viernes, 10 de octubre de 2014

15. JOSE WENCESLAO CASTILLO MOSQUERA

Mi pueblo natural es Santa Cecilia, yo nací en Guaratos, pero en la parte que en ese entonces era Caldas, hoy día Risaralda. Resulta que mi papá era un agricultor, pues no era un acaudalado, pero tampoco era demasiado pela gato; tenia fincas y modo de vivir, resulta que yo quedé huérfano muy pequeño, a la edad de los 9 o 10 años; quedé a merced de un hermano y ese hermano me tiraba muy duro, me ponía a trabajar en las minas y él recogía todo el oro y se iba a cambiarlo y, bueno, hasta que yo un día me agarré a pensar cómo iba a construir mi vida, yo solo en el mundo; la plata no valía nada; entonces opté por volarme de la casa; él me habla dado una pela muy horrible y me había tirado de un balcón, me había tirado machete, pero como yo era liso me escurrí y el machete cayó allá y esa noche no dormí, pensando que me iba a ver.

Entonces decidí salir a andar... me vine con un cuñado a utilizar la preferencia de él para que me sacara; llegué acá a este pueblo, a La Virginia, me ganaba 5 centavitos. Cuando digo que la plata no valía nada, era que el trabajo de uno no valía nada, porque yo me ganaba 5 centavos y llegué acá trabajando en la finca, en una finca que se llamaba Palermo, parte de los Arango, viejo Alberto Arango, fundador de esta región. Allá me dieron trabajo y me ganaba esos 5 centavitos; no salía al pueblo, me quedaba tiempo hasta que recogía por ahí 50 o 70 centavos; cuando ya tenía mis 70 centavos, salía por el pueblo a mecatear; de pronto.

Una vez me quedé sin trabajo y me vine a un hotel que se llamaba Hotel Virginia, me hospedé, ahí pagué una piecita y empecé a conocer el pueblo. El pueblo eran dos calles, pero yo no salía. Porque ni era mayor, ni podía salir a las tertulias, porque yo no tomaba trago, nada, yo no salía de donde tenia la comida y cuando empecé a conocer el pueblo se me acabó el trabajo, pagué una piecita y al otro día, fue un Domingo; al Lunes madrugué así a andar la orilla del río, todavía aquí llegaban barcos, me encontré con un señor que se llama Alejandro Rafles, que por ahí está, anda en unas muletas, ya acabado el viejito; él me llamó con otro muchacho que llamábamos el Patiquebrado a paliarle: tenía una arena en la parte de abajo en un cajón y por subirle un metro nos daba los 5 centavitos, un jornal. Ya ese señor me cogió y me enseñó y me quedé con él trabajando; el señor me enseñó a sacar arena. 

Yo me establecí en el pueblo porque ya tenía mi trabajaderito; madrugábamos a las tres de la mañana trabajábamos el día; por la tarde tenía mi platica, mi comidita, mi dormida; yo me volví pueblerino; en esas y las otras me fui espigando, ya mi pantalón larguito, ya me iba p' donde las muchachas a pasar bueno; después me aburrí, me fui a trabajar a una finca, a una hacienda que se llamaba San Francisco de un señor llamado José Miguel Londoño, allá había un alimentador que llamaba Daniel Echeverry y la esposa se llamaba Carolina Marulanda, yo trabajaba allá, me colocaron de garitero; el garitero era el que se levantaba por la mañana a moler, a pilar y a preparar para cuando la señora se levantara a asar las arepas y a cargarle la comida a los trabajadores donde estuvieran trabajando. Estuve trabajando mucho tiempo, ya yo estaba formado; volví otra vez y me vine al pueblo.

Yo jugué bolas aquí con Rafael Gil, con un señor Caneco, con el finado Patiquebrado, con una cantidad de gentes, un muchacho Miguel Caneco que éramos más o menos contemporáneos, pues, andamos por ahí por los años 43, o sea que yo llegué aquí por ahí de unos trece años, pero en ese entonces la mayoría de edad era a los 21, hasta que uno tuviera 21 años no era un hombre, pues de salida hasta a los padres de uno tenía que escondérseles de muchas cosas mientras no tuviera los 21 años; bueno, yo ya seguí aquí en el pueblo, iba y trabajaba las fincas y venía el día Domingo.

Cuando yo conocí los pantalones largos ya me iba para donde las muchachas, era muy bailarín, tuve academia de baile aquí, y así me estuve hasta que mataron al finado Gregorio González, era el dirigente político liberal de entonces, en esa época estaba recién venido el finado Arnulfo Caicedo: cuando mataron al finado Gregorio, entonces Arnulfo Caicedo empezó a coger la bandera.

Y ya nos fuimos algunos morenos, otros de raza más negra como yo y nos hicimos al lado de él y empezamos a apoyarlo y surgió, salió concejal ya era un político ya don Camilo Mejía duque se vino de Salamina, ya estamos hablando de los años 46 o 48 más o menos porque en el 48' ya don Camilo Mejía estaba establecido en Pereira, entonces el finado Arnulfo se enganchó con don Camilo Mejía Duque quien era su jefe político y él surgió: vino la violencia y empezaron a extenderle la mano a todos los liberales en Pereira.
Pereira también eran cuatro ranchos y se expandió. El finado Arnulfo surgió. Fue aquí el caudillo político, el jefe, entonces como yo lo ayudaba a él, trabajaba con él, entonces me fue dando largas para que yo me fuera para los barrios a hablar con la gente, fui cogiendo cancha y consiguiendo amigos jóvenes y de edad; opté por los 5 centavitos que me ganaba; una parcelita me la echaba al bolsillo, iba y le daba cositas a la gente y con lo otro subsistía. Fui cogiendo fuerza, la gente me empezó a conocer, ya que el negrito por aquí, el negrito Castillo por allí; de pronto cuando se afinó la violencia, me tuve que ir de aquí.

Volví y emigré, tuve que perder todo lo que tenia: tenia unos alimentaderos, se desbarató, tenía otro alimentadero por allá gorconda y yo perdí todo eso porque tuve que salir de aquí mal salido, me eché a perder, tuve que salir a las 5 de la mañana y llegué a Santa Cecilia a las 4 de la tarde a pie, atravesando cafetales. Llegué a Santa Cecilia y tuve problemas porque cuando eso pertenecía a Caldas todo esto y como a las dos de la noche llegó el Corregidor de allá en ese entonces, la misma chulavita, llevaban la orden de que... entonces la hermanita mía entró y me movió y me dijo que ...antes de que..yo... me escondí y me fui, y anduve mucho tiempo, recorriendo mucha montaña.

Por ahí en los años 53, 54, 55, volví otra vez a La Virginia. Volví donde el finado Arnulfo, ahora si ya criado, ya era un varoncito. Entonces me metía, llegué, pusimos unas elecciones y él metía, me metió en una lista de séptimo; eran siete concejales y él me metió de último; como tenía muchos amiguitos, para que los amiguitos me arrastraran y él pudiera salir sin problema porque él encabezaba.


Bueno ya seguimos trabajando, de pronto por algunas circunstancia en una campaña policíaca, tenia un amigo que por apodo lo llamábamos Chiqui y él se había comprometido que me llamaba a mí con el finado Arnulfo pero que lo colocábamos porque él era electricista, eso ya fue en la campaña del doctor Alfonso López Michelsen, pero no en la campaña cuando él perteneció al MRL, sino cuando él se lanzó oficialmente que salió presidente, que él me cuidaba al muchacho. Cuando ya se hizo la campaña, un día me dijo: bueno compadre... uno para ser liberal no necesita los puestos, le dije: ¿cómo así compadre y entonces usted por qué los acapara todos?, yo tengo derecho, yo también trabajo, tengo derecho a mi plática, entonces me llamó a partir cobija y partimos cobija, yo me quedé.

En esas y las otras me llamó el doctor Oscar Vélez Marulanda a que trabajara con él, o a que me le pusiera al frente a un movimiento que se llamaba Acción Liberal que lo componían 12 personas, aquí no votaban más de 12, y yo entré a trabajar en ese movimiento, a hablar con la gente, a hacerle mandadito a la gente, el doctor me traía en ese entonces como se habla? Si treinta mil pesitos, para servicios, pues del directorio y fui cogiendo una fuerza, me conocí con el señor Ángel María Durango Bravo y él empezó a ayudarme en el movimiento; una tarde le conté que yo no podía votar, porque tenía los derechos políticos perdidos, el señor empezó a chuzarme que yo tenia que hacer algo en la vida. Algún día ya tenía con que y le dije camine vamos, y me dijo adonde? y le dije a Antioquia; llevé un memorial que me sacó el finado Manuel Castro y llegué y lo presenté y verdad que me hicieron mi papeleo y lo traje, se lo presenté al señor Registrador; el Registrador lo mandó a Bogotá; como ya había pagado, no debía, ya había pagado mí arresto y llevaba otro tiempo igual, me rescataron mis derechos y entonces encabecé una lista para Concejo y salí Concejal por primer vez, desde más o menos en 1974 o 1973, una cosa así; salí concejal y empecé la guerra con el finado Arnulfo y empecé a quitarle, a restarle. Cuando mataron al finado Arnulfo, ya tenía tres concejales, hacía cuatro, después que él tenia 7, ya ahí vino la fundación de mi vida política, el doctor Vélez me colocó de suplente de él en la Asamblea.

Hablando de otra cosa, para el negro aquí era muy difícil surgir y es muy difícil surgir, por qué? para una muestra un botón: aquí han aspirado otros negros, unos han sacado 7 votos, por ahí están las listas, (aquí aspiró un señor Vásquez), han aspirado varios negros y el negro aquí no cala, entre otras cosas, y si va y surge, la persecución es muy dura, porque usted debe haber oído alguito de la persecución que me montaron a mi en La Virginia, a mi me quemaban los carros, a mi me abaleaban en la casa, a mi me perseguían a mi mujer, qué no me hicieron, en vista de eso... de esa presión... yo también me tomé ese trago de "resolveti" y también me paré como los hombres, y me tienen que matar, !pero yo voy es pa' delante! pero yo no le comía de cuento a nadie; y cuando el doctor Vélez me invitó a ser Diputado, fui Diputado, pues ¿ cómo no iba salir Diputado siendo suplente de él?, en ese entonces tenía todo el poder en el Departamento.

Yo fui diputado 4 años, desde 1980 hasta el 1984; hice dos periodos; en esa época los períodos eran de dos años, pero resulta que ya había creado, ya había formado otra juventud y el Doctor Vélez también había formado otra juventud como Cesar Gaviria y otras y entonces vino el Gavirismo y el Oscarismo y entonces ya, bayoneta ventiada al doctor Vélez en el Departamento para acabar con él y bayoneta ventiada en La Virginia para acabar conmigo. Un día yo le dije al Doctor Vélez: Doctor Vélez, esto esta muy verraco, usted no se está dando cuenta de lo que está pasando en La Virginia, a usted están por acabarlo. Me dijo: no, contra mi no hay nada. Le digo Doctor Vélez: contra usted sí hay; entonces él creyó que con echarle mano a un señor Tangarife y tal, que con eso se acaba el problema, entonces dijo que yo era el único candidato a la Asamblea, pero no más, se bajó de la tarima, se llevó a Tangarife a inscribirlo como Diputado a la Asamblea; como eso era lo que ellos querían, entonces: cuando no podés con el enemigo metete a la casa de él y acaban con el Doctor Vélez; pero como yo me abrí, perdí la Asamblea, pero no perdí el Concejo, así ha seguido mi vida política, hoy día represento un grupito que me ha apoyado, el partido liberal que me apoya todavía; he logrado, pues salir adelante, digo yo, porque me he sostenido contra muchas presiones, muy pobremente, porque lo que más me enorgullece a mi de estar en esta vida política ha sido mi comportamiento y mi honradez, porque gracias a mi Dios, en esta plaza pública me puedo subir a cualquier tarima y nadie me señala con el dedo de corrupción o de alguna cosa mala, manejé mucho lo del Departamento, como lo han manejado los otros diputados; en ese entonces eran más poquitos pero también lo manejaba uno, cuando sube uno con honestidad y de ese mismo movimiento me arrastré yo la partecita que hoy estoy representando.

Los beneficios sociales aportados a la población de La Virginia y en particular para la comunidad negra radican en el progreso a los barrios Alfonso López, El Progreso, San Carlos, la parte baja de La Playa, pues eran barrios deplorables, no tenían alcantarillados, no gozaban de agua potable, no gozaban de luz, eran tugurios; usted sabe qué es un tugurio? casas techadas con tejas de cartón y con hojitas; tengo para decirlo y no lo puedo negar que esos barrios vinieron a tener servicios públicos por la intervención que yo hice cuando tuve fuerzas de llegar a una Alcaldía, de llegar a una parte y hablar, el barrio Pío XII Nuevo, fue fundado por mi, no con plata mía sino con plata del Estado, con un jefe que me apoyaba por Bogotá y yo que me movía aquí haciendo gestiones y así fue como entregamos 333 casas con vigas y amarre, sin costarle a las personas un sólo peso en el año 82 al 83, cuando fui el postor de la energía para los mismos barrios El Progreso, San Carlos, 7 de Enero, Pío XII, Caimalito, La Playa, Los Libertadores y el barrio Pedro Pablo Vélez.

Al menos tuve buenos trabajos y esa es otra satisfacción que me queda. Hoy vivo pobremente, pero cuando tuve con qué le serví a la totalidad de la gente de La Virginia, a la gente pobre. Que se le murió un doliente, yo le compro el ataúd, yo le pago el entierro, que tengo hambre, yo le doy de comer, que mi casa se está mojando, yo le doy techo, en fin de todas esas cositas que he hecho me queda una satisfacción. El único testigo es Atilano; cuando yo saqué a Manuel Salvador Mosquera, lo apoyé para el Concejo y salió Concejal, un negro de Santa Cecilia, ya es jubilado y en seguida le conseguí puesto en Rentas Departamentales, y no he podido hacer más porque Santa Cecilia no me apoyó cuando yo fui Diputado, apoyaban a Néstor Arango, así de sencillo.


Hablemos cuando ya dijeron vamos a hacer el Ingenio Risaralda: empezaron a trabajar, pero la gente de aquí no sabían nada de eso, poco, pocón. Entonces me dice un joven: hay un contrato, hay un canal para hacer y necesitan un tipo, pero hay que ir a Pereira y yo no soy capaz. En ese entonces yo trabajaba con la guadua, ¡ve! se olvidó mencionar eso de que yo trabajé mucho tiempo con la guadua; entonces me fui para Pereira, llegué allí y habla un señor Vásquez, que ya murió, y le dije: doctor Vásquez: yo vengo a pedir un trabajo, y me dijo: ¿usted qué sabe hacer? Y le dije: yo soy adecuador de tierra, yo trabajé con un Ingeniero en el Valle que se llamaba el señor Leonidas Galeano y aprendí eso, yo aprendí muchas cosas. Me dijo: ¿usted sabe cubicar? Yo se cubicar y se tirar trazos. Me dijo: ¿y quién te conoce a vos? Le dije, me conoce el doctor Oscar Vélez y le menté un poco de políticos, y me dijo: es que este no es un directorio Político, esto es una empresa. Le dije: no pero es que son los únicos que me conocen a mi doctor, que pueden responder, que pueden hablar a bien mío y que se les escuche, porque si yo te digo la gente de mi misma clase, usted aquí no les va a creer, pero como estos señores si son, sí aportan plata para el Ingenio Risaralda entonces yo por eso lo invito a que los llame a ellos y les pregunte si yo soy una persona capacitada para eso. Bueno, él se puso a reír, sacó una cartica y me mandó; me vine para el Ingenio, me dieron el contrato, era para…una maquina había hecho el canal pero quedaban… había que pulirlo hice ese contratico, me llamaron a limpiar un canal, bueno... ya yo me quedé, firmé contrato individual y me dieron la facultad de ser casi gerente, yo era cabo, yo era patrón de corte, yo buscaba los trabajadores, yo les ponía precio, yo les aumentaba, cómo contrato, para ellos no pagar nada de ya ellos habían comprado el sitio donde está el Ingenio, eso se llama Constanza, como yo era tan amigo de todos los ricos, entonces me cogieron a mi de esclavo. Para entrarle a los ricos yo ya andaba con ellos, yo llegaba donde los ricos, donde los Arango, donde el viejo Guascas, etc.

Yo fui y le hice adecuación a todas las tierras que tiene el Ingenio, hasta el Canadá, ya quedamos en sembrar caña, se sembró caña, esa caña la trajeron de Mayagüez y de Providencia, yo la sembraba; el Ingenio empezó a producir la caña, se pasó de cortar porque era una tierra muy fangosa, donde se construyó el Ingenio, trajeron un Ingeniero de Puerto Rico y se trajeron un señor de… para secar la entrada del Ingenio, se estuvo un año y no fue capaz de secarlo; al año se tenía que empezar a recibir la maquinaria y el día que llegó el primer camión con la maquinaria, tuvieron que pagar una multa, porque la mula llevaba cargada mucho tiempo.

Yo tenía un muchacho que le llamábamos Arcadio, que era el cabo mío y le dije yo: Arcadio: nosotros somos capaces de secar esta entrada y me dijo: usted que dice don José? Si será? Usted que es el que sabe; y pasamos por la oficina del doctor Vásquez y le dije: doctor Vásquez: yo soy capaz de hacerle esa entrada que no hizo el doctor Lleras en un año y me dijo: que va! Si uno que se quemó las pestañas no fue capaz de hacerla qué vas a ser capaz de hacerla vos.
Le digo: doctor Vásquez: ensáyeme. Mire doctor Vásquez: deme ese contrato, no me da un peso hasta que no le entregue la entrada seca, cuando se lo entregue seca me lo paga, yo costeo todo lo que se necesite. Me agarré con tres trabajadores, hicimos la brecha, pedí la tubería, una tubería perforada, ésta era la carretera, entonces le metí filtros por aquí y filtros por allá y cada 20 metros le atravesaba otro, hice el trabajo así como lo pedí, que no me dieran 5 centavos. Cuando una tardecita habían un poco de doctores, no me dijeron nada, al otro día salió el doctor Vásquez el doctor Valencia y estuvieron allá mirando, se arrimaron a mi y me echó el brazo el doctor Vásquez y me dice: hay veces que uno se equivoca negro, y le dije: ¿por qué doctor? Y dijo: porque yo nunca creí que vos nos ibas a salvar como nos salvaste con esta entrada del camino. Para que vea doctor, uno ahí con su humildad, le dije.

Cuando sequé el terreno yo cogí mucha credibilidad y ya me dieron facultad de buscar personal y lo otro era que como yo tenía mis pesitos entonces yo pagaba, y a mi me pagaban cuando venía el paguito, que no se sabía cuando era. Seguimos hasta cuando montaron el trapiche, a eso le trabajaban día y noche, llegó la molienda, me dieron el contrato a mi por corte de caña; empecé a cortar caña con gente de aquí, no cortaban la que se chupaban, entonces tuve que pedir permiso al Ministerio de Trabajo, para que me dejaran traer gente de otras partes porque había un compromiso de la empresa, que tenía que darle trabajo a la gente de la región, pero no servían, entonces yo pedí permiso al Ministerio del Trabajo, exponiendo el por qué y me lo concedieron, en esa época era Ministro del Trabajo Mario Eastman un pereirano; me dieron el permiso, que exportara gente de donde la encontrara; entonces yo me fui un Sábado para Puerto Tejada, allá me encontré con unos muchachos que llaman los pescaitos y me hice amigo con ellos y les di trago hasta que ya, y le dije: bueno, yo vuelvo dentro de 8 días para que me tengan aquí una gente; a mi el ingenio me prestaba los carros.

Me fui por el primer enganche y traje ese carro hasta el alma, yo tenía aquí en el parque unas casas arrendadas, ese era mi campamento, a mi me fue gustando eso y esa gente me servía de gula para enseñarles a la gente de acá. Entonces hicimos un compromiso con el Ingenio: ellos me prestaban los carros que necesitara y cuando los necesitara para ir a enganchar, pero a la gente que veía buena les daba una cartica, los mandaba al Ingenio y allí los colocaban; en ese entonces les daban dos meses y hasta tres para que consiguieran la cédula, si no la tenían. Si yo le daba al Ingenio 10 ó 20 trabajadores me daban la oportunidad de colocarlos para que ellos trajeran más enganches entonces yo cogí jueguito: dejaba los más malos y al Ingenio mandaba los más buenos, hasta que cuando ya se abrió bastante el panorama, entonces traían gente de Zarzal, de Tulúa, por ahí de todos esos pueblitos, de Cartago, y así fue como esto se llenó de la raza negra, por aquí los negritos que venían no eran sino de Santa Cecilia, de Tadó, de Andagueda, pero toda esta negramenta la traje yo aquí, de todas las partes. 

Yo llegué a tener tres campamentos, manejaba 300 hombres y esos 300 le daban más rendimiento al Ingenio que mil que el Ingenio tenía, y los manejaba con dos hombres; dos hombres y yo manejábamos 300 personas; entonces al Ingenio le salía más barata la caña que yo le entregaba en el patio que la que ellos compraban; ya el Ingenio se estableció, pero cuando ya empezó a llegar toda la oligarquía, el ingenio empezó a cambiar de … y apriete, y apriete y apriete, hasta que me dejaron que yo ya no echaba ni balines, me tuve que retirar, a mi no me echaron y quedé con tanta rosca en ese Ingenio, que cuando me veo mal, a veces me voy y el Gerente me presta 100 o 200 mil pesitos, y los pago y quedé con una vara pero no pude seguir trabajando porque cuando ya retiraron al doctor Vásquez que era el amigo mío, se montó la corrupción, que para que el Ingeniero le diera un contratico, bueno a usted (señala con la mano signo $) y el doctor Vásquez me había dicho que no le diera plata a ningún sinvergüenza, que a ellos para eso les pagaban ... Así fue la forma como yo llegué al Ingenio.

Yo tuve en el Ingenio muchas estrellas, yo tengo un diploma por ahí del bacón de caña de más tonelaje que alzara alguno de los grande era de diez toneladas y yo lo alcé de once y media, o yo lo alcé no, lo hice, salió de mi gente, y, hasta que ya me retiré del ingenio, ya me quedé por ahí braceando y ahí terminó lo del ingenio. Pues hasta ahí tengo para contarles.

El día 28 de Octubre de 2011, en el Municipio de La Virginia Risaralda, fallece el Ex-Concejal JOSE WENCESLAO CASTILLO MOSQUERA.
El Concejo Municipal de La Virginia Risaralda, en uso de sus atribuciones legales constitucionales y en especial las conferidas por el artículo 313 de la Constitución Política y la ley 136 de 1994. ACUERDA darle el nombre de JOSE WENSESLAO CASTILLO MOSQUERA al Honorable Recinto del Concejo Municipal de La Virginia Risaralda.


Me parece importante traer apartes de la entrevista realizada en La Virginia (Risaralda) el día 30 de Junio del 2000 por el señor  Iván Alberto Vergara Sinisterra, a Don José Wenceslao Castillo Mosquera, como reconocimiento a las virtudes de quien se distinguió por sus buenas acciones en pro del Municipio y también porque nos ubica en la realidad contemporánea de la Comunidad Afro-virginiana, avala la veracidad del progreso socio-económico, la generación de empleos, el flujo de población flotante, fue defensor de las clases sociales menos favorecidas y que el liderazgo demostrado debería ser tomado como ejemplo para las presentes y futuras generaciones, en procura de forjar la historia y evolución de nuestro Municipio.


"Entre tinto y tinto tomo nota
sobre tanto que escucho y
dejo que mi imaginación reconstruya
la historia de mi pueblo"

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