palabras:

PADRE NUESTRO (versión modificada)

Padre Nuestro, que estás en las flores, en el canto de los pájaros, en el corazón latiendo; que estás en la compasión, la caridad, la paciencia y el gesto de perdón.

Padre Nuestro, que estás en mí, que estás en ese que yo amo, en ese que me hiere, en aquel que busca la verdad…
Santificado sea tu Nombre por todo lo que es bello, bueno, justo y misericordioso. Venga a nosotros tu reino de paz y justicia, fe, caridad, luz y amor.

Hágase tu voluntad, aunque mis ruegos reproducen a veces más mi orgullo, que mis necesidades reales.
Perdóname todas mis ofensas, mis errores, mis faltas. Perdona cuando se vuelve frío mi corazón;
Perdóname, así como yo intento perdonar a aquellos que me ofenden, incluso cuando mi corazón está herido.
No me dejes caer en las tentaciones de los errores, de los vicios, de la crítica, la destrucción y el egoísmo.
Y líbrame de todo mal, de toda violencia, de todo infortunio, de toda enfermedad. Líbrame de todo dolor, de toda tristeza y de toda desilusión.

Pero, aún si tales dificultades ves que son necesarias en mi vida, que yo tenga la fuerza y el coraje de decir: ¡Gracias, Padre, por esta lección!
Que así sea
Que reine la paz.

Amen.


III parte de la práctica semanal - Vivencia

a) Voy a vivir toda la semana en el Espíritu del mensaje que escuche ahora, sintiéndome hijo amado del Padre.

b) Perciba el amor del Padre en cada cosa: sonrisas, flores, rayos de sol, amabilidad de la gente, una llamada de un amigo, un gesto cordial de personas, un perro meneando su cola, etc.

c) Contemple todos los detalles de la creación que Dios ha hecho especialmente para que usted los vea cada día, son detalles de amor que Dios le envía. Él tiene muchos recursos que utiliza para enviar infinitos detalles preciosos que tienen una nota que nos dice “te amo”, y responda: “Gracias Dios, yo también te amo” ó yo digo “Gracias Dios, yo también te amo”

Repitamos “soy hijo de Dios, hijo amado del Padre Bueno”

Registrar en su cuaderno espiritual, todos esos detalles que vio o que sintió, referentes al amor de Dios Padre.



Al momento de despertar, al abrir mis ojos y ver la luz del día que atravesaba la ventana de mi cuarto, la cual está ubicada junto a mi cama, pude observar a través de ella, (sea esta la oportunidad para asegurar que han pasado varios años, pero han sido muchos años y no había prestado atención a este acto tan simple en mi cotidianidad), como las ramas de un árbol se movían en forma rítmica, algo similar como integrantes de un grupo de danza que mueven su cuerpo sincronizados con los acordes del fondo musical, todo provocado por las fuertes corrientes de vientos que en estos precisos momentos pasaban frente a la ventana y me impresionó observar como todas las hojas se acercaban tanto unas a otras que daba la sensación de estar aplaudiendo como gesto de alegría, quizás en agradecimiento por el nuevo día que Yo iniciaba.

Seguidamente en silencio y sentado al bordo de la cama, pensé: Gracias Padre, por este maravilloso acto de la naturaleza, Yo también te amo.




Siguiente Práctica Semanal: SI CONOCIERAN AL PADRE