Continuando con el tema de los mitos y leyendas, nos
encontramos con los mitos antropomorfos masculinos, representados por figuras
masculinas del mal y los más generalizados son: el Mohán, el Patetarro, el
Hojarasquín del monte, el Cucacuy, los Duendes, el Diablo o Mandingas, el
Poira, el Tunjo, el Sombrerón, el Cazador, el Jinete Negro, el Hombre Caimán,
el Fraile o cura sin cabeza, el Guando, el Judío errante, los Meneses, Chenche,
el Familiar, Mareco, el Ermitaño y otros.
EL MOHAN
Es un ser mítico musgoso, cubierto todo en pelo, con
abundante cabellera, ojos brillantes, con figura de indio viejo, con uñas largas
y afiladas. Le gusta vivir en las
montañas, en las hondonadas, en los peñascos, playones de los ríos, rocas
vecinas a las quebradas, en pozos oscuros y profundos ríos.
A veces aparece como un hombre gigantesco con barba y
cabellera abundantes, ojos rojizos de intenso brillo como las brasas
encendidas, boca grande, dientes de oro, tez quemada de indio viejo,
aparentemente juguetón, enamorado, obsequioso y serenatero que persigue a las
muchachas lavanderas.
Le gusta enredar a los pescadores y jugar con sus
atarrayas, chancero, robando las carnadas y anzuelos de los pescadores.
Los campesinos lo describen como un genio maléfico que
tiene una pata podrida, la cual lleva en un tarro de guadua y que segrega un
líquido maloliente que destruye las cosechas. Su presencia por los campos es
pestilente y se considera como el anuncio de calamidad, muerte e inundaciones.
EL HOJARASQUIN DEL
MONTE
Hace su aparición de diferentes formas, con cuerpo
musgoso, cubierto de líquenes y helechos y entrelazado de bejucos con corona de
flores silvestres. Algunos campesinos lo han visto como un hombre árbol en
movimiento, otros como un monstruo, mitad asno hacia arriba y mitad hombre
hacia abajo; o también aparece en figura de mono tamaño gigante y siempre
peludo y con mucho musgo y hojas secas. Algunos creen que es producto de las
relaciones sexuales entre un hombre y una bestia.
LOS DUENDES
Son espíritus traviesos, pequeños diablillos,
perversos e impertinentes que hacen presencia en nuestros campos y aldeas.
Los
Duendes se meten por todas partes y todo lo embrollan y esconden; su
especialidad es tirar piedras, les gusta correr baúles, camas y hacer ruidos
extraños que causan espanto a las gentes; persiguen a las muchachas casaderas,
día y noche, hasta que las desesperan y enferman.
Los Duendes provocan tempestades, cuidan o destruyen
los campos, hacen jugarretas a los hombres y asustan desprevenidamente. A veces
se aparecen en forma de enanitos o de niños pequeños con trajes llamativos de
color rojo y verde y llevan sombreros de paja de alas enormes en la cabeza,
tocan flautas o tiples.
Los mitos y leyendas más escuchados en gran parte de
la población de La Virginia, son:
EL ARBOL QUE SE MUEVE
En las afueras del pueblo en la vía saliendo de La
Virginia hacia Medellín se habla de un árbol que queda al lado del Matadero Viejo.
El diseño de la vía fue realizado con varias curvas sucesivas y frondosos
árboles que además de producir sombra, decoran el paisaje natural y se dice que
hay un árbol en especial, que se corre hacia la carretera causando accidentes
automovilísticos a los que transitan en las horas de la madrugada.
EL PEZ DORADO
Cuentan los areneros que en un sitio llamado la bocatoma,
en el cual el río Risaralda desemboca en el río Cauca, cuando el nivel del río
baja en el verano se ve la vela de un barco cargado con oro que allí se hundió
y en este mismo lugar un pez gigantesco alumbra en la noche.
EL BAGRE
Los pescadores de La Virginia Cuentan la historia del
gran bagre que se encuentra en un sitio del río Cauca llamado los chorros;
dicen que este pez es capaz de devorar un hombre con gran facilidad, además de
esto han intentado pescarlo con ganchos de carnicería, colocando como flotas,
canecas de metal vacías de 55 galones, pero la fuerza, habilidad y sabiduría de
este animales tan enorme que evade las trampas con gran facilidad.
LA TACONERA
Quienes la han visto cuenta que es una señora con
grandes tacones que altas horas de la madrugada sale y provoca espanto a
quienes la ven, además dicen que no tiene rostro.
Esta es una vieja leyenda urbana de Santa Clara, Cuba,
donde era antes de 1959 muy difícil comprar un par de zapatos. cuenta la
historia que existía en una esquina céntrica de la ciudad un famoso prostíbulo,
donde una de sus más conocidas prostitutas se llamaba Sara, y siempre andaba
vestida de rojo. su cliente fijo era un empresario que le había regalado un par
de zapatos con unos tacones muy altos y con el fondo de metal, para que sonara
de una manera característica cuando caminara y así él la reconocía, cuando
caminaba por ahí y sentía los pasos metálicos. la esposa de éste hombre conocía
de sus andanzas, así que pagó a un matón para que asesinara a Sara y en efecto,
dos días después apareció en un callejón el cuerpo de Sara desnudo, la habían
violado y cortado la garganta con un cuchillo, lo único que traía puesto, era
sus zapatos. el prostíbulo quebró, pues ninguna mujer quería trabajar allí, al
pasar los años esa esquina se conoce como la esquina de la taconera, pues al
pasar por ahí, puedes sentir el sonido metálico de los tacones de Sara caminado
a tus espaldas, y si miras hacia atrás podrás ver su cuerpo desnudo con la
sangre brotando de su garganta y ya te perseguirá hasta donde vayas si no te
conviertes en su cliente.
"Entre tinto y tinto tomo nota
sobre tanto que escucho y
dejo que mi imaginación reconstruya
la historia de mi pueblo"
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