El punto de encuentro acordado con anterioridad en las afueras del pueblo se va ocupando con la llegada puntual de los muchachos que tienen la intención de disfrutar de actividades en campo abierto para derrochar adrenalina en una aventura de riesgo como acostumbran hacerlo durante las tardes de vacaciones en las aguas del rio,
con un chapuzón riesgoso ya que no toman ninguna medida de precaución durante el lanzamiento al agua para evitar accidentes o lesiones físicas, como puede ocurrir al tropezar con algún objeto que flote o se encuentre en las profundidades de las aguas, ni menos que decir sobre las medidas preventivas, porque no existe ningún manual o norma de compartimiento por cumplir que sea conocido por los integrantes del grupo.
Desde el momento
de iniciar la caminata hasta el rio, han tomado el camino externo de la
carretera que conduce al pueblo vecino, la cual permanece congestionada de
tránsito vehicular pesado y lo han hecho no solo como medida de seguridad, sino
también porque deben formar una fila doble para poder avanzar mientras risas
vienen y risas van, unos lanzan sus mochilas en las que llevan alimentos,
mientras que otros van charlando y planeando lo que harán en el próximo paseo,
pero algo seguro, es que todos han olvidado sus compromisos diarios por el día
de hoy para poder disfrutar a plenitud de todo lo que hagan en el transcurso de
la tarde.
Francisco y Ramón son los más conocedores
del lugar debido a que son frecuentes bañistas, dirigen la marcha hasta
encontrar el lugar más apropiado, pues se trata de un pedazo de corriente que
se ha formado debido a la caída de muchas guaduas que cubrieron una buena
parte del ancho del rio y represó las aguas para darle paso a este paraíso
natural, descubierto por los muchachos a pesar de estar cubierto de árboles que
dan sombra a sus cuerpos desnudos y protege de los implacables rayos de sol que
de igual forma broncean y queman la piel, también se encargan de encontrar un
buen punto para ubicar la grabadora de Ramón donde el sonido no se ahogue entre
la espesa maleza, pero sobretodo que sea seguro para no caer al agua, ya que es
un objeto bastante valioso para entretener a los muchachos.
Francisco saca
de su mochila, tres grandes frascos de plástico con limonada suficiente para
todos y las oculta en la orilla del rio justo donde el agua las cubre y la
tierra movediza permite con facilidad hacer un hueco y colocar una piedra
grande para que no se muevan con la corriente del agua y esta técnica se conoce
entre ellos, como “la nevera” porque el líquido se mantendrá un poco
frío a pesar de las altas temperaturas que ha estas horas del día, se mantienen
vigentes y son normales para esta época del año en el pueblo.
Ramón mientras
tanto, observa a unos veinte metros de distancia varios árboles de mangos,
entonces decide motivar a otros dos compañeros para ir a recoger en sus propias
camisetas como si fueran costales, pero al llegar se dan cuenta que los pájaros
han estado consumiendo los mangos maduros que han caído al suelo y están llenos
de hormigas, lo cual no deja otra opción que subirse al árbol para despegar los
mangos, moviendo fuertemente las ramas más delgadas donde no pueden llegar por
el peligro que representa cuando una frágil rama se quiebre con el peso del
cuerpo de Ramón y caiga bruscamente al suelo, ocasionando un accidente que
puede ser fatal, pero la intención de tener fruta en el menú hace que el
equilibrio y las maniobras riesgosas, sean tratadas con mucha atención y así
tener otra opción ya que él también había traído como su aporte al paseo varias
piñas frescas y maduras listas para calmar la sed y para comer más tarde junto
a los demás.
Juancho acaba de
llegar al lugar en compañía de otras cinco personas: sus dos hermanas y 3
amigas de colegio de las muchachas, a las que invitó al paseo como había sido
el compromiso previo, ellas aportaron diferentes dulces caseros para compartir
con todos. Juan había comprado en la tienda de la esquina de su casa, varias
tiras de salchichón y pan fresco suficiente para todos, pero lamentablemente
olvidó comprar limones para darle el sabor y complemento apropiado al
combinado, aunque de todas formas así lo consumirían.
La música suena
fuerte y clara en torno a todos los asistentes al rio, quienes repiten en
distintos tiempo y nota musical el coro del disco y con movimientos muy
sensuales en sus cuerpos, se animan a bailar formando un solo grupo como parte
de la diversión mientras pasan las horas y la intensidad del sol se reduce un
poco. Mientras algunos muchachos consideran que es tiempo del baño y se lanzan
al agua desde un improvisado montón de tierra que sirve de trampolín para que
los más osados hagan piruetas y maniobras en el aire antes de caer al agua para
ganar admiración entre las asistentes. Otras más temerarias y conservadoras de
las medidas de seguridad para no correr riesgos, deciden sentarse al borde del
rio donde no hay profundidad y dejar que la corriente remoje la piel de sus
pies y con sus manos esparcen un poco de agua sobre sus cuerpos para evitar que
los rayos solares provoquen quemaduras en su tierna piel.
Llega el momento
de comer y se van ubicando unos junto a otras según el grado de relación y
amistad que tienen hasta formar un círculo, aprovechando que la temperatura ha
descendido un poco y la brisa golpea la piel después de varias horas de
agitados movimientos, saltos y chapaleos, pretenden descansar un poco
ingiriendo bebidas, frutas y algunos alimentos mientras dejan expresar sus
emociones con relatos, cuentos e historias que van contando poco a poco todos
los asistentes para disfrutar de una tarde de diversión y compartir los
principios básicos de la amistad. Llenos por lo consumido, dejan caer sus
cuerpos bronceados sobre la espesa vegetación en señal de relajación y
sobretodo porque están desconectados de la realidad del mundo al que
pertenecen, solo ellos sienten el poder y la rebeldía correr por sus venas y no
hay nada más importante que este sublime encuentro con sus amigos de colegio.
Empiezan a sentir desfallecer como si lo comido hubiere tenido incluido algún
somnífero para cerrar sus ojos y dejar que las fuerzas del inconsciente
controlen el cuerpo, por lo cual, se van acercando poco a poco hasta unir sus
cuerpos en un solo abrazo con respirar pausado. Se escuchan algunos murmuros y
palabras que no se entienden bien debido al tono de voz bajo con que se
expresan, ya que son mensajes personales muy cerca del oído, que en algunas de
las muchachas causan sonoras risotadas y en otras el movimiento brusco de
incorporación como si algo no estuviere funcionando correctamente en medio de
los diálogos, aunque a los pocos segundos, el silencio volvía a ser el elemento
dominante en esta terapia de grupo.
Es tarde ya, el
sol se pierde en medio de las pequeñas montañas que aunque lejanas, se conocen
como grandes montones de tierra destinadas al cultivo de los productos básicos
de la alimentación en la región y que al llegar la noche, parecen ser el cajón
donde reposa el telón de la luz del día y desde donde la verde naturaleza
pasiva pero constantemente observa el transcurrir del pueblo.
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