Mi pueblo natural es Santa Cecilia, yo nací en
Guaratos, pero en la parte que en ese entonces era Caldas, hoy día Risaralda.
Resulta que mi papá era un agricultor, pues no era un acaudalado, pero tampoco
era demasiado pela gato; tenia fincas y modo de vivir, resulta que yo quedé
huérfano muy pequeño, a la edad de los 9 o 10 años; quedé a merced de un
hermano y ese hermano me tiraba muy duro, me ponía a trabajar en las minas y él
recogía todo el oro y se iba a cambiarlo y, bueno, hasta que yo un día me
agarré a pensar cómo iba a construir mi vida, yo solo en el mundo; la plata no
valía nada; entonces opté por volarme de la casa; él me habla dado una pela muy
horrible y me había tirado de un balcón, me había tirado machete, pero como yo
era liso me escurrí y el machete cayó allá y esa noche no dormí, pensando que
me iba a ver.
Entonces decidí salir a andar... me vine con un cuñado
a utilizar la preferencia de él para que me sacara; llegué acá a este pueblo, a
La Virginia, me ganaba 5 centavitos. Cuando digo que la plata no valía nada,
era que el trabajo de uno no valía nada, porque yo me ganaba 5 centavos y
llegué acá trabajando en la finca, en una finca que se llamaba Palermo, parte
de los Arango, viejo Alberto Arango, fundador de esta región. Allá me dieron
trabajo y me ganaba esos 5 centavitos; no salía al pueblo, me quedaba tiempo
hasta que recogía por ahí 50 o 70 centavos; cuando ya tenía mis 70 centavos,
salía por el pueblo a mecatear; de pronto.
Una vez me quedé sin trabajo y me vine a un hotel que
se llamaba Hotel Virginia, me hospedé, ahí pagué una piecita y empecé a conocer
el pueblo. El pueblo eran dos calles, pero yo no salía. Porque ni era mayor, ni
podía salir a las tertulias, porque yo no tomaba trago, nada, yo no salía de
donde tenia la comida y cuando empecé a conocer el pueblo se me acabó el
trabajo, pagué una piecita y al otro día, fue un Domingo; al Lunes madrugué así
a andar la orilla del río, todavía aquí llegaban barcos, me encontré con un
señor que se llama Alejandro Rafles, que por ahí está, anda en unas muletas, ya
acabado el viejito; él me llamó con otro muchacho que llamábamos el
Patiquebrado a paliarle: tenía una arena en la parte de abajo en un cajón y por
subirle un metro nos daba los 5 centavitos, un jornal. Ya ese señor me cogió y me enseñó y me quedé con él
trabajando; el señor me enseñó a sacar arena.
Yo me establecí en el pueblo
porque ya tenía mi trabajaderito; madrugábamos a las tres de la mañana
trabajábamos el día; por la tarde tenía mi platica, mi comidita, mi dormida; yo
me volví pueblerino; en esas y las otras me fui espigando, ya mi pantalón
larguito, ya me iba p' donde las muchachas a pasar bueno; después me aburrí, me
fui a trabajar a una finca, a una hacienda que se llamaba San Francisco de un
señor llamado José Miguel Londoño, allá había un alimentador que llamaba Daniel
Echeverry y la esposa se llamaba Carolina Marulanda, yo trabajaba allá, me
colocaron de garitero; el garitero era el que se levantaba por la mañana a
moler, a pilar y a preparar para cuando la señora se levantara a asar las
arepas y a cargarle la comida a los trabajadores donde estuvieran trabajando.
Estuve trabajando mucho tiempo, ya yo estaba formado; volví otra vez y me vine
al pueblo.
Yo jugué bolas aquí con Rafael Gil, con un señor
Caneco, con el finado Patiquebrado, con una cantidad de gentes, un muchacho
Miguel Caneco que éramos más o menos contemporáneos, pues, andamos por ahí por
los años 43, o sea que yo llegué aquí por ahí de unos trece años, pero en ese
entonces la mayoría de edad era a los 21, hasta que uno tuviera 21 años no era
un hombre, pues de salida hasta a los padres de uno tenía que escondérseles de
muchas cosas mientras no tuviera los 21 años; bueno, yo ya seguí aquí en el
pueblo, iba y trabajaba las fincas y venía el día Domingo.
Cuando yo conocí los pantalones largos ya me iba para
donde las muchachas, era muy bailarín, tuve academia de baile aquí, y así me
estuve hasta que mataron al finado Gregorio González, era el dirigente político
liberal de entonces, en esa época estaba recién venido el finado Arnulfo
Caicedo: cuando mataron al finado Gregorio, entonces Arnulfo Caicedo empezó a
coger la bandera.
Y ya nos fuimos algunos morenos, otros de raza más
negra como yo y nos hicimos al lado de él y empezamos a apoyarlo y surgió,
salió concejal ya era un político ya don Camilo Mejía duque se vino de
Salamina, ya estamos hablando de los años 46 o 48 más o menos porque en el 48'
ya don Camilo Mejía estaba establecido en Pereira, entonces el finado Arnulfo
se enganchó con don Camilo Mejía Duque quien era su jefe político y él surgió:
vino la violencia y empezaron a extenderle la mano a todos los liberales en
Pereira.
Pereira también eran cuatro ranchos y se expandió. El
finado Arnulfo surgió. Fue aquí el caudillo político, el jefe, entonces como yo
lo ayudaba a él, trabajaba con él, entonces me fue dando largas para que yo me
fuera para los barrios a hablar con la gente, fui cogiendo cancha y
consiguiendo amigos jóvenes y de edad; opté por los 5 centavitos que me ganaba;
una parcelita me la echaba al bolsillo, iba y le daba cositas a la gente y con
lo otro subsistía. Fui cogiendo fuerza, la gente me empezó a conocer, ya que el
negrito por aquí, el negrito Castillo por allí; de pronto cuando se afinó la violencia,
me tuve que ir de aquí.
Volví y emigré, tuve que perder todo lo que tenia:
tenia unos alimentaderos, se desbarató, tenía otro alimentadero por allá
gorconda y yo perdí todo eso porque tuve que salir de aquí mal salido, me eché
a perder, tuve que salir a las 5 de la mañana y llegué a Santa Cecilia a las 4
de la tarde a pie, atravesando cafetales. Llegué a Santa Cecilia y tuve
problemas porque cuando eso pertenecía a Caldas todo esto y como a las dos de
la noche llegó el Corregidor de allá en ese entonces, la misma chulavita,
llevaban la orden de que... entonces la hermanita mía entró y me movió y me
dijo que ...antes de que..yo... me escondí y me fui, y anduve mucho tiempo,
recorriendo mucha montaña.
Por ahí en los años 53, 54, 55, volví otra vez a La
Virginia. Volví donde el finado Arnulfo, ahora si ya criado, ya era un
varoncito. Entonces me metía, llegué, pusimos unas elecciones y él metía, me
metió en una lista de séptimo; eran siete concejales y él me metió de último;
como tenía muchos amiguitos, para que los amiguitos me arrastraran y él pudiera
salir sin problema porque él encabezaba.
Bueno ya seguimos trabajando, de pronto por algunas circunstancia en una campaña policíaca, tenia un amigo que por apodo lo llamábamos Chiqui y él se había comprometido que me llamaba a mí con el finado Arnulfo pero que lo colocábamos porque él era electricista, eso ya fue en la campaña del doctor Alfonso López Michelsen, pero no en la campaña cuando él perteneció al MRL, sino cuando él se lanzó oficialmente que salió presidente, que él me cuidaba al muchacho. Cuando ya se hizo la campaña, un día me dijo: bueno compadre... uno para ser liberal no necesita los puestos, le dije: ¿cómo así compadre y entonces usted por qué los acapara todos?, yo tengo derecho, yo también trabajo, tengo derecho a mi plática, entonces me llamó a partir cobija y partimos cobija, yo me quedé.
En esas y las otras me llamó el doctor Oscar Vélez
Marulanda a que trabajara con él, o a que me le pusiera al frente a un
movimiento que se llamaba Acción Liberal que lo componían 12 personas, aquí no
votaban más de 12, y yo entré a trabajar en ese movimiento, a hablar con la
gente, a hacerle mandadito a la gente, el doctor me traía en ese entonces como
se habla? Si treinta mil pesitos, para servicios, pues del directorio y fui
cogiendo una fuerza, me conocí con el señor Ángel María Durango Bravo y él
empezó a ayudarme en el movimiento; una tarde le conté que yo no podía votar,
porque tenía los derechos políticos perdidos, el señor empezó a chuzarme que yo
tenia que hacer algo en la vida. Algún día ya tenía con que y le dije camine
vamos, y me dijo adonde? y le dije a Antioquia; llevé un memorial que me sacó
el finado Manuel Castro y llegué y lo presenté y verdad que me hicieron mi
papeleo y lo traje, se lo presenté al señor Registrador; el Registrador lo
mandó a Bogotá; como ya había pagado, no debía, ya había pagado mí arresto y
llevaba otro tiempo igual, me rescataron mis derechos y entonces encabecé una
lista para Concejo y salí Concejal por primer vez, desde más o menos en 1974 o
1973, una cosa así; salí concejal y empecé la guerra con el finado Arnulfo y
empecé a quitarle, a restarle. Cuando mataron al finado Arnulfo, ya tenía tres
concejales, hacía cuatro, después que él tenia 7, ya ahí vino la fundación de
mi vida política, el doctor Vélez me colocó de suplente de él en la Asamblea.
Hablando de otra cosa, para el negro aquí era muy
difícil surgir y es muy difícil surgir, por qué? para una muestra un botón:
aquí han aspirado otros negros, unos han sacado 7 votos, por ahí están las
listas, (aquí aspiró un señor Vásquez), han aspirado varios negros y el negro
aquí no cala, entre otras cosas, y si va y surge, la persecución es muy dura,
porque usted debe haber oído alguito de la persecución que me montaron a mi en
La Virginia, a mi me quemaban los carros, a mi me abaleaban en la casa, a mi me
perseguían a mi mujer, qué no me hicieron, en vista de eso... de esa presión...
yo también me tomé ese trago de "resolveti" y también me paré como
los hombres, y me tienen que matar, !pero yo voy es pa' delante! pero yo no le
comía de cuento a nadie; y cuando el doctor Vélez me invitó a ser Diputado, fui
Diputado, pues ¿ cómo no iba salir Diputado siendo suplente de él?, en ese
entonces tenía todo el poder en el Departamento.
Yo fui diputado 4 años, desde 1980 hasta el 1984; hice
dos periodos; en esa época los períodos eran de dos años, pero resulta que ya
había creado, ya había formado otra juventud y el Doctor Vélez también había
formado otra juventud como Cesar Gaviria y otras y entonces vino el Gavirismo y
el Oscarismo y entonces ya, bayoneta ventiada al doctor Vélez en el
Departamento para acabar con él y bayoneta ventiada en La Virginia para acabar
conmigo. Un día yo le dije al Doctor Vélez: Doctor Vélez, esto esta muy
verraco, usted no se está dando cuenta de lo que está pasando en La Virginia, a
usted están por acabarlo. Me dijo: no, contra mi no hay nada. Le digo Doctor
Vélez: contra usted sí hay; entonces él creyó que con echarle mano a un señor
Tangarife y tal, que con eso se acaba el problema, entonces dijo que yo era el
único candidato a la Asamblea, pero no más, se bajó de la tarima, se llevó a
Tangarife a inscribirlo como Diputado a la Asamblea; como eso era lo que ellos
querían, entonces: cuando no podés con el enemigo metete a la casa de él y
acaban con el Doctor Vélez; pero como yo me abrí, perdí la Asamblea, pero no
perdí el Concejo, así ha seguido mi vida política, hoy día represento un
grupito que me ha apoyado, el partido liberal que me apoya todavía; he logrado,
pues salir adelante, digo yo, porque me he sostenido contra muchas presiones,
muy pobremente, porque lo que más me enorgullece a mi de estar en esta vida
política ha sido mi comportamiento y mi honradez, porque gracias a mi Dios, en
esta plaza pública me puedo subir a cualquier tarima y nadie me señala con el
dedo de corrupción o de alguna cosa mala, manejé mucho lo del Departamento,
como lo han manejado los otros diputados; en ese entonces eran más poquitos
pero también lo manejaba uno, cuando sube uno con honestidad y de ese mismo
movimiento me arrastré yo la partecita que hoy estoy representando.
Los beneficios sociales aportados a la población de La
Virginia y en particular para la comunidad negra radican en el progreso a los barrios
Alfonso López, El Progreso, San Carlos, la parte baja de La Playa, pues eran
barrios deplorables, no tenían alcantarillados, no gozaban de agua potable, no
gozaban de luz, eran tugurios; usted sabe qué es un tugurio? casas techadas con
tejas de cartón y con hojitas; tengo para decirlo y no lo puedo negar que esos
barrios vinieron a tener servicios públicos por la intervención que yo hice
cuando tuve fuerzas de llegar a una Alcaldía, de llegar a una parte y hablar,
el barrio Pío XII Nuevo, fue fundado por mi, no con plata mía sino con plata
del Estado, con un jefe que me apoyaba por Bogotá y yo que me movía aquí
haciendo gestiones y así fue como entregamos 333 casas con vigas y amarre, sin
costarle a las personas un sólo peso en el año 82 al 83, cuando fui el postor
de la energía para los mismos barrios El Progreso, San Carlos, 7 de Enero, Pío
XII, Caimalito, La Playa, Los Libertadores y el barrio Pedro Pablo Vélez.
Al menos tuve buenos trabajos y esa es otra
satisfacción que me queda. Hoy vivo pobremente, pero cuando tuve con qué le
serví a la totalidad de la gente de La Virginia, a la gente pobre. Que se le
murió un doliente, yo le compro el ataúd, yo le pago el entierro, que tengo
hambre, yo le doy de comer, que mi casa se está mojando, yo le doy techo, en
fin de todas esas cositas que he hecho me queda una satisfacción. El único
testigo es Atilano; cuando yo saqué a Manuel Salvador Mosquera, lo apoyé para
el Concejo y salió Concejal, un negro de Santa Cecilia, ya es jubilado y en
seguida le conseguí puesto en Rentas Departamentales, y no he podido hacer más
porque Santa Cecilia no me apoyó cuando yo fui Diputado, apoyaban a Néstor
Arango, así de sencillo.
Hablemos cuando ya dijeron vamos a hacer el Ingenio
Risaralda: empezaron a trabajar, pero la gente de aquí no sabían nada de eso,
poco, pocón. Entonces me dice un joven: hay un contrato, hay un canal para
hacer y necesitan un tipo, pero hay que ir a Pereira y yo no soy capaz. En ese
entonces yo trabajaba con la guadua, ¡ve! se olvidó mencionar eso de que yo
trabajé mucho tiempo con la guadua; entonces me fui para Pereira, llegué allí y
habla un señor Vásquez, que ya murió, y le dije: doctor Vásquez: yo vengo a
pedir un trabajo, y me dijo: ¿usted qué sabe hacer? Y le dije: yo soy adecuador
de tierra, yo trabajé con un Ingeniero en el Valle que se llamaba el señor
Leonidas Galeano y aprendí eso, yo aprendí muchas cosas. Me dijo: ¿usted sabe
cubicar? Yo se cubicar y se tirar trazos. Me dijo: ¿y quién te conoce a vos? Le
dije, me conoce el doctor Oscar Vélez y le menté un poco de políticos, y me
dijo: es que este no es un directorio Político, esto es una empresa. Le dije:
no pero es que son los únicos que me conocen a mi doctor, que pueden responder,
que pueden hablar a bien mío y que se les escuche, porque si yo te digo la
gente de mi misma clase, usted aquí no les va a creer, pero como estos señores si
son, sí aportan plata para el Ingenio Risaralda entonces yo por eso lo invito a
que los llame a ellos y les pregunte si yo soy una persona capacitada para eso.
Bueno, él se puso a reír, sacó una cartica y me mandó; me vine para el Ingenio,
me dieron el contrato, era para…una maquina había hecho el canal pero quedaban…
había que pulirlo hice ese contratico, me llamaron a limpiar un canal, bueno...
ya yo me quedé, firmé contrato individual y me dieron la facultad de ser casi
gerente, yo era cabo, yo era patrón de corte, yo buscaba los trabajadores, yo
les ponía precio, yo les aumentaba, cómo contrato, para ellos no pagar nada de
ya ellos habían comprado el sitio donde está el Ingenio, eso se llama
Constanza, como yo era tan amigo de todos los ricos, entonces me cogieron a mi
de esclavo. Para entrarle a los ricos yo ya andaba con ellos, yo llegaba donde
los ricos, donde los Arango, donde el viejo Guascas, etc.
Yo fui y le hice adecuación a todas las tierras que
tiene el Ingenio, hasta el Canadá, ya quedamos en sembrar caña, se sembró caña,
esa caña la trajeron de Mayagüez y de Providencia, yo la sembraba; el Ingenio
empezó a producir la caña, se pasó de cortar porque era una tierra muy fangosa,
donde se construyó el Ingenio, trajeron un Ingeniero de Puerto Rico y se
trajeron un señor de… para secar la entrada del Ingenio, se estuvo un año y no
fue capaz de secarlo; al año se tenía que empezar a recibir la maquinaria y el
día que llegó el primer camión con la maquinaria, tuvieron que pagar una multa,
porque la mula llevaba cargada mucho tiempo.
Yo tenía un muchacho que le llamábamos Arcadio, que
era el cabo mío y le dije yo: Arcadio: nosotros somos capaces de secar esta
entrada y me dijo: usted que dice don José? Si será? Usted que es el que sabe;
y pasamos por la oficina del doctor Vásquez y le dije: doctor Vásquez: yo soy
capaz de hacerle esa entrada que no hizo el doctor Lleras en un año y me dijo:
que va! Si uno que se quemó las pestañas no fue capaz de hacerla qué vas a ser
capaz de hacerla vos.
Le digo: doctor Vásquez: ensáyeme. Mire doctor
Vásquez: deme ese contrato, no me da un peso hasta que no le entregue la
entrada seca, cuando se lo entregue seca me lo paga, yo costeo todo lo que se
necesite. Me agarré con tres trabajadores, hicimos la brecha, pedí la tubería,
una tubería perforada, ésta era la carretera, entonces le metí filtros por aquí
y filtros por allá y cada 20 metros le atravesaba otro, hice el trabajo así
como lo pedí, que no me dieran 5 centavos. Cuando una tardecita habían un poco
de doctores, no me dijeron nada, al otro día salió el doctor Vásquez el doctor
Valencia y estuvieron allá mirando, se arrimaron a mi y me echó el brazo el
doctor Vásquez y me dice: hay veces que uno se equivoca negro, y le dije: ¿por
qué doctor? Y dijo: porque yo nunca creí que vos nos ibas a salvar como nos
salvaste con esta entrada del camino. Para que vea doctor, uno ahí con su
humildad, le dije.
Cuando sequé el terreno yo cogí mucha credibilidad y
ya me dieron facultad de buscar personal y lo otro era que como yo tenía mis
pesitos entonces yo pagaba, y a mi me pagaban cuando venía el paguito, que no
se sabía cuando era. Seguimos hasta cuando montaron el trapiche, a eso le
trabajaban día y noche, llegó la molienda, me dieron el contrato a mi por corte
de caña; empecé a cortar caña con gente de aquí, no cortaban la que se
chupaban, entonces tuve que pedir permiso al Ministerio de Trabajo, para que me
dejaran traer gente de otras partes porque había un compromiso de la empresa,
que tenía que darle trabajo a la gente de la región, pero no servían, entonces
yo pedí permiso al Ministerio del Trabajo, exponiendo el por qué y me lo
concedieron, en esa época era Ministro del Trabajo Mario Eastman un pereirano;
me dieron el permiso, que exportara gente de donde la encontrara; entonces yo
me fui un Sábado para Puerto Tejada, allá me encontré con unos muchachos que
llaman los pescaitos y me hice amigo con ellos y les di trago hasta que ya, y
le dije: bueno, yo vuelvo dentro de 8 días para que me tengan aquí una gente; a
mi el ingenio me prestaba los carros.
Me fui por el primer enganche y traje ese carro hasta
el alma, yo tenía aquí en el parque unas casas arrendadas, ese era mi
campamento, a mi me fue gustando eso y esa gente me servía de gula para
enseñarles a la gente de acá. Entonces hicimos un compromiso con el Ingenio:
ellos me prestaban los carros que necesitara y cuando los necesitara para ir a
enganchar, pero a la gente que veía buena les daba una cartica, los mandaba al
Ingenio y allí los colocaban; en ese entonces les daban dos meses y hasta tres
para que consiguieran la cédula, si no la tenían. Si yo le daba al Ingenio 10 ó
20 trabajadores me daban la oportunidad de colocarlos para que ellos trajeran
más enganches entonces yo cogí jueguito: dejaba los más malos y al Ingenio
mandaba los más buenos, hasta que cuando ya se abrió bastante el panorama,
entonces traían gente de Zarzal, de Tulúa, por ahí de todos esos pueblitos, de
Cartago, y así fue como esto se llenó de la raza negra, por aquí los negritos
que venían no eran sino de Santa Cecilia, de Tadó, de Andagueda, pero toda esta
negramenta la traje yo aquí, de todas las partes.
Yo llegué a tener tres
campamentos, manejaba 300 hombres y esos 300 le daban más rendimiento al
Ingenio que mil que el Ingenio tenía, y los manejaba con dos hombres; dos
hombres y yo manejábamos 300 personas; entonces al Ingenio le salía más barata
la caña que yo le entregaba en el patio que la que ellos compraban; ya el
Ingenio se estableció, pero cuando ya empezó a llegar toda la oligarquía, el
ingenio empezó a cambiar de … y apriete, y apriete y apriete, hasta que me
dejaron que yo ya no echaba ni balines, me tuve que retirar, a mi no me echaron
y quedé con tanta rosca en ese Ingenio, que cuando me veo mal, a veces me voy y
el Gerente me presta 100 o 200 mil pesitos, y los pago y quedé con una vara
pero no pude seguir trabajando porque cuando ya retiraron al doctor Vásquez que
era el amigo mío, se montó la corrupción, que para que el Ingeniero le diera un
contratico, bueno a usted (señala con la mano signo $) y el doctor Vásquez me
había dicho que no le diera plata a ningún sinvergüenza, que a ellos para eso
les pagaban ... Así fue la forma como yo llegué al Ingenio.
Yo tuve en el Ingenio muchas estrellas, yo tengo un
diploma por ahí del bacón de caña de más tonelaje que alzara alguno de los
grande era de diez toneladas y yo lo alcé de once y media, o yo lo alcé no, lo
hice, salió de mi gente, y, hasta que ya me retiré del ingenio, ya me quedé por
ahí braceando y ahí terminó lo del ingenio. Pues hasta ahí tengo para contarles.
El día 28 de Octubre de 2011, en el Municipio de La
Virginia Risaralda, fallece el Ex-Concejal JOSE WENCESLAO CASTILLO MOSQUERA.
El Concejo Municipal de La Virginia Risaralda, en uso
de sus atribuciones legales constitucionales y en especial las conferidas por
el artículo 313 de la Constitución Política y la ley 136 de 1994. ACUERDA darle
el nombre de JOSE WENSESLAO CASTILLO MOSQUERA al Honorable Recinto del Concejo Municipal
de La Virginia Risaralda.
Me parece importante traer apartes de la entrevista
realizada en La Virginia (Risaralda) el día 30 de Junio del 2000 por el señor Iván Alberto Vergara Sinisterra, a Don José
Wenceslao Castillo Mosquera, como reconocimiento
a las virtudes de quien se distinguió por sus buenas acciones en pro del
Municipio y también porque nos ubica en la realidad contemporánea de la Comunidad
Afro-virginiana, avala la veracidad del progreso socio-económico, la generación
de empleos, el flujo de población flotante, fue defensor de las clases sociales
menos favorecidas y que el liderazgo demostrado debería ser tomado como ejemplo
para las presentes y futuras generaciones, en procura de forjar la historia y
evolución de nuestro Municipio.
"Entre tinto y tinto tomo nota
sobre tanto que escucho y
dejo que mi imaginación reconstruya
la historia de mi pueblo"
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