Es la fruta por excelencia, ya que es bien tolerada por la mayoría de personas y combina sin problemas con cualquier otro alimento. En su composición nutritiva no hay nutrientes que destaquen especialmente, por lo que resulta difícil imaginar las extraordinarias propiedades dietoterápicas.
Hoy se sabe con certeza de la existencia y la función de algunos de los componentes de esta fruta que le confieren su carácter antioxidante y la doble particularidad de actuar como alimento astringente o laxante según cómo sea consumida.
Las propiedades
antioxidantes de la manzana se deben a los elementos fitoquímicos que contiene,
más abundantes en la piel, en concreto, polifenoles (quercitina, flavonoides).
Los antioxidantes neutralizan los radicales libres, reduciendo o incluso
evitando parte de los daños que estos provocan en el organismo. Los radicales
libres aumentan las peligrosas acciones del colesterol LDL, que puede dar lugar
a la formación de aterosclerosis, al acumularse en los vasos sanguíneos; pueden
producir una alteración genética y dañar proteínas y grasas corporales,
reduciendo la funcionalidad de las células y contribuyendo a aumentar el riesgo
de cáncer. Por tanto, dada su composición en sustancias antioxidantes, las manzanas
están especialmente recomendadas en dietas de prevención de riesgo
cardiovascular, enfermedades degenerativas y cáncer.
El contenido moderado
en potasio de las manzanas las convierte en una fruta diurética, recomendada en
el tratamiento dietético de diversas enfermedades cardiovasculares, como la
hipertensión arterial u otras enfermedades asociadas a retención de líquidos.
No obstante, el aporte de este mineral está restringido en caso de
insuficiencia renal por lo que el consumo de manzanas en estos casos se ha de
tener en cuenta.
Rica en fibra
Quizá la propiedad
más conocida de la manzana sea su acción reguladora intestinal. Si la comemos
cruda y con piel es útil para tratar el estreñimiento, ya que se aprovecha la
fibra insoluble presente en la piel, que estimula la actividad intestinal.
Igualmente, la manzana es una fruta muy rica en pectina, fibra soluble.
Solamente una quinta parte de la pectina de la manzana se encuentra en la piel
de la fruta, el resto en la pulpa, por lo que al pelarla se pierde una pequeña
cantidad. La pectina tiene la particularidad de retener agua, y se le atribuyen
efectos benéficos en caso de diarrea ya que hace más lento el tránsito
intestinal. Además, la manzana es, después del membrillo, una de las frutas más
ricas en taninos, sustancias con propiedades astringentes y antiinflamatorias.
Algunas de las acciones de los taninos son secar y desinflamar la mucosa
intestinal (capa que tapiza el interior del conducto digestivo), por lo que
resultan eficaces en el tratamiento de la diarrea. Los taninos se reconocen
rápidamente por la sensación áspera que producen al paladar. No obstante, los
taninos aparecen cuando se deja oscurecer la pulpa rallada de una manzana
pelada. De manera que podemos decir que la manzana cruda y con piel es laxante,
es decir, útil para tratar el estreñimiento, y si la manzana se consume pelada,
rallada y oscurecida tiene el efecto contrario en nuestro organismo, resulta
astringente.
A pesar de que
siempre se ha atribuido a la manzana la particularidad de que tomada como
postre contribuye a reducir la formación de placa y evitar la caries, no
debemos olvidar que contiene azúcares y ácidos que deterioran el esmalte, por
lo que no puede sustituir al cepillo de dientes.
El ácido oxálico que
contiene la manzana puede formar sales con ciertos minerales como el calcio y
formar oxalato cálcico, por lo que su consumo se ha de tener en cuenta si se
padecen este tipo de cálculos renales, ya que se podría agravar la situación.
No obstante, gran parte de dicho ácido se pierde mediante el cocinado de la
manzana.
Variedades
La gama que nos
ofrece el mercado es limitada, ya que tan sólo podemos elegir entre poco más de
media docena de variedades.
Early Red One: tiene
muy buen aspecto y una piel brillante de un rojo intenso. Su carne es jugosa,
poco aromática pero muy dulce. Se encuentra en el mercado desde el mes de
septiembre hasta junio.
Top Red: es de color
rojo con estrías y tiene una piel brillante. La carne es consistente aunque se
puede volver harinosa con el tiempo. Su sabor es dulce y está en la frutería
desde septiembre hasta junio.
Red Delicious: es una
variedad estadounidense que proporciona frutos grandes y alargados, de piel
color rojo brillante. Su pulpa es jugosa, muy blanda, de sabor dulce, nada
ácido y muy aromática.
Starking: es una de
las más conocidas, procede de Estados Unidos, siendo una mutación de la Red
Delicious. Su piel es brillante con estrías rojas y verdosas. Su carne es
blanca amarillenta y crujiente, de sabor dulce. Como las anteriores se
encuentra de septiembre a junio en el mercado.
Royal Gala: de origen
neocelandés tiene la piel con estrías rojas y naranjas sobre un fondo amarillo
verdoso. Su forma es muy redondeada y su carne es blanca, crujiente y
consistente. Muy aromática y jugosa. Su recolección se da desde finales de
agosto hasta diciembre.
Granny Smith: procede
de Australia y es fácil de reconocer porque tiene la piel de un color verde
intenso con algunos puntitos blancos. Es muy redonda y de carne blanca, muy
crujiente y jugosa con sabor ligeramente ácido.
Golden Supreme: es la
que se recolecta primero, se encuentra en el mercado desde agosto hasta
noviembre. Es de color verde con tonalidades rosadas y de forma globosa. Su
carne crujiente y jugosa es algo ácida y poco aromática.
Golden Delicious:
variedad de origen americano, una de las más cultivadas en todo el mundo. Su
piel es amarilla verdosa con pequeños puntos oscuros que se llaman lenticelas y
que son los órganos respiratorios de la fruta. Su forma es redonda y regular.
La carne es jugosa, crujiente, dulce y aromática.
Reineta gris del
Canadá: variedad francesa de gran tamaño y forma achatada. Su piel es gruesa y
rugosa, de color amarillo oxidado o grisáceo y su pulpa tiene aspecto viscoso,
es jugosa y con sabor azucarado, con un agradable punto ácido. En España, la
manzana reineta del Bierzo goza desde hace años de Denominación de Origen.
Macintosh: es una
fruta de tamaño mediano y forma redonda. El color de su piel está formado por
la combinación de dos tonos de rojo, o un rojo y un verde. Su crujiente y
jugosa pulpa resulta ligeramente ácida.
Cómo elegirlas y
conservarlas
A la hora de elegir
las manzanas, se deben desechar aquellas con golpes, pudrición, arrugas, puntos
blandos, máculas o manchas, si bien las que tienen algunas máculas más o menos
oscuras o parezcan moteadas pueden estar perfectamente sanas. Estas motas
pueden estar extendidas por toda la piel y son una de las características de
algunas variedades, normalmente excelentes para su uso en la cocina.
La madurez de las
manzanas se puede comprobar asiéndolas por el centro y aplicándoles una ligera
presión, si la carne es firme o la piel sólo se arruga ligeramente, la manzana
está en su mejor punto de sazón. La pulpa siempre debe ser firme, aromática y
no debe resultar harinosa.
Una vez en el hogar,
si los frutos están sanos se conservan en perfecto estado durante días a
temperatura ambiente. Existen variedades cuya fuerza vital se agota después de
1 ó 2 semanas, mientras que otras resisten durante 6 meses o más.
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