Se les
atribuye diversas propiedades, sobre todo por su abundancia de vitamina C,
presente en mayor cantidad que los cítricos. Una persona adulta sana necesita
60 miligramos al día de vitamina C y 100 gramos de fresas o fresones satisfacen
la totalidad de las recomendaciones. Este nutriente posee una comprobada acción
antioxidante, al igual que los antocianos y la vitamina E presentes en las
fresas y fresones. Los antioxidantes bloquean el efecto dañino de los
denominados "radicales libres".
La respiración en presencia de oxígeno
es esencial en la vida celular de nuestro organismo, pero como consecuencia de
la misma se producen unas moléculas, los radicales libres, que ocasionan a lo
largo de la vida efectos negativos para la salud a través de su capacidad de
alterar el ADN (los genes), las proteínas y los lípidos o grasas
("oxidación"). En nuestro cuerpo existen células que se renuevan
continuamente (de la piel, del intestino..) y otras que no (células del
hígado...). Con los años, los radicales libres aumentan el riesgo de que se
produzcan alteraciones genéticas sobre las primeras, favoreciendo el desarrollo
de cáncer o bien, reducen la funcionalidad de las segundas, lo que es
característico del proceso de envejecimiento. Existen determinadas situaciones
que aumentan la producción de radicales libres, entre ellos: el ejercicio
físico intenso, la contaminación ambiental, el tabaquismo, las infecciones,
situaciones de estrés, dietas ricas en grasas y la sobre exposición a las
radiaciones solares.
La relación entre antioxidantes y enfermedades
cardiovasculares, es hoy una afirmación bien sustentada. Se sabe que es la
modificación del llamado "mal colesterol" (LDL-c), la que desempeña
un papel fundamental tanto en la iniciación como en el desarrollo de la
aterosclerosis (enfermedad que consiste en un engrosamiento y dureza anormal de
las cubiertas internas de los vasos sanguíneos, debido a un depósito de
material graso y células, que impide o dificulta el paso de la sangre). Los
antioxidantes pueden bloquear los radicales libres que modifican el llamado mal
colesterol, contribuyendo a reducir el riesgo cardiovascular y cerebrovascular.
Por otro lado, los bajos niveles de antioxidantes constituyen un factor de
riesgo para ciertos tipos de cáncer y de enfermedades degenerativas.
Vitaminas
La vitamina C tiene
además la capacidad de favorecer la absorción del hierro de los alimentos, por
lo que mejora o previene la anemia ferropénica y mejora la resistencia a las
infecciones. Existen ciertas situaciones vitales en las que las necesidades
orgánicas de vitamina C están aumentadas, tales como: embarazo, lactancia,
tabaquismo, empleo de ciertos medicamentos, estrés y defensas disminuidas,
práctica deportiva intensa, cáncer, Sida y enfermedades inflamatorias crónicas.
En estos casos, el consumo de fresas y fresones u otras frutas ricas en
vitamina C está especialmente indicado.
Por su abundancia de
ácido fólico o folatos, vitamina imprescindible en los procesos de división y
multiplicación celular que tienen lugar en los primeros meses de gestación, su consumo
resulta adecuado o interesante para las mujeres embarazadas para prevenir la
espina bífida, alteración en el desarrollo del sistema nervioso (tubo neural)
del feto.
Minerales
Debido a su elevado
contenido de potasio y bajo en sodio, resultan muy recomendables para aquellas
personas que sufren de hipertensión arterial o afecciones de vasos sanguíneos y
corazón. No obstante, su consumo deberán tenerlo en cuenta las personas que
padecen de insuficiencia renal y que requieren de dietas especiales controladas
en este mineral. Sin embargo, a quienes toman diuréticos que eliminan potasio y
a las personas con bulimia; debido a los episodios de vómitos autoinducidos que
provocan grandes pérdidas de este mineral, les conviene el consumo de estas
frutas.
Otros beneficios saludables
Debido a su
particular composición, estas frutas poseen un efecto diurético beneficioso en
caso de hiperuricemia o gota y litiasis renal (favorece la eliminación de ácido
úrico y sus sales), hipertensión arterial u otras enfermedades asociadas a
retención de líquidos. Sin embargo, en caso de litiasis renal por cálculos de
oxalato, dado su contenido de ácido oxálico, están desaconsejadas.
Fresas y fresones son
una buena fuente de fibra. A este nutriente se le atribuye un destacado efecto
protector del organismo, debido a un mecanismo de secuestro de sustancias
potencialmente nocivas. La fibra "atrapa" determinados compuestos
(ácidos biliares, colesterol...) que son excretados junto con las heces, lo que
beneficia a las personas con hipercolesterolemia o litiasis biliar. También
acelera el tránsito intestinal, reduciendo el tiempo de contacto de algunas de
estas sustancias nocivas con el tejido intestinal, lo que previene o mejora el
estreñimiento y reduce el riesgo de cáncer de colon.
El contenido en
salicilatos de las fresas y fresones es el responsable de las reacciones
cutáneas (urticaria) que provoca, principalmente a las personas que tienen
alergia a la aspirina (ácido acetilsalicílico).
Recetas con Fresa