Después de llenar las
calles de cristal azul, Walter estaba llenando su entorno inmediato de
tragedia, sufrimiento y miseria moral. Pero él, lejos de arrepentirse, parecía
hundirse más y más en una espiral de vanidad ciega que solamente podía conducir
a un desenlace catastrófico.
El personaje de
Walter White, en cuanto figura trágica, había llegado ya demasiado lejos como
para que hubiese camino de vuelta. Incluso cuando muestra retazos de humanidad
e intenta detener el proceso, se da cuenta de que ya no tiene poder sobre el
curso de los acontecimientos.
Por ejemplo, trata de salvar a su cuñado Hank, utilizando tácticas que antes le habían funcionado. Pero ha sembrado tal caos que esas tácticas ya no le sirven.
Walter White no tiene redención posible porque el porvenir ya no está en sus manos. Su vanidad ha encendido una hoguera y su maldad ha echado gasolina en ella: ni él mismo va a poder librarse de las llamas. En tal proceso, me parece a mí, lo congruente era un desenlace inequívocamente trágico. Y como veremos ahora, los guionistas también lo habían pensado, pero al final no se atrevieron a hacerlo.
Por ejemplo, trata de salvar a su cuñado Hank, utilizando tácticas que antes le habían funcionado. Pero ha sembrado tal caos que esas tácticas ya no le sirven.
Walter White no tiene redención posible porque el porvenir ya no está en sus manos. Su vanidad ha encendido una hoguera y su maldad ha echado gasolina en ella: ni él mismo va a poder librarse de las llamas. En tal proceso, me parece a mí, lo congruente era un desenlace inequívocamente trágico. Y como veremos ahora, los guionistas también lo habían pensado, pero al final no se atrevieron a hacerlo.
Nos encontramos con
que Walter dedica el final de la serie a vengarse de los malos, a solucionar lo
poco que todavía puede respecto a su familia (garantizar que les llegue el
dinero) y a perdonarle paternalmente la vida a Jesse Pinkman (cuando poco antes
quería matarlo y estaba siendo sádicamente cruel con él). No es que hayamos
asistido a un final feliz (afortunadamente no han llegado al punto de
reconciliar a Walter con su mujer e hijo, ¡eso hubiera sido chocante!). Pero sí
hemos tenido un final a lo John Wayne que, la verdad, no pegaba demasiado. Un
final que innecesariamente intenta salvar algo del desastre que Walter White ha
provocado con su actitud, un final poco coherente con lo que se nos había
venido mostrando.
Walter White es el
protagonista de la serie, pero no es el héroe, ni tan siquiera es un antihéroe.
Walter White termina convirtiéndose en el villano de la serie. Jesse Pinkman sí
es un antihéroe, un personaje ambiguo que más allá de sus pecados muestra al
menos ciertos retazos de integridad moral y que en última instancia casi
siempre está dispuesto a hacer el bien, o al menos a intentar limitar el mal. Algo similar puede
decirse de Skyler White.
Por su parte, Hank
Schrader sí es un héroe, ya que por más que no sea el protagonista absoluto es
el que realmente se carga a las espaldas el sacrificio de luchar por el bien.
Llegados a ese punto Walter ya tenía su papel de villano bien definido y daba
la impresión de que había aniquilado casi cualquier retazo de humanidad que
quedase en su interior: los guionistas, muy hábilmente, habían usado a Hank,
Jesse y Skyler como contrastes morales. Se necesita mostrar trazas de color
blanco para que notemos mejor el color negro. Y Walter, ya completamente
barnizado de negro, estaba en el lado oscuro, convertido en el Darth Vader de
Nuevo México.
Todo el entramado
dramático que los guionistas habían elaborado para construir esa imagen de un
Walter monstruoso es abandonado en pos de una seudoredención cuyo único objeto,
creo, ha sido el de satisfacer a los espectadores restaurando parte de su
simpatía por Walter White, un personaje que tan solo un par de episodios antes
ya no despertaba simpatía ninguna (salvo, claro está, que uno simpatice con los
psicópatas). Y esto a costa de la integridad narrativa, de la coherencia con el
concepto que se nos había pintado de los personajes en ese punto de la trama.
Me ha recordado al innecesario momento de El retorno del Jedi en el que Darth
Vader se quitaba la máscara.
Decía que muchas
críticas han sido entusiastas, pero no es que haya habido unanimidad, en uno de
tantos artículos, decía: el comentarista, después de tomarse la molestia de
convertir a Walter White en un monstruo, los guionistas parecían haberse
arrepentido a última hora para subirse al carro de los fans del personaje, como
si les supiera mal que Walter White terminase la serie convertido
definitivamente en Heinsenberg, en un despojo humano de maldad casi absoluta. Y
estoy bastante de acuerdo con esta idea.
Los guionistas se han ablandado. Es más, el propio creador de la serie, Vince Gilligan, ha revelado que efectivamente tenían otros finales en mente. Pero en sus explicaciones ha incurrido en bastantes contradicciones. Por ejemplo, dice que contemplaban un final donde Jesse matase a Mr. White, aunque después nos sorprende diciendo que lo descartaron porque Jesse no tiene el perfil de un asesino (lo cual, curiosamente, no le impide estrangular a Todd en el final actual).
Pero particularmente comenta otro final descartado que se me antoja muchísimo mejor:
Había una versión a la que le dimos vueltas, en la que Walter es el único que sobrevive, se queda de pie en mitad del naufragio, y su familia entera es destruida. Ese hubiera sido un final muy poderoso, pero también una patada en la boca para los espectadores.
Los guionistas se han ablandado. Es más, el propio creador de la serie, Vince Gilligan, ha revelado que efectivamente tenían otros finales en mente. Pero en sus explicaciones ha incurrido en bastantes contradicciones. Por ejemplo, dice que contemplaban un final donde Jesse matase a Mr. White, aunque después nos sorprende diciendo que lo descartaron porque Jesse no tiene el perfil de un asesino (lo cual, curiosamente, no le impide estrangular a Todd en el final actual).
Pero particularmente comenta otro final descartado que se me antoja muchísimo mejor:
Había una versión a la que le dimos vueltas, en la que Walter es el único que sobrevive, se queda de pie en mitad del naufragio, y su familia entera es destruida. Ese hubiera sido un final muy poderoso, pero también una patada en la boca para los espectadores.
El propio Gilligan
nos habla de un final más poderoso (y evidentemente más acorde con el
desarrollo de los acontecimientos) y efectivamente no se requiere de mucha
perspicacia para imaginar que hubiese resultado más impactante. Pero finalmente
se descartó por ser demasiado duro. Ahora bien, ¿duro para quién? Gilligan no
desconoce que Walter White ha reunido toda una legión de fans (o en ocasiones
habría que decir believers) que querían verlo terminar en una nota medianamente
digna, por más que haya asesinado, chantajeado, manipulado, e incluso haya
pretendido envenenar a un niño o justificar el asesinato a sangre fría de otro.
Mi hipótesis es la de que Gilligan sencillamente no se ha atrevido a darle a
Walter White lo que de verdad merece. Bueno, no es una hipótesis, es un hecho.
Al final no recibe lo que merecía.
Esto explicaría el
que Walter fulmine al grupo White Power mediante una ametralladora automatizada
que parece más propia de un western cómico o de una película de Robert
Rodríguez. De acuerdo, en Breaking Bad ya había aparecido alguna que otra
boutade estrafalaria como la secuencia en que Gustavo Fring, justo antes de morir,
sale caminando tranquilamente de una explosión con media cabeza vacía y
ajustándose la corbata como si nada… un disparate que en su momento me pareció
hilarante (eso sí, toda la secuencia previa a su salida en plan zombi de la
explosión me dejó boquiabierto por su brillantez) pero que se puede y se debe
perdonar a una serie de tanta calidad, donde bien pueden permitirse estos
jugueteos.
Lo de Gus con el cráneo al aire no me pareció mal, o mejor dicho, no
me importó verlo. En cambio, cuando hablamos del final, de lo que ha de ser la
escena culminante de toda la serie, del desenlace último, hubiese esperado algo
más elaborado que un tiroteo al estilo Bricomanía, para ser sincero. Tampoco
acabé de captar la ¿muerte? de Walter White, quizá alguien más avispado podría
explicarme el asunto, pero que encontré demasiado ambigua. No soy médico y
desde luego soy consciente de que una serie de TV no es una clase de patología
forense (excepto tal vez el entristecedor reality que protagonizó Anna Nicole
Smith) pero lo normal en cualquier película es que el tipo de herida que Walt
sufre otorgue algunas posibilidades de supervivencia inmediata, más allá de que
el cáncer se lo puede llevar unos meses más tarde o no. Quizá se me escapa algo,
pero no veo por qué está necesariamente muerto al final del episodio y en el
caso de que pudiera estar vivo, me parecería impropio terminar justo en ese
punto.
De hecho contienen
muchos grandes momentos, aunque crea que el episodio previo Ozymandias haya
sido en varios aspectos más culminante que estos dos. Es más, incluso la
secuencia de la supuesta muerte de Walter, por más que no me termine de
cuadrar, está muy bellamente realizada (con música de Badfinger) y es
cautivadora. Pero estos dos podrían ser los dos últimos episodios de una
Breaking Bad diferente realizada en un universo paralelo, donde Walter White es
menos malvado y donde sabemos que puede ametrallar a pelotones de neonazis en
plan John Rambo con un maletero-trampa marca ACME, verdaderamente digno del
Coyote intentando cazar al Correcaminos. Lo de la bomba en la silla de ruedas
de Héctor Salamanca era quizá extravagante, pero creíble. Lo de la ametralladora
y los neonazis es más propio de una película bélica donde John Wayne juegue a
la diana con los soldados japoneses.
El hijo de Walter no
genera fuertes opiniones pero su papel, presencia y utilidad en la historia es
constantemente referenciada. Esta discusión suele arrancar con una mofa al
hecho de que lo único que hace RJ Mitte es desayunar. No hay personaje de
televisión cuyos huevos, beacon y cereales sean tan dramáticos; durante la
adolescencia uno nunca se sabe por dónde te van a salir las dolencias.
Walter Jr. es un
elemento vital en algunos aspectos de la serie. Es una motivación para ciertos
comportamientos de Walter padre y también un factor clave en la relación de
éste con su mujer. Probablemente incluso adquiera un papel esencial en los
episodios que están por venir a la hora de plantear el destino del
protagonista, pero la discusión sobre el tema suele residir en su presencia.
¿Es suficiente con lo que vemos ya que es poco más que una herramienta o una
serie como Breaking Bad, que dibuja tan bien a todos los personajes con muy
poco, debería haber dado algo más de dimensión a alguien tan relevante como el
hijo de Walter? Personalmente me encuentro en una posición más o menos neutral
en este punto, pero si hubiesen aprovechado más al personaje no me habría
importado.
Con Skyler ha pasado
algo similar que con Jaime Lannister en Juego de Tronos, en un principio es
difícil no juzgar la forma de actuar y de incordiar que tiene constantemente.
Quizá no era tanto que polarizase a la audiencia sino que era odiada por gran
parte de ella, pero poco a poco la serie ha ido mostrando más su punto de vista
en esta historia y muchos de los que la teníamos manía nos hemos parado por fin
a intentar ver las cosas desde su perspectiva. Tenía todo el derecho del mundo
a ser un incordio. Con todo, sigue siendo un personaje que genera animadversión
entre algunos espectadores, esos a los que aún conservan restos de su perdón
incondicional hacia Walter.
Retomemos la última
secuencia que vimos el verano pasado: Hank, Skyler, Marie y Walter charlan en
el patio trasero de los White mientras Walter Jr. juega con Holly. Hank se
excusa y va a sentarse en el trono. Con toda la tranquilidad del mundo de quien
planta un pino en su propia casa, busca algo que leer y encuentra un mensaje de
“G.B” a su “otro W.W. favorito”. Ata cabos. Jódete, espectador, que ahora
tienes que esperar un año.
Al pobre Hank le ha
pasado de todo y llevaba muchas temporadas sin enterarse ni del nodo hasta que,
de repente, por una casualidad casual de la existencia encuentra la pista que
le hace descubrir que Walter es Heisenberg. Esto ha molestado a una corriente
de seguidores que defienden que es una salida fácil y cutre para desencadenar
el final, una que no está a la altura de la complejidad narrativa de Breaking
Bad. Otros defendemos este giro por dos motivos: uno, que las casualidades
existen y ya se han dado anteriormente en la serie, si todo saliese según lo
planeado no estaríamos donde estamos en la historia. Y dos, es más que probable
que Walter haya puesto ese libro ahí. Puede haberse convertido en muchas cosas,
pero en un tonto descuidado desde luego que no.
Aunque haya elementos
que generen disputas entre sus seguidores, Breaking Bad sigue siendo uno de los
dramas que más entusiasmo generó.
Durante 40 minutos,
Walter se obsesiona con una mosca cojonera que ronda por el laboratorio, algo
que sirve a la historia para poner sobre la mesa la obsesión, la paranoia y la
presión que sufre el personaje como consecuencia de la acumulación de eventos
previos (muchos de ellos secretos que incumben a Jesse o el peligro acechante a
su familia). Es un episodio botella porque aparecen muy pocos personajes y
generalmente en poquísimos escenarios; es una medida presupuestaria que suele
aplicarse a un capítulo justo antes de la recta final de las temporadas, que
generalmente son episodios más caros de producir.
¿Qué significa la
mosca del episodio?
Entrando en materia,
el episodio de la mosca, es sin duda una auténtica obra de arte, y permite ver
en estado puro la creatividad y el talento del equipo de Breaking Bad (actores
incluidos), que por un momento se quitan las cadenas estructurales y
argumentales para crear un episodio al margen de la serie, pero que en realidad
sirve para profundizar en las motivaciones y en la psicología de sus personajes
principales: Walter y Jesse, Jesse y Walter.
Pero ¿qué representa
la mosca de Breaking Bad? Ésta es la gran pregunta que todos nos hicimos cuando
vimos la serie. La mosca como veremos a lo largo de esta disertación,
representa muchas cosas, pero básicamente representa un gran problema que
mantiene a Walter White preocupado y obsesionado. ¿Y qué es lo que atormenta a
Mr White? El reciente asesinato de jane la novia yonki de Jesse que muere
ahogada en su propio vómito ante la pasividad de Walter.
He aquí la
importancia del episodio, ya que este capítulo es el último en el que veremos a
Walter White, es decir, una vez que supera este arrepentimiento que lo
martiriza, el protagonista dejará para siempre de ser Walter White (una persona
con sentimientos, profesor de química, amante de su familia) para convertirse
en su alter ego, Heisenberg (un asesino despiadado cuya única motivación es
hacer el mal por el mal, capaz de asesinar, envenenar a niños y convertirse en
el capo máximo de la blue meth). Una especie de revisión del clásico Doctor
Jekyll y Mr Hyde, la lucha del bien contra el mal, plasmado en una misma
persona.
Todos tenemos algo
que nos atormenta, algo que nos quita el sueño y que nos lleva a obsesionarnos
con un elemento ajeno, en el focalizamos toda la atención para engañar a
nuestro cerebro y mantenerlo distraído, ocupado. Por ejemplo, heme aquí yo,
escribiendo un análisis profundo de un episodio de Breaking Bad, que se emitió
hace más de 3 años, posiblemente con el único objetivo de espantar a los
fantasmas de mi habitación, que buscan atormentarme.
¿Qué ocurre en el
episodio?
El episodio comienza
con Walter tumbado en la cama de su motel, con una mosca en el techo que no le
deja dormir, después acude al laboratorio clandestino que tiene en uno de los
sótanos de Gustavo Fring. Allí, se reúne con Jesse cuando descubre que una
mosca se ha colado en el laboratorio y amenaza con contaminar toda la
producción.
Jesse exhorta al
profesor de que no es algo preocupante, pero Walter White, fuera de sí,
emprende una lucha de varias horas hasta que Jesse decide drogar a Walter para
que este se calme. Finalmente Jesse consigue matarla de un manotazo, subido a
una endeble escalera que amenaza con romperse ante los adormilados ojos de Mr.
White.
La muerte de Jane
(novia de Jesse)
A parte de este
significativo diálogo, hay otras pistas que nos llevan a concluir que la mosca
representa el sentimiento de culpa por el asesinato de Jane, y que muestra, los
que serán los últimos vestigios de bondad del protagonista.
Por ejemplo, el
previously del episodio hace referencia por completo, al momento del asesinato
de Jane, y como Walter decide no ayudarla en el último momento, para que la
finalmente termine ahogándose en su propio vómito provocado por una sobredosis.
Finalmente, Walter
más espabilado tras el chute proporcionado por Jesse para que se calme,
reconoce (para sus adentros) que aunque ha tenido un momento de debilidad al
pedirle perdón por la muerte de Jane, nunca le reconocerá el asesinato a Jesse,
por lo que ese tormento, es algo que Walter (a partir de ahora, Heisenberg)
siempre llevará consigo. No en vano, cuando
Walter regresa a su motel, en la última escena del episodio, y se acuesta en la
cama, de nuevo, otra mosca (o la misma de siempre) vuelve a aparecer en el
detector de humos de la habitación.