martes, 29 de septiembre de 2015

MANTIS RELIGIOSA


Fue introducida en Norteamérica en 1899 en un barco con plantones y a pesar de ser una especie introducida, es el insecto oficial del estado norteamericano de Connecticut, de la orden de insectos neópteros comúnmente conocidos como mantis, mamboretás, santa teresas, rezadoras o campamochas.
Se conocen unas 2.450 especies repartidas por todo el mundo, pero con especial diversidad en los trópicos, su característica más llamativa es la estructura de sus patas anteriores, notablemente modificadas para la captura de presas.
Es un insecto de tamaño mediano de aproximadamente 4 a 6 cm, que viven entre la vegetación, en la que se camuflan perfectamente, poseen un tórax largo y unas antenas delgadas, tiene dos grandes ojos compuestos y tres ojos sencillos entre ellos. La cabeza puede girar hasta 180º, sus patas delanteras, que mantiene recogidas ante la cabeza, están provistas de espinas para sujetar a sus presas. Puede ser de color verde o pardo con distintos matices. El color del adulto lo determina el del medio en el que habita durante su última muda (por ejemplo, amarillo, si se trata de paja seca, o verde, si es hierba fresca) y es el único animal conocido que cuenta con un único oído, y lo tiene localizado en el tórax.

Caza al acecho, permanece inmóvil con las patas delanteras juntas (por lo que parece que está rezando), a la espera de que una presa se acerque y cuando otro insecto se posa junto a ella, lo observa girando la cabeza (las mantis gozan de muy buena vista) lanzándose al ataque de inmediato. Hay un tipo de arte marcial inspirado en su forma de atacar ya que sus patas delanteras sujetan a la víctima y la mantis comienza a alimentarse de ella inmediatamente, incluso si su presa sigue luchando para escapar. La rapidez de sus patas delanteras es tal que puede atrapar moscas en vuelo, las presas pueden ser devoradas en parte o en su totalidad, y dejan únicamente como restos del festín patas, alas o élitros, que la mantis escrupulosamente deja caer al suelo. Para alimentarse, es capaz de cazar: ranas, lagartijas, mariposas, polillas y colibríes.
Son animales solitarios excepto en la época de reproducción, cuando macho y hembra se buscan para aparearse, pero cuando hay más de un macho cerca de una hembra, éstos se pelean y sólo uno se reproduce.
En la época de apareamiento la hembra segrega feromonas, con lo que atrae al macho, y es el único momento en el que los machos y hembras se reúnen. Durante este periodo las hembras se vuelven muy agresivas y, en ocasiones, acaban por comerse a su compañero durante o después del apareamiento, empezando por la cabeza, y evitando dañar las zonas del sistema nervioso encargadas de la reproducción. Este comportamiento está bastante mitificado, ya que, si bien se da con frecuencia en cautiverio, es raro en libertad. La cópula dura unas dos horas.

En el apareamiento, en primer lugar el macho rodea a la hembra hasta saltar a su dorso y poner en contacto sus antenas con las de la hembra. A continuación, el macho pone en contacto sus estructuras genitales con las de la hembra y deposita el espermatóforo en el interior de la hembra.

La puesta de los huevos se hace en otoño y los huevos eclosionan en primavera. Pone sus huevos en montoncitos espumosos (ootecas), que ata a las ramitas. La espuma se endurece pronto y protege los huevos hasta que se abren. Cada saco puede albergar entre 200 y 300 huevos, pero sólo unos pocos sobreviven ya que entre ellos impera el canibalismo juvenil, perecen los que tardan en escapar de sus hermanos, disminuyendo la tasa de supervivencia.