viernes, 20 de febrero de 2015

AJO

El ajo es más conocido como un condimento para las comidas, pero a través de los años, el ajo se ha usado como una medicina para la prevención de un amplio rango de enfermedades y condiciones. El diente fresco de ajo o suplementos hechos del diente de ajo se utilizan para los medicamentos. 
Recomendación especial: "Consulta el médico antes de consumir ajo como suplemento medicinal".

El ajo se utiliza para muchas condiciones relacionadas con el corazón y el sistema sanguíneo. Estas condiciones incluyen la presión arterial alta, el colesterol alto, las enfermedades de las arterias coronarias del corazón, los ataque del corazón y endurecimiento de las arterias (arterioesclerosis).

Algunos de estos usos están apoyados por la ciencia. El ajo puede ser eficaz para frenar el desarrollo de la arterioesclerosis y al parecer puede reducir levemente la presión arterial.

Algunas personas usan el ajo para la prevención del cáncer de colon, del cáncer del recto, del cáncer del estómago, del cáncer de mamas, del cáncer de la próstata y del cáncer de los pulmones. También se usa para el tratamiento del cáncer de próstata y del cáncer de la vejiga.

El ajo ha sido probado para el tratamiento del agrandamiento de la próstata (la hiperplasia benigna de la próstata (HBP)), la diabetes, la osteoartritis, la fiebre de heno (rinitis alérgica), la diarrea de viajero, la presión arterial alta en los últimos meses de embarazo (preeclampsia), los resfríos, y la influenza.

También se usa para aumentar el sistema inmunológico, para prevenir las mordeduras de garrapatas y para el tratamiento de infecciones bacterianas y de hongos.

Otros usos incluyen el tratamiento de la fiebre, la tos, el dolor de cabeza, el dolor de estómago, la congestión nasal, el pie de atleta, la gota, el reumatismo, los hemorroides, el asma, la bronquitis, la falta de aliento, la presión arterial baja, el azúcar baja en la sangre, el azúcar alta en la sangre y las mordeduras de serpientes. También se usa para combatir el estrés y la fatiga y para mantener el funcionamiento normal del hígado.

Las principales contraindicaciones y efectos secundarios del ajo son:

El consumo de ajo aumenta el riesgo de hemorragias, ya que inhibe la agregación plaquetaria, retardando el tiempo de coagulación, por lo que no debe ser consumido en vistas a una intervención quirúrgica u odontológica.

El ajo debe ser consumido con precaución por personas que toman hipoglucemiantes, debido a que puede bajar los niveles de azúcar en sangre.

Los preparados con ajo por vía oral pueden causar dolor abdominal, inapetencia, gases, eructos, náuseas, vómitos, acidez, diarrea o estreñimiento, por lo que deben ser consumidos con precaución en caso de úlceras.

Si bien el consumo habitual de ajo en las comidas no está contraindicado ni en el embarazo, ni en la lactancia, sí lo está el consumo excesivo o de suplementos de ajo, ya que puede aumentar el riesgo de hemorragias y alterar el sabor de la leche materna.

El uso tópico está contraindicado en bebés y niños, ya que puede producir reacciones alérgicas. sarpullido y quemaduras en la piel.

Otros efectos secundarios son mal aliento, mareos, sudoración, dolor de cabeza, fiebre, escalofríos, ataques de asma y mucosidad nasal.

El ajo posee características que interfieren en la coagulación sanguínea por lo cual una sobredosis de ajo o el consumo excesivo de ajo mientras se está en un tratamiento que incluye el consumo de medicación anti-coagulante, puede afectar al mismo y provocar sangrados en exceso, así como también favorecer y empeorar enfermedades relacionadas a la vista y los ojos.

Problemas en la vista relacionados al consumo en exceso de ajo.

El hifema ocurre en el interior de la cámara del ojo y en el espacio entre el iris, la parte coloreada de los ojos y la córnea, la capa delgada y curvada de tejido que cubre la capa frontal del ojo, como consecuencia de un traumatismo o un golpe en la zona.

También puede aparecer luego de sufrir una infección y en algunos casos después de un cáncer. Esta condición se ve afectada con el consumo de anti-coagulantes y el ajo es un anti-coagulante natural de gran importancia por lo cual su consumo en grandes cantidades produce efectos negativos en el hifema.

Como la sangre no coagula correctamente, la sangre continua fluyendo en la zona, lo que puede provocar que el sangrado en la cámara continúe y en empeore la situación, en algunos casos hasta provocando la pérdida de la vista.

Problemas en la retina

Generalmente muchas personas consumen medicamentos con contenidos anti-coagulantes para tratar o prevenir problemas cerebro vasculares y cardíacos y al mismo tiempo, hay dos trastornos en la retina que se producen debido a las anomalías provocadas en los vasos sanguíneos: la degeneración macular y la retinopatía diabética.

Por supuesto que, en este caso, el consumo de ajo en exceso vuelve a tener un papel muy negativo y vuelve a presentarse como anti-coagulante a evitar más aún si ya se está llevando a cabo el tratamiento con medicamentos.

Hemorragia subconjuntival
A pesar de que la hemorragia subconjuntival no hace peligrar una pérdida en la visión como sí lo hacen los dos casos que acabamos de conocer, esta hemorragia se presenta en la parte blanca del ojo y cambia su tonalidad dándole un color rojo sangre muy desagradable.

El consumo de anti-coagulantes como los del ajo puede facilitar aún más la aparición de éstas hemorragias y agravar aún más la situación, ya que no permite la normal recuperación, que ocurre naturalmente entre en unos 7 y 10 días sin ningún tipo de pérdida en la visión.

Algunos trucos de cocina:

Para evitar el gusto fuerte y que repita su sabor durante horas después de su consumo se puede abrir el diente de ajo por la mitad y quitarle el tallito verdoso que tiene en su interior. Para atenuar su sabor podemos poner los dientes de ajo en remojo durante una hora antes de la cocción y luego utilizarlos de una forma natural.

Para atenuar el sabor del ajo podemos ponerlo en remojo durante una hora antes de su uso.

Para macerar previamente con ajo la carne (lomo de cerdo, pollo...) para los asados, cortaremos los dientes de forma puntiaguda y los clavaremos en la carne que queramos asar. Los dientes de ajo se pueden picar, trocear, laminar o triturar totalmente. La forma dependerá del uso que se les vaya a dar.

Para freír los ajos debemos evitar la cocción a fuego fuerte para que no se tuesten y para que, de esta manera, no sepa a amargo el aceite donde hemos frito el ajo. Por otro lado, cuanto más tiempo se cocinen más perderán el sabor fuerte que les caracteriza, sobre todo los guisados largos y cocciones de legumbres. De todas maneras, debemos tener cuidado en su utilización porque nos puede matar el sabor del plato principal.

Su fuerte sabor y su olor tan profundo, típicos de la gastronomía mediterránea, hacen que a algunas personas les cuesta habituarse. Por ello su utilización en la cocina internacional no está muy extendida.

Los ajos blancos se conservan menos tiempo que los de color que, por lo general, pueden almacenarse hasta un año. Deben guardarse en un lugar fresco, seco y con ventilación, y conservar a ser posible la trenza o ristra para evitar que se reblandezcan. Si se opta por separar los dientes, deberán guardarse en un bote de cristal en el frigorífico pelados y cubiertos de aceite que, además de conservarlos bien, queda aromatizado y puede utilizarse después para aliñar ensaladas y pastas.

También pueden congelarse los dientes pelados, pero sin exceder los dos meses de almacenamiento, ya que de lo contrario pierden sabor.

Para quitarle la piel exterior al ajo: Golpea el diente de ajo con la cara plana de un cuchillo de cocina, sumérgelo en agua hirviendo durante 25 segundos.

Escoger la cabeza de ajo perfecta: La cabeza de ajo perfecta reúne las siguientes características, es durita, regordeta y tiene una piel seca.

El ajo no debe de meterse en la nevera. Si se mantiene en condiciones adecuadas (temperatura ambiente) puede conservarse durante seis meses aproximadamente.

No comprae el ajo que ya viene cortado. Se usa para conservar el producto por más tiempo, pero le resta sabor.

Luego de pelar el ajo, puedes cocerlo para darle un suave sabor, hornearlo para caramelizarlo, sofreírlo para darle un toque de sabor a nuez, gratinarlo para darle un sutil sabor ahumado o freírlo para darle un exterior crujiente.

Podemos utilizar el ajo en numerosas preparaciones culinarias. En muchas de ellas es el protagonista, como el ajo blanco malagueño, una variedad de gazpacho típico de la provincia de Málaga.

GAZPACHO BLANCO

Ingredientes:

200 gr de almendras crudas,
1 trozo de miga de pan vieja,
4 dientes de ajo,
4 cucharadas de aceite de oliva virgen,
2 cucharadas de vinagre,
2 vasos de agua fría, sal y
16 gr de uvas blancas.

Procedimiento:

Hervimos las almendras en agua durante cinco minutos para luego escurrirlas y pelarlas. En un vaso de batidora ponemos el pan remojado con agua, las almendras, los ajos, cuatro cucharadas de aceite de oliva, dos de vinagre de vino y dos vasos de agua fría. Trituramos hasta que quede como una sopa fina. Ponemos a punto de sal y servimos frío en tazas individuales adornado con cuatro uvas peladas y sin pepitas por cada persona.