La piña es la segunda fruta tropical más popular. Es nativa de Sudamérica,
particularmente de Brasil y Paraguay. La Piña también es llamada Ananá o Nana.
Y fue Cristóbal Colón quien introdujo esta fruta en Europa. Hoy en día, más de
la tercera parte de la producción mundial y 60 por ciento de los enlatados de
piña provienen de Hawái. Siguiéndole los pasos a Hawái, otros países en el top
de la producción de Piñas son: Costa Rica, Colombia, México, Honduras, Sudáfrica, Taiwán,
República Dominicana, El Salvador, Ecuador entre otros más.
La piña baby, es una
piña enana procedente de Sudáfrica, muy aromática y con las mismas propiedades
de la piña pero corregidas y aumentadas. Tiene vitaminas, minerales, fibra y
enzimas que son buenas para el sistema digestivo, lo que ayuda a mantener el
peso ideal y una nutrición equilibrada. Las piñas son una gran fuente de
vitamina C y pueden comerse crudas o ser utilizadas en la cocina. Las piñas
tienen poquísima cantidad de grasa y sodio, y nada de colesterol.
Propiedades
medicinales de la Piña:
Contiene una enzima,
la bromelina o bromelaína, similar a las enzimas digestivas, que ayuda a
digerir las proteínas, por lo que resulta un postre ideal para facilitar la digestión
o como ingrediente en ensaladas para preparar al estómago de los posibles
excesos. La piña contiene
micronutrientes que nos protegen contra el cáncer, además de disolver los
coágulos de sangre que podríamos formar, siendo beneficioso para el corazón.
La piña madura tiene
propiedades diuréticas. La piña contiene sustancias químicas que estimulan los
riñones y ayudan a eliminar los elementos tóxicos del organismo. El jugo de la
piña combate y elimina parásitos de los intestinos, además de aliviar
trastornos intestinales y reducir la bilis.
La Piña tiene
propiedades antiinflamatorias, contiene una mezcla de enzimas llamadas
Bromelaina. La bromelaina bloquea la producción de Kinins, que se forman cuando
hay inflamación. Distintos estudios han demostrado que este bloqueo producido
por las Bromelainas en las Piñas, ayudan a reducir la inflamación provocada por
la artritis, gota, dolor de garganta y sinusitis aguda.
Por su aporte de
vitamina C, están especialmente recomendadas para quienes tienen un mayor
riesgo de sufrir carencias de dicha vitamina: personas que no toleran los
cítricos, el pimiento u otros vegetales, que son fuente casi exclusiva de
vitamina C en nuestra alimentación, o para personas cuyas necesidades
nutritivas están aumentadas, periodos de crecimiento, embarazo y lactancia
materna. Así mismo, el tabaco, el abuso del alcohol, el empleo de ciertos
medicamentos, el estrés y defensas disminuidas, la actividad física intensa, el
cáncer y el Sida y las pérdidas digestivas originadas por enfermedades
inflamatorias crónicas disminuyen el aprovechamiento y producen mala absorción
de nutrientes. Como antioxidante que es, esta vitamina contribuye a reducir el
riesgo de múltiples enfermedades, entre ellas las cardiovasculares, las degenerativas
e incluso el cáncer.
Su contenido de fibra
le confiere propiedades laxantes. La fibra previene o mejora el estreñimiento,
contribuye a reducir las tasas de colesterol en sangre y al buen control de la
glucemia en la persona que tiene diabetes. Ejerce un efecto saciante, lo que
beneficia a las personas que llevan a cabo una dieta para perder peso. Además,
por su contenido de hidratos de carbono, riqueza en potasio y bajo aporte de
sodio, la piña resulta muy recomendable para personas que sufren de
hipertensión arterial o afecciones de vasos sanguíneos y corazón.
El ácido oxálico que contiene la piña puede formar sales con ciertos minerales como el calcio y formar oxalato cálcico, por lo que su consumo se ha de tener en cuenta si se padecen este tipo de cálculos renales, ya que se podría agravar la situación. Quienes padecen insuficiencia
renal y requieren dietas bajas en potasio, deberán controlar la ingesta de
piña.
Sin embargo, a quienes toman diuréticos que eliminan potasio y a las
personas con bulimia, les conviene el consumo de piña.
Las piñas están
maduras en el momento en el que las puntas de las brácteas cambian del color
verde al anaranjado, a pesar de que el color del fruto sea verde.
Si el extremo del
tallo está mohoso o manchado, las hojas marchitas o la fruta golpeada, mejor no
comprarla. Su olor debe ser dulce en la base y la cáscara del fruto no debe
hundirse bajo la presión del dedo.
La piña es una fruta
muy frágil y sensible a los cambios bruscos de temperatura. Se puede conservar
durante unos días en un lugar fresco y seco, aunque nunca en el frigorífico
porque se deteriora a temperaturas inferiores a los 7ºC.
Una vez pelada y
cortada, la piña se puede conservar en la nevera recubierta con un envoltorio
de plástico, aunque se ha de consumir lo antes posible. A partir del punto
óptimo de madurez comienza a perder su jugosidad con gran rapidez.