sábado, 4 de marzo de 2017

PRÁCTICA SEMANAL - PEREGRINOS DE LA FE

La práctica tiene 3 partes, las primeras dos partes hágalas en su tiempo de oración leyendo la Biblia (Dios hablándome a mi) junto a una oración a través de la Oración Auditiva cada día (yo hablándole a Dios), de esta forma la comunicación es en dos vías.

I parte de la práctica semanal - Palabra de Dios

Iniciamos con el cuaderno espiritual en mano, y hay que seguir 3 pasos:


a) Silenciarse

b) Pedir al espíritu santo su presencia y
c) Leer la biblia y ver lo que Dios me dice a mí

Textos Bíblicos de la semana 3 (uno diario)


Día 1 de la práctica semanal - Palabra de Dios

Hebreos 11 (1-40) (es la historia de la fe)

(1) Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. 

(2) Gracias a ella fueron aprobados los antiguos.
(3) Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve.
(4) Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía.
(5) Por la fe Henoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. 
(6) En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.
(7) Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe.
(8) Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. 
(9) Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, 
(10) porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor.
(11)Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. 
(12) Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar.
(13) Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. 
(14) Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. 
(15) Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. 
(16) Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad.
(17) Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, 
(18) a pesar de que Dios le había dicho: «Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac».
(19) Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos.
(20) Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro.
(21) Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón.
(22) Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales.
(23) Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey.
(24) Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. 
(25) Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. 
(26) Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. 
(27) Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. 
(28) Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel.
(29) Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero, cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron.
(30) Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor.
(31) Por la fe la prostituta Rajab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías.
(32) ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, 
(33) los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, 
(34) apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. 
(35) Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. 
(36) Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. 
(37) Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. 
(38) ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas.
(39) Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. 
(40) Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor.

Dios me dice a mi, a través de Hebreos 11, que la fe debe nacer desde lo mas profundo de mi ser para que las obras tengan un fundamento, así como ha ocurrido a tantos otros ya mencionados, que han sido ejemplo de constancia al permanecer inamovibles en su ideal y en algunos casos, hasta maltratados, ajusticiados, criticados y sentenciados por el solo hecho de creer y promover la fe.



Día 2 de la práctica semanal - Palabra de Dios

Mateo 8 (5-13)

(5) Al entrar Jesús en Capernaúm, se le acercó un centurión pidiendo ayuda.

(6) ―Señor, mi siervo está postrado en casa con parálisis, y sufre terriblemente.
(7) ―Iré a sanarlo —respondió Jesús.
(8) ―Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. 
(9) Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.
(10) Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: ―Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe. 
(11) Les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente, y participarán en el banquete con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. 
(12) Pero a los súbditos del reino se les echará afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
(13) Luego Jesús le dijo al centurión: ―¡Ve! Todo se hará tal como creíste. Y en esa misma hora aquel siervo quedó sano.


Dios me dice a mi, a través de Mateo 8 (5-13) que nosotros mismos somos voceros de la fe, cuando simplemente con un acto de caridad por los demás, hacemos algo que lo beneficie, suplamos su necesidad o compartamos nuestro sentimiento con los mas necesitados. Así mismo, seremos cubierto por esa inmensa sabiduría para poder actuar hasta lograr lo deseado, aunque debemos permanecer buscando continuamente la recompensa prometida de la vida eterna.



Día 3 de la práctica semanal - Palabra de Dios

Salmo 90 (Lectura rezada, como se explicó en la semana 1)
Oración de Moisés, hombre de Dios.

(1) Señor, tú has sido nuestro refugio generación tras generación.

(2) Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios.
(3) Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, cuando dices: «¡Vuélvanse al polvo, mortales!»
(4) Mil años, para ti, son como el día de ayer, que ya pasó;
son como unas cuantas horas de la noche.
(5) Arrasas a los mortales. Son como un sueño. Nacen por la mañana, como la hierba 
(6) que al amanecer brota lozana y por la noche ya está marchita y seca.
(7) Tu ira en verdad nos consume, tu indignación nos aterra.
(8) Ante ti has puesto nuestras iniquidades; a la luz de tu presencia, nuestros pecados secretos.
(9) Por causa de tu ira se nos va la vida entera; se esfuman nuestros años como un suspiro.
(10) Algunos llegamos hasta los setenta años, quizás alcancemos hasta los ochenta, si las fuerzas nos acompañan. Tantos años de vida, sin embargo, solo traen pesadas cargas y calamidades: pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros.
(11) ¿Quién puede comprender el furor de tu enojo? ¡Tu ira es tan grande como el temor que se te debe!
(12) Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.
(13) ¿Cuándo, Señor, te volverás hacia nosotros? ¡Compadécete ya de tus siervos!
(14) Sácianos de tu amor por la mañana y toda nuestra vida cantaremos de alegría.
(15) Días y años nos has afligido, nos has hecho sufrir; ¡devuélvenos ahora ese tiempo en alegría!
(16) ¡Sean manifiestas tus obras a tus siervos, y tu esplendor a sus descendientes!
(17) Que el favor del Señor nuestro Dios esté sobre nosotros. Confirma en nosotros la obra de nuestras manos; sí, confirma la obra de nuestras manos.


Dios me dice a mi, en el Salmo 90 (12-15), con la lectura rezada en el siguiente párrafo:

(12) Enséñanos a contar bien nuestros días, 
para que nuestro corazón adquiera sabiduría.
(13) ¿Cuándo, Señor, te volverás hacia nosotros? 
¡Compadécete ya de tus siervos!
(14) Sácianos de tu amor por la mañana y 
toda nuestra vida cantaremos de alegría.
(15) Días y años nos has afligido, nos has hecho sufrir; 
¡devuélvenos ahora ese tiempo en alegría!

Que con el paso de los años he adquirido en el camino de la vida, muchas cargas inútiles, problemas y conflictos buscados sin necesidad, conocimientos sin sentido de pertenencia o de beneficio común, rencores, tristezas y amarguras que solo han provocado llanto y dolor en mi corazón. 

Pido a Dios cada día que me permita conocer por medio de sus enseñanzas, la sabiduría para comprender y llenar de alegría mi corazón, porque solo así, estoy aumentando mi fe para que cada nuevo momento de mi vida tenga el color de la alegría. Cuando digo traer sabiduría al corazón es confiar y practicar la Palabra de Dios, es tratar por todos los medios posibles de agradar a Dios, porque cuando a nuestro corazón traemos esta sabiduría, no tenemos que preocuparnos por los años que vengan, ni por todas las dificultades que implica el volvernos adultos, pues cada año vivido será una año del cual Dios se sentirá orgulloso de nosotros.

“(12) Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría”. Estas palabras de Moisés, fueron meditadas cerca de cumplir sus ochenta años en medio del desierto, al ver que sus sueños, anhelos y esperanzas iban muriendo juntamente con él y realmente Moisés comenzaría  a vivir y  a escribir su historia delante de Dios, recién a sus ochenta años, cuando Dios se le revelaría  desde aquella zarza ardiendo en medio del desierto, y sería llamado a la gloriosa misión de rescatar a su pueblo de la esclavitud de Egipto, y  guiarlos por cuarenta años a través del desierto a la conquista de la Tierra Prometida por Dios a Abraham y a su descendencia, lugar donde Dios los establecerá como testimonio para todas las naciones.


La manera en que los hombres cuentas sus días sobre esta tierra, son distintos a como Dios los cuenta desde el cielo. Nuestra historia terrenal, nuestros  planes, proyectos y sueños cumplidos o no cumplidos, pudiesen ser significativos a los ojos humanos, pero intrascendentes a los ojos de Dios.


Podrás  ser un profesional exitoso,  un empresario próspero y emprendedor, haber alcanzado numerosas metas y logros en el reconocimiento humano, pero delante de Dios estar muerto y sin historia para Él, y con tristeza, y vergüenza, por no tener ya otra oportunidad,  te presentarás delante del tribunal de Cristo  desnudo, y sin ningún haber  como fruto de la multiforme gracia concedida por tu creador para tu desarrollo, y servicio a Él en tu paso terrenal.



Día 4 de la práctica semanal - Palabra de Dios

Romanos 16 (25-27)

(25-26) El Dios eterno ocultó su misterio durante largos siglos, pero ahora lo ha revelado por medio de los escritos proféticos, según su propio mandato, para que todas las naciones obedezcan a la fe. ¡Al que puede fortalecerlos a ustedes conforme a mi evangelio y a la predicación acerca de Jesucristo, 

(27) al único sabio Dios, sea la gloria para siempre por medio de Jesucristo! Amén.

Dios me dice a mi, en Romanos 16 (25-27), que ahora que ya conozco la palabra de Dios, debo obedecer y cumplir fielmente lo que me ha revelado para que mi fe permanezca, convirtiéndome en multiplicador de su evangelio como lo hizo Jesús.



Día 5 de la práctica semanal - Palabra de Dios

Hechos 16 (29–34)

(29) El carcelero pidió luz, entró precipitadamente y se echó temblando a los pies de Pablo y de Silas. 

(30) Luego los sacó y les preguntó: ―Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?
(31) ―Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron.
(32) Luego les expusieron la palabra de Dios a él y a todos los demás que estaban en su casa. 
(33) A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas; en seguida fueron bautizados él y toda su familia. 
(34) El carcelero los llevó a su casa, les sirvió comida y se alegró mucho junto con toda su familia por haber creído en Dios.
(35) Al amanecer, los magistrados mandaron a unos guardias al carcelero con esta orden: «Suelta a esos hombres». 
(36) El carcelero, entonces, le informó a Pablo: ―Los magistrados han ordenado que los suelte. Así que pueden irse. Vayan en paz.
(37) Pero Pablo respondió a los guardias: ―¿Cómo? A nosotros, que somos ciudadanos romanos, que nos han azotado públicamente y sin proceso alguno, y nos han echado en la cárcel, ¿ahora quieren expulsarnos a escondidas? ¡Nada de eso! Que vengan ellos personalmente a escoltarnos hasta la salida.
(38) Los guardias comunicaron la respuesta a los magistrados. Estos se asustaron cuando oyeron que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos, 
(39) así que fueron a presentarles sus disculpas. Los escoltaron desde la cárcel, pidiéndoles que se fueran de la ciudad. 
(40) Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a la casa de Lidia, donde se vieron con los hermanos y los animaron. Después se fueron.


Dios me dice a mi, en Hechos 16 (29 - 34) que hay momentos de arrepentimiento en la vida por todos los actos indebidos o por las acciones incorrectas que hemos realizado, pero que basta un acto de fe como el bautizo para limpiar nuestros pecados y comenzar de nuevo nuestro peregrinar haciendo del bienestar por los demás, una tarea nuestra.




Día 6 de la práctica semanal - Palabra de Dios

Marcos 5 (22-36)

(22) Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se arrojó a sus pies, 

(23) suplicándole con insistencia: ―Mi hijita se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva.
(24) Jesús se fue con él, y lo seguía una gran multitud, la cual lo apretujaba. 
(25) Había entre la gente una mujer que hacía doce años padecía de hemorragias. 
(26) Había sufrido mucho a manos de varios médicos, y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera servido de nada, pues en vez de mejorar, iba de mal en peor. (27) Cuando oyó hablar de Jesús, se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto. 
(28) Pensaba: «Si logro tocar siquiera su ropa, quedaré sana». 
(29) Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado libre de esa aflicción.
(30) Al momento también Jesús se dio cuenta de que de él había salido poder, así que se volvió hacia la gente y preguntó: ―¿Quién me ha tocado la ropa?
(31) ―Ves que te apretuja la gente —le contestaron sus discípulos—, y aun así preguntas: “¿Quién me ha tocado?”
(32) Pero Jesús seguía mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho. 
(33) La mujer, sabiendo lo que le había sucedido, se acercó temblando de miedo y, arrojándose a sus pies, le confesó toda la verdad.
(34) ―¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.
(35) Todavía estaba hablando Jesús cuando llegaron unos hombres de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle: ―Tu hija ha muerto. ¿Para qué sigues molestando al Maestro?
(36) Sin hacer caso de la noticia, Jesús le dijo al jefe de la sinagoga: ―No tengas miedo; cree nada más.
(37) No dejó que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo. 
(38) Cuando llegaron a la casa del jefe de la sinagoga, Jesús notó el alboroto, y que la gente lloraba y daba grandes alaridos. 
(39) Entró y les dijo: ―¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta, sino dormida.
(40) Entonces empezaron a burlarse de él, pero él los sacó a todos, tomó consigo al padre y a la madre de la niña y a los discípulos que estaban con él, y entró adonde estaba la niña. 
(41) La tomó de la mano y le dijo: ―Talita cum (que significa: Niña, a ti te digo ¡levántate!).
(42) La niña, que tenía doce años, se levantó en seguida y comenzó a andar. Ante este hecho todos se llenaron de asombro. 
(43) Él dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de lo ocurrido, y les mandó que le dieran de comer a la niña.


Dios me dice a mi, en Marcos 5, (22- 36) que ante cualquier debilidad, padecimiento y sufrimiento, debe primar la fe para que se cumplan nuestros deseos, debo estar seguro que todo eso que quiero y anhelo es posible, solo si creo en mis capacidades para poder alcanzar el objetivo final.



Día 7 de la práctica semanal - Palabra de Dios

Salmo 84

(1) ¡Cuán hermosas son tus moradas, Señor Todopoderoso!

(2) Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos.
Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida.
(3) Señor Todopoderoso, rey mío y Dios mío, aun el gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su nido, para poner sus polluelos.
(4) Dichoso el que habita en tu templo, pues siempre te está alabando.
(5) Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas.
(6) Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle.
(7) Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas, y en Sión se presentan ante el Dios de dioses.
(8) Oye mi oración, Señor, Dios Todopoderoso; escúchame, Dios de Jacob.
(9) Oh Dios, escudo nuestro, pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos.
(10) Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos.
(11) El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha.
(12) Señor Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían!


Dios me dice a mi, en Salmo 84, que debo estar cerca de la bondad que Dios me brinda porque al confiar en Él, me concede el honor y la gloria por siempre.



II parte de la práctica semanal - Modalidad


Practicar intensivamente la Oración Auditiva diariamente después de leer cada texto bíblico, y de ser posible utilice expresiones de fe y confianza en Dios (puede utilizar una frase diferente cada día, o repetir la misma, como usted lo guste)


Primer día de oración auditiva 

“Dios mío, escucha mis súplicas”

Segundo día de oración auditiva 

"Dios me ama aún cuando me equivoco”.

Tercer día de oración auditiva 

“Amo al Señor mi Dios con todo mi corazón”

Cuarto día de oración auditiva 

“Dios me llama para revelar su amor”

Quinto día de oración auditiva 

"Dios comprende mi sufrimiento, como una madre comprende al hijo”

Sexto día de oración auditiva 

“Señor mío, Dios mío, todo poderoso”

Séptimo día de oración auditiva 

“Mi fe nace del encuentro con el Dios vivo”


III Parte de la práctica semanal - Vivencia


a) Dedicarse durante el día, toda la semana, a vivir en espíritu de fe; esto es, percibir la presencia y actuación de Dios en los acontecimientos, personas y cosas.


b) Dedicarse a mirar por dentro los acontecimientos, preguntándome: ¿qué hay detrás? ¿qué me dice el Señor a través de ellos? (porque no me muestra todo el panorama)


c) La Biblia demuestra que los hechos históricos en que Israel se vio envuelto fueron un signo sensible que ocultaba los planes y designios de Dios respecto de su Pueblo. Y sucedió que Dios condujo a su pueblo por medio de sucesos históricos que se dieron en la historia universal de su tiempo. Mientras sucedían los hechos, sin embargo, nadie sospechaba esos designios. Pero más tarde, mirando hacia atrás, se comprobó que Dios había expresado sus designios por medio de aquellos hechos.


d) Según esto, ¿Qué designios habría tenido o puede tener el Señor con ocasión de las dificultades que estoy pasando, en las incomprensiones que he tenido en el trabajo, en la crisis financiera de la familia? ¿Qué designio oculto podría haber de parte de la Providencia en esta situación política, en las grandes noticias generales del periódico o de la televisión? Repetiré con toda el alma, y muchas veces al día, el grito evangélico de fe: “Señor, yo creo, pero aumenta mi fe”


Cada vez que pedimos a Dios una virtud, él se presenta a nosotros dándonos oportunidades para practicar eso que le pedimos, es decir que si pedimos aumentos de fe, nos presentará situaciones difíciles en las que debemos tener fe.

Ante esto, debo decirles que no tengan miedo. Es muy bonito tener fe, y confiar en Dios siempre, a pesar de todo.
A veces es difícil, porque no queremos sufrir, no queremos ver caer nuestras seguridades, queremos ver la escalera completa antes de comenzar a subir, y queremos ver el suelo debajo de nuestros pies para saber que no caeremos al vacío. Si le piden fe a Dios, y sin importar lo que pase en sus vidas, les pido que confíen en Dios, porque él hará siempre … tiene una forma tan misteriosa de actuar, en donde no hay paso 1, 2 y 3 en orden cronológico. Confiar en Dios vale mucho la pena.

A propósito de como fortalecer la fe, comparto el trailer de esta película, con un mensaje bastante sencillo.


EL GRAN PEQUEÑO (THE LITTLE BOY)




Pepper Busbee es un niño de 8 años que vive junto a su familia en una pequeña ciudad en Estados Unidos. Todo el mundo le conoce como “”Little Boy”” debido a su baja estatura es rechazado y molestado por el resto de niños y su único amigo es su padre James, con el que cada día parece una aventura.


El mundo de Little Boy se derrumba cuando James es reclutado como soldado para ir a la Segunda Guerra Mundial. Inspirado por su héroe de cómic, Little Boy cree que puede lograr lo imposible: traer a su padre de vuelta a casa. Para tener éxito en su misión, debe hacerse amigo de la persona a quien más teme, un anciano japonés al que nadie en la ciudad le hablan porque representa la cara del enemigo.


Little Boy es una película familiar épica que te lleva en un viaje de valentía, humor y amor, a través de la más improbable de las amistades y la esperanza de un niño.


Como un cuadro de Norman Rockwell, describen los productores de la película a la pintoresca versión de la realidad que quisieron inventar en esta película, ubicada en un mítico pasado donde el paisaje moral se recuerda en trazos sencillos de blanco y negro. El mérito de Little Boy es que al contrario de otras cintas que se auto-denominan “faith-based” (basada en la promulgación del Cristianismo), es que por lo menos descubre la impostura de esta versión idílica de la vida en un pueblo estadounidense de los años 40’s y habla de algo menos perfecto: el maltrato a los japoneses radicados aquí durante la segunda guerra mundial. Little Boy por lo menos trata de ir más allá del dogma e ilustra con la ingenuidad de un niño de ocho años cómo aplicar en la vida lo que de otra manera se queda solo en clase de catecismo.


Little Boy está ubicada en el fícticio poblado de O’Hare en California justo después del ataque a Pearl Harbor que propició la entrada de Estados Unidos en la guerra. Como su nombre lo indica, Little Boy  se centra en un niño, cuya escasa estatura le vale la mofa de los otros niños del pueblo. Pero Pepper Flint (Jakob Salvati) tolera bien las burlas dado que tiene un solo, pero extraordinario, amigo: James Busbee, su papá (Michael Rapaport). Aquí la alegoría con padre-Dios queda más que establecida. El drama comienza cuando James se enlista en la guerra para “ir a matar japoneses” en las Filipinas. Pepper se queda desconsolado y trata de seguir el modelo de su hermano mayor, London (David Henrie), un adolescente violento y pandillero. A pesar de la buena influencia de su cariñosa mama (Emily Watson), Pepper acompaña a London una noche para vandalizar la casa de un japonés que vive en O’Hare y a quien todos repudian. La policía arresta a London y Pepper recibe una buena regañada del sacerdote local (Tom Wilkinson). El padre Oliver acoge a Pepper y le dice que si quiere que su papá vuelva vivo tiene que practicar los valores cristianos y no solamente pedirle a Dios que se lo regrese. El sacerdote le da a Pepper una lista de obras de caridad que puede realizar para fortalecer su fe. La primera de ellas es acercarse al anciano japonés para pedirle perdón por lo que hizo y tratar de hacerse su amigo.


A través de la improbable relación entre el sabio anciano Hashimoto y el niño, la película establece un paralelismo entre las formas pequeñas y grandes en que opera la violencia y discriminación. Otro aspecto rescatable de Little Boy es que por lo menos Hashimoto, y no solo el padre Oliver, se nos muestra como un hombre espiritual y de gran compasión, cuya fe no proviene del mismo Dios cristiano, sino que de ninguna religión en particular. Dentro de su simpleza, la película logra algunos momentos conmovedores entre las dos vulnerables figuras del niño y el anciano.


Little Boy también va detrás del pueblo supuestamente idílico de colores pastel, para revelarnos el lado oscuro del sueño americano. En varias escenas vemos a Pepper abrevando en versiones de heroísmo fabricadas en la sala de cine de O’Hare que también muestran en sus noticieros lo que ocurre en la guerra. Así puede Pepper constatar que mientras su país luchaba contra el “mal” en el Pacifico, ejercía su propia versión en casa contra los japoneses a los que se internaba en campos de concentración. 


A lo mejor, Little Boy peca de ingenua, pero por lo menos trata de llevar su mensaje más allá del dogma, a uno que es realmente católico como era el sentido original de la palabra: universal, incluyente. Un valor que se podría aplicar a cualquier religión y no solamente al cristianismo, y que tiene que ver con la tolerancia, con el respeto a la dignidad del otro. 




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