domingo, 23 de noviembre de 2014

ALFONSINA Y EL MAR

(Mercedes Sosa)

Por la blanda arena que lame el mar
Su pequeña huella no vuelve más
Un sendero solo de pena y silencio llegó
Hasta el agua profunda
Un sendero solo de penas mudas llegó
Hasta la espuma.
Sabe Dios qué angustia te acompañó
Que dolores viejos calló tu voz
Para recostarte arrullada en el canto de las
Caracolas marinas
La canción que canta en el fondo oscuro del mar
La caracola.

Te vas Alfonsina con tu soledad
¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
Te requiebra el alma y la está llevando
Y te vas hacia allá, como en sueños
Dormida, Alfonsina, vestida de mar.

Cinco sirenitas te llevarán
Por caminos de algas y de coral
Y fosforescentes caballos marinos harán
Una ronda a tu lado
Y los habitantes del agua van a jugar
Pronto a tu lado.

Bájame la lámpara un poco más
Déjame que duerma Nodriza en paz
Y si llama él no le digas que estoy
Dile que Alfonsina no vuelve
Y si llama él no le digas nunca que estoy
Di que me he ido.

Te vas Alfonsina con tu soledad
¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
Te requiebra el alma y la está llevando
Y te vas hacia allá como en sueños
Dormida, Alfonsina, vestida de mar.


No conocía nada de está poetisa hasta que escuche a Mercedes Sosa, y supe que se trataba de Alfonsina Storni, supe de sus poemas, de sus tristezas, de su trágico final.

Alfonsina Storni nació el 29 de mayo de 1892 en Sala Capriasca (Suiza) y murió el 25 de octubre de 1938 en Mar del Plata, (Argentina). Poetisa del Postmodernismo argentino.
La que sería una de las poetas más famosas de Hispanoamérica era hija de un industrial cervecero, nacido en Lugano, cantón italiano del Ticino, Suiza. En 1891 la familia viajó a Suiza y al año siguiente nació Alfonsina, que aprendió a hablar en italiano. Vueltos a la Argentina, los negocios fueron mal y la familia tuvo que poner un mesón en Rosario.

Alfonsina comenzó a trabajar ya de niña como lavaplatos, camarera, costurera y obrera; en 1907 entra como actriz en una compañía de teatro itinerante que se desplaza por todo el país. Con ella representó Espectros, de Henrik Ibsen; La loca de la casa, de Benito Pérez Galdós; y Los muertos, de Florencio Sánchez. Vuelta a Rosario, su madre se ha casado y vive en Bustinza. La poeta estudia la carrera de maestra rural en Coronda y allí recibe el título. Consigue un puesto y se vincula a dos revistas literarias, Mundo Rosarino y Monos y Monadas. También inicia su larga colaboración con la revista Mundo Argentino.

En 1911 se traslada a Buenos Aires, al año siguiente nace su hijo Alejandro, sin padre conocido. Eso la define como mujer que se enfrenta radicalmente a la sociedad. La inquietud del rosal se publica, a pesar de las penurias económicas, en 1916. Trabaja como cajera en una tienda y en la revista Caras y Caretas. Se relaciona con José Enrique Rodó, Amado Nervo, José Ingenieros y Manuel Ugarte. Con estos dos últimos su amistad es más profunda. Su situación económica mejora. Hace frecuentes viajes a Montevideo, donde conoce a la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou y al que será su gran amigo, el escritor también uruguayo Horacio Quiroga (también suicida).

Su libro Languidez, de 1920, había merecido el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura. En 1925 publica Ocre, que marca un cambio decisivo en su poesía. Desde dos años antes es profesora de Lectura y declamación en la Escuela Normal de Lenguas Vivas.

Su poesía, fundamentalmente de temática amorosa, también se liga a la temática feminista e intenta desligarse de las hopalandas del Modernismo y volver más la mirada al mundo real. La soledad y la marginación hacen mella en su salud, y a veces la neurosis le obliga a dejar su puesto de maestra de escuela.

Varios viajes a Europa (1930 y 1934) motivaron una evolución hacia un lirismo libre de moldes formales, dramático y descarnado y de una audacia erótica insólita para la época, con nuevas meditaciones feministas: Mundo de siete pozos, 1934 y Mascarilla y trébol, 1938 Tras la muerte de su amigo el escritor Horacio Quiroga, sola y aquejada de cáncer, se suicidó adentrándose en el mar en la playa La Perla, en la ciudad de Mar del Plata, donde actualmente se erige un monumento recordando esta tragedia.


Su trágico suicidio inspiró la canción Alfonsina y el mar, de Ariel Ramírez y Félix Luna, que ha sido interpretada por innumerables músicos de lengua española, destacándose por encima de todas la versión de Mercedes Sosa.