Hasta el siglo XX, la
pintura se apoya, casi invariablemente, en el arte del dibujo. En occidente, la
pintura al fresco, que alcanzó su mayor grado de desarrollo a finales de la
edad media y durante el renacimiento, se basa en la aplicación de pintura sobre
yeso fresco o seco. Otra variedad antigua es la pintura al temple, que consiste
en aplicar pigmentos en polvo mezclados con yema de huevo sobre una superficie
preparada, que suele ser un lienzo sobre tabla. Durante el renacimiento, la
pintura al óleo vino a ocupar el lugar del fresco y del temple;
tradicionalmente se pensaba que esta técnica había sido desarrollada a finales
de la edad media por los hermanos flamencos Jan van Eyck y Hubert van Eyck,
pero en la actualidad se cree que fue inventada mucho antes.
Otras técnicas de
pintura son el esmalte, la encáustica, el gouache, la grisalla y la acuarela.
En los últimos años se ha extendido el uso de las pinturas acrílicas, con base
de agua, de rápido secado y que no se oscurecen con el paso del tiempo. En el
renacimiento, la pintura al fresco en muros y techos cedió el paso a la pintura
de caballete al óleo, pero se reactualizó en el siglo XX con las obras de los
muralistas mexicanos. El realismo y el simbolismo, la contención clásica y la
pasión romántica, se han ido alternando a lo largo de la historia de la
pintura, revelando afinidades e influencias significativas.
Las pinturas más
antiguas que se conocen fueron realizadas en las paredes de las cuevas que
servían de abrigo a la especie humana hace treinta mil años, durante el periodo
paleolítico. Hay muestras del arte paleolítico en emplazamientos de Europa
occidental, del África sahariana y del sur, y en Australia.
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Tailors (Charles Mertens)
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