Es una
fruta dulce, refrescante y con una forma muy original. Por su apariencia,
propiedades nutritivas y aporte de sustancias de acción antioxidante, aliadas
de nuestra salud, su consumo es muy recomendable para los niños, los jóvenes,
los adultos, los deportistas, las mujeres embarazadas o madres lactantes y las
personas mayores.
Por su aporte de
provitamina A y vitamina C, se recomienda su consumo a toda la población y,
especialmente, a quienes tienen un mayor riesgo de sufrir carencias de dichas
vitaminas: personas que no toleran los cítricos, el pimiento u otros vegetales,
que son fuente casi exclusiva de vitamina C en nuestra alimentación; para
quienes deben llevar a cabo una dieta baja en grasa, y por tanto con un
contenido escaso de vitamina A, o para personas cuyas necesidades nutritivas
están aumentadas. Algunas de estas situaciones son: periodos de crecimiento,
embarazo y lactancia materna. Así mismo, el tabaco, el abuso del alcohol, el
empleo de ciertos medicamentos, el estrés, la actividad física intensa, el
cáncer y el Sida, las pérdidas digestivas originadas por vómitos o diarreas y
las enfermedades inflamatorias crónicas disminuyen el aprovechamiento y producen
mala absorción de nutrientes.
Las vitaminas A y C,
como antioxidantes, contribuyen a reducir el riesgo de múltiples enfermedades,
entre ellas, las cardiovasculares, las degenerativas e incluso el cáncer.
Su contenido de fibra
soluble le confiere propiedades laxantes.
Además, por su bajo
contenido de hidratos de carbono, riqueza en potasio y bajo aporte de sodio,
resultan muy recomendables para aquellas personas que sufren de diabetes,
hipertensión arterial o afecciones de vasos sanguíneos y corazón. Su contenido
de potasio deberán tenerlo en cuenta las personas que padecen de insuficiencia
renal y que requieren de dietas especiales controladas en este mineral.
Por su riqueza en
oxalato de calcio su consumo no conviene en caso de litiasis renal (cálculos
oxalato cálcicos).
Podemos encontrarla
en nuestros mercados todo el año.
Para comprobar que
está madura, nos fijaremos en su color y en los cantos. Si la fruta tiene un
color entre amarillo y anaranjado y los cantos están algo oscurecidos, quiere
decir que la fruta está madura.
Es preferible
conservarla en un lugar fresco, lejos del contacto directo con la luz del sol.
Si al comprarla aún está verde, se debe dejar a temperatura ambiente (20ºC).
Una vez madura, se recomienda guardar la carambola en la nevera, donde se
conserva en óptimas condiciones hasta dos o tres semanas a una temperatura no
inferior a 5ºC.
Su preparación en la
cocina es sencilla y no es preciso pelarla. Se lava y se corta en rodajas. Su
forma es muy decorativa para ensaladas de fruta, y su ligera acidez la hace una
fruta refrescante. También se utiliza en la elaboración de batidos y refrescos
de sabor tropical e incluso en la preparación de jaleas y mermeladas.
Recetas con Carambola