El ajo es más
conocido como un condimento para las comidas, pero a través de los años, el ajo
se ha usado como una medicina para la prevención de un amplio rango de
enfermedades y condiciones. El diente fresco de ajo o suplementos hechos del
diente de ajo se utilizan para los medicamentos.
Recomendación especial: "Consulta el médico antes de consumir ajo como suplemento medicinal".
Recomendación especial: "Consulta el médico antes de consumir ajo como suplemento medicinal".
El ajo se utiliza
para muchas condiciones relacionadas con el corazón y el sistema sanguíneo.
Estas condiciones incluyen la presión arterial alta, el colesterol alto, las
enfermedades de las arterias coronarias del corazón, los ataque del corazón y endurecimiento
de las arterias (arterioesclerosis).
Algunos de estos usos están apoyados por
la ciencia. El ajo puede ser eficaz para frenar el desarrollo de la
arterioesclerosis y al parecer puede reducir levemente la presión arterial.
Algunas personas usan
el ajo para la prevención del cáncer de colon, del cáncer del recto, del cáncer
del estómago, del cáncer de mamas, del cáncer de la próstata y del cáncer de
los pulmones. También se usa para el tratamiento del cáncer de próstata y del
cáncer de la vejiga.
El ajo ha sido
probado para el tratamiento del agrandamiento de la próstata (la hiperplasia
benigna de la próstata (HBP)), la diabetes, la osteoartritis, la fiebre de heno
(rinitis alérgica), la diarrea de viajero, la presión arterial alta en los
últimos meses de embarazo (preeclampsia), los resfríos, y la influenza.
También
se usa para aumentar el sistema inmunológico, para prevenir las mordeduras de
garrapatas y para el tratamiento de infecciones bacterianas y de hongos.
Otros usos incluyen
el tratamiento de la fiebre, la tos, el dolor de cabeza, el dolor de estómago,
la congestión nasal, el pie de atleta, la gota, el reumatismo, los hemorroides,
el asma, la bronquitis, la falta de aliento, la presión arterial baja, el
azúcar baja en la sangre, el azúcar alta en la sangre y las mordeduras de
serpientes. También se usa para combatir el estrés y la fatiga y para mantener
el funcionamiento normal del hígado.
Las principales
contraindicaciones y efectos secundarios del ajo son:
El consumo de ajo
aumenta el riesgo de hemorragias, ya que inhibe la agregación plaquetaria,
retardando el tiempo de coagulación, por lo que no debe ser consumido en vistas
a una intervención quirúrgica u odontológica.
El ajo debe ser
consumido con precaución por personas que toman hipoglucemiantes, debido a que
puede bajar los niveles de azúcar en sangre.
Los preparados con
ajo por vía oral pueden causar dolor abdominal, inapetencia, gases, eructos,
náuseas, vómitos, acidez, diarrea o estreñimiento, por lo que deben ser
consumidos con precaución en caso de úlceras.
Si bien el consumo
habitual de ajo en las comidas no está contraindicado ni en el embarazo, ni en
la lactancia, sí lo está el consumo excesivo o de suplementos de ajo, ya que
puede aumentar el riesgo de hemorragias y alterar el sabor de la leche materna.
El uso tópico está
contraindicado en bebés y niños, ya que puede producir reacciones alérgicas.
sarpullido y quemaduras en la piel.
Otros efectos
secundarios son mal aliento, mareos, sudoración, dolor de cabeza, fiebre,
escalofríos, ataques de asma y mucosidad nasal.
El ajo posee
características que interfieren en la coagulación sanguínea por lo cual una
sobredosis de ajo o el consumo excesivo de ajo mientras se está en un
tratamiento que incluye el consumo de medicación anti-coagulante, puede afectar
al mismo y provocar sangrados en exceso, así como también favorecer y empeorar
enfermedades relacionadas a la vista y los ojos.
Problemas en la vista relacionados al consumo en exceso de ajo.
El hifema ocurre en
el interior de la cámara del ojo y en el espacio entre el iris, la parte
coloreada de los ojos y la córnea, la capa delgada y curvada de tejido que
cubre la capa frontal del ojo, como consecuencia de un traumatismo o un golpe
en la zona.
También puede
aparecer luego de sufrir una infección y en algunos casos después de un cáncer.
Esta condición se ve afectada con el consumo de anti-coagulantes y el ajo es un
anti-coagulante natural de gran importancia por lo cual su consumo en grandes
cantidades produce efectos negativos en el hifema.
Como la sangre no
coagula correctamente, la sangre continua fluyendo en la zona, lo que puede
provocar que el sangrado en la cámara continúe y en empeore la situación, en
algunos casos hasta provocando la pérdida de la vista.
Problemas en la
retina
Generalmente muchas
personas consumen medicamentos con contenidos anti-coagulantes para tratar o
prevenir problemas cerebro vasculares y cardíacos y al mismo tiempo, hay dos
trastornos en la retina que se producen debido a las anomalías provocadas en
los vasos sanguíneos: la degeneración macular y la retinopatía diabética.
Por supuesto que, en
este caso, el consumo de ajo en exceso vuelve a tener un papel muy negativo y
vuelve a presentarse como anti-coagulante a evitar más aún si ya se está
llevando a cabo el tratamiento con medicamentos.
Hemorragia
subconjuntival
A pesar de que la
hemorragia subconjuntival no hace peligrar una pérdida en la visión como sí lo
hacen los dos casos que acabamos de conocer, esta hemorragia se presenta en la
parte blanca del ojo y cambia su tonalidad dándole un color rojo sangre muy
desagradable.
El consumo de
anti-coagulantes como los del ajo puede facilitar aún más la aparición de éstas
hemorragias y agravar aún más la situación, ya que no permite la normal
recuperación, que ocurre naturalmente entre en unos 7 y 10 días sin ningún tipo
de pérdida en la visión.
Algunos trucos de
cocina:
Para evitar el gusto
fuerte y que repita su sabor durante horas después de su consumo se puede abrir
el diente de ajo por la mitad y quitarle el tallito verdoso que tiene en su
interior. Para atenuar su sabor podemos poner los dientes de ajo en remojo
durante una hora antes de la cocción y luego utilizarlos de una forma natural.
Para atenuar el sabor
del ajo podemos ponerlo en remojo durante una hora antes de su uso.
Para macerar
previamente con ajo la carne (lomo de cerdo, pollo...) para los asados,
cortaremos los dientes de forma puntiaguda y los clavaremos en la carne que
queramos asar. Los dientes de ajo se pueden picar, trocear, laminar o triturar
totalmente. La forma dependerá del uso que se les vaya a dar.
Para freír los ajos
debemos evitar la cocción a fuego fuerte para que no se tuesten y para que, de
esta manera, no sepa a amargo el aceite donde hemos frito el ajo. Por otro
lado, cuanto más tiempo se cocinen más perderán el sabor fuerte que les
caracteriza, sobre todo los guisados largos y cocciones de legumbres. De todas
maneras, debemos tener cuidado en su utilización porque nos puede matar el
sabor del plato principal.
Su fuerte sabor y su
olor tan profundo, típicos de la gastronomía mediterránea, hacen que a algunas
personas les cuesta habituarse. Por ello su utilización en la cocina
internacional no está muy extendida.
Los ajos blancos se
conservan menos tiempo que los de color que, por lo general, pueden almacenarse
hasta un año. Deben guardarse en un lugar fresco, seco y con ventilación, y
conservar a ser posible la trenza o ristra para evitar que se reblandezcan. Si
se opta por separar los dientes, deberán guardarse en un bote de cristal en el
frigorífico pelados y cubiertos de aceite que, además de conservarlos bien,
queda aromatizado y puede utilizarse después para aliñar ensaladas y pastas.
También pueden
congelarse los dientes pelados, pero sin exceder los dos meses de
almacenamiento, ya que de lo contrario pierden sabor.
Para quitarle la piel
exterior al ajo: Golpea el diente de ajo con la cara plana de un cuchillo de
cocina, sumérgelo en agua hirviendo durante 25 segundos.
Escoger la cabeza de
ajo perfecta: La cabeza de ajo perfecta reúne las siguientes características,
es durita, regordeta y tiene una piel seca.
El ajo no debe de
meterse en la nevera. Si se mantiene en condiciones adecuadas (temperatura
ambiente) puede conservarse durante seis meses aproximadamente.
No comprae el ajo que
ya viene cortado. Se usa para conservar el producto por más tiempo, pero le
resta sabor.
Luego de pelar el
ajo, puedes cocerlo para darle un suave sabor, hornearlo para caramelizarlo,
sofreírlo para darle un toque de sabor a nuez, gratinarlo para darle un sutil
sabor ahumado o freírlo para darle un exterior crujiente.
Podemos utilizar el
ajo en numerosas preparaciones culinarias. En muchas de ellas es el
protagonista, como el ajo blanco malagueño, una variedad de gazpacho típico de
la provincia de Málaga.
GAZPACHO BLANCO
Ingredientes:
Ingredientes:
200 gr de almendras
crudas,
1 trozo de miga de
pan vieja,
4 dientes de ajo,
4 cucharadas de
aceite de oliva virgen,
2 cucharadas de
vinagre,
2 vasos de agua fría,
sal y
16 gr de uvas
blancas.
Procedimiento:
Hervimos las
almendras en agua durante cinco minutos para luego escurrirlas y pelarlas. En
un vaso de batidora ponemos el pan remojado con agua, las almendras, los ajos,
cuatro cucharadas de aceite de oliva, dos de vinagre de vino y dos vasos de
agua fría. Trituramos hasta que quede como una sopa fina. Ponemos a punto de
sal y servimos frío en tazas individuales adornado con cuatro uvas peladas y
sin pepitas por cada persona.